Cuando a una paciente con dermatitis atópica severa le preguntaron qué era lo que más deseaba vivir si lograba controlar la enfermedad, ella respondió: “Poderme bañar con la luz encendida y mirar mi piel y aceptarla”.
Estas palabras las cita Catalina Beltrán, gerente médica del área de inmunología de Sanofi, para explicar cómo esta enfermedad de la piel puede afectar por completo la vida de quienes la padecen, desde problemas de autoestima y relaciones con otros, hasta otras enfermedades físicas y mentales, como depresión, ansiedad e intentos de suicidio.
Según la doctora Elizabeth García, jefe de la sección de alergología de la Fundación Santa Fe de Bogotá, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes e investigadora senior del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, la dermatitis atópica es un trastorno de la barrera cutánea. “Imaginémonos que la piel es como una muralla que nos separa del medio ambiente, una muralla viva que tiene encima lo que se llama el microbioma, es decir, las bacterias que nos cubren toda la piel. En la dermatitis atópica, la estructura de la barrera cutánea y el microbioma están alterados, por lo que se activa el proceso inflamatorio de las células que lleva a la presentación de la enfermedad”.
La dermatitis atópica puede ser leve, moderada o severa, y los síntomas son enrojecimiento de la piel, eccemas, la piel en escamas y prurito. La rasquiña es uno de los síntomas característicos y, como lo describe la doctora García, “es desesperante”. Según Beltrán, la piel duele y a veces sangra y supura.
La enfermedad se puede presentar en cualquier parte del cuerpo y en todas las edades, por lo general empieza desde que la persona es bebé y en ocasiones también aparece en la edad adulta.
García explica que es una enfermedad crónica, no tiene cura, pero sí es puede controlar. Existen tratamientos acordes con la severidad y la base de estos es la humectación de la piel.
Está asociada a otras enfermedades como asma, rinitis alérgica y alergias por alimentos, pero es importante precisar que no está ocasionada por una alergia. Las causas pueden ser genéticas y medioambientales.
De acuerdo con la doctora García, que participó en los estudios que se realizaron al respecto en el país en las 6 principales ciudades, en 1998 el 5 por ciento de la población colombiana presentaba la enfermedad y en 2010 este indicador aumentó hasta el 14 por ciento. De este porcentaje, el 5 por ciento de los casos son de dermatitis severa, dato muy relevante porque lo más complejo de la enfermedad para los pacientes es que les afecta totalmente su calidad de vida.
Es posible vivir bien
Catalina Beltrán explica que muchas veces los pacientes se acostumbran a vivir con la enfermedad, soportando los síntomas creyendo que es normal sentirse mal y no consultan a un experto. Estos pacientes suelen tener una desesperanza aprendida, es decir, creen es que ya no hay nada que puedan hacer y eso no es cierto. Como afirman las expertas, la dermatitis atópica sí se puede controlar.
Cuando esto no sucede, los pacientes pueden llevar vidas muy difíciles. Por un lado, la rasquiña no los deja dormir y la falta de sueño les impide rendir en sus actividades diarias y también pueden presentar otros síntomas asociados a la falta de sueño como ansiedad y depresión. Beltrán explica que el 70 por ciento de los pacientes puede presentar alteraciones del sueño.
Por la apariencia de la piel, las personas se aíslan, no quieren socializar, se pueden sentir mal en grupos o reuniones no solo porque su piel se ve mal, sino porque necesitan rascarse con frecuencia. También tienen dificultades para tener relaciones íntimas. En el caso de las mujeres, por ejemplo, explica Beltrán, puede afectarse la piel de los genitales y de los pezones. La doctora sostiene que en los pacientes con esta enfermedad la autoestima disminuye en un 36 por ciento.
En los niños y adolescentes es causa de matoneo escolar. Según Beltrán, este está por encima del 39 por ciento en los menores de edad que padecen la enfermedad. Además, los muchachos pueden tener ideas suicidas. Mientras la Ideación suicida de una adolescente sin dermatitis atópica es del 9 por ciento, con esta enfermedad puede aumentar al 23, 8 por ciento y al 83 por ciento de los adolescentes les afecta sus actividades diarias.
La enfermedad aparece por épocas y esto hace que, según las cifras que cita Beltrán, el 55 por ciento de los pacientes piense en cuándo será la próxima aparición y esto les genera estrés.
Por todas estas complicaciones, las doctoras Beltrán y García les recomiendan a los pacientes que busquen a un doctor para que los ayuden y aprendan a controlar la enfermedad para llevar una buena vida.