El desperdicio de alimentos es un problema global. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en la región de América Latina y el Caribe, se pierde el 11,6 por ciento de los alimentos después de la cosecha hasta la etapa de venta, equivalente a 220 millones de toneladas al año. Solo Colombia desperdicia unos 70 kilos de alimentos por persona al año, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Una de las coyunturas mundiales recientes que llamó la atención sobre esta problemática fue la pandemia, durante la cual un emprendimiento colombiano encontró la oportunidad para contribuir a su reducción en el país, con tecnología e innovación.
Históricamente son los bancos de alimentos, alrededor del mundo, los que han acudido a la industria para rescatar alimentos en calidad de donación. Eatcloud se sumó a este ecosistema para incorporar tecnología al proceso, y facilitar la trazabilidad y el control de la dinámica. Esto hizo posible que, de forma más eficiente, hoy se distribuyan alimentos en pequeños, medianos y grandes volúmenes, en cualquier parte del territorio.
Esta semana Jorge Correa, CEO y fundador de Eatcloud, se encuentra en Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos, pues su emprendimiento fue seleccionado como una de las iniciativas globales finalistas en la categoría de “Sistemas alimentarios urbanos sostenibles”, del Premio Internacional de Dubái de Mejores Prácticas para el Desarrollo Sostenible.
En el año 2022, Eatcloud ganó una convocatoria de Ruta N, la Alcaldía de Medellín y EPM para llevar tres startups de impacto a Expo Dubái. “Allí fue la primera vez que conocimos el territorio y empezamos a identificar oportunidades. Los países árabes tienen un gran apetito por ser los mejores del mundo en tema de sostenibilidad alimentaria y por aportar a sus comunidades empresariales las mejores prácticas en temas de gestión del desperdicio alimentario. A partir de esto nos inscribimos en una nueva convocatoria que lanzó DMCC (Dubai Commodities Centre), la zona franca más grande del mundo”.
DMCC seleccionó 15 startups de impacto entre las que se encuentra Eatcloud. Esto los llevó a regresar a Dubái a una nueva competición, y quedaron segundos. Hace unos meses Correa recibió un correo del Gobierno de esa ciudad invitándolos a presentarse en una convocatoria de mejores prácticas de desarrollo sostenible, en la cual quedaron como finalistas.
“Este reconocimiento nos inspira a seguir luchando por crear un impacto positivo en nuestra sociedad al reducir el desperdicio de alimentos, combatir el hambre y proteger el medio ambiente, y a contribuir al desarrollo de ciudades inteligentes, abundantes y éticas”, señaló Correa.
Innovación de exportación
Eatcloud creó un producto mínimo viable justo antes de la pandemia, que puso a prueba de la mano de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia, Abaco, y Grupo Éxito. “El piloto fue muy exitoso y promovió la fundación de la compañía en junio de 2020 para responder a la gran crisis alimentaria”, comentó Correa.
Han transcurrido un poco más de dos años, y la iniciativa ya tiene presencia en 230 ciudades y municipios de Colombia, ha distribuido más de 97 millones de platos de comida. “Adicionalmente, hemos mitigado las emisiones de más de 1.000 toneladas de CO2 y le hemos ahorrado a la industria de alimentos más de 36 millones de dólares”, precisó Correa.
Además de las estadísticas, el corazón de este ecosistema es su sentido humanitario: poder llegar a las comunidades y calmar el hambre. “Puedo contar muchas historias, pero quiero destacar la de las Hermanitas de la Pobres, que recogen personas de la tercera edad de las calles para calmar el hambre espiritual y el hambre física. Ellas fueron de las primeras fundaciones que se conectaron a Eatcloud, desde donde gestionan alimentos para cubrir las necesidades alimentarias y nutricionales de estos ancianos”.
Otra fundación conectada a Eatcloud son los Aguapaneleros de la Noche. A través de la plataforma han promovido campañas y entregado hasta 2.000 almuerzos en un día a personas en situación de vulnerabilidad. “Comunidades con problemas muy difíciles a los que les llegan con alimentos para iniciar procesos de transformación importantes”.
Por ejemplo, la Corporación Papá Vanegas, que trabaja con jóvenes en proceso de recuperación de la drogadicción, le aseguró a Correo que desde que se vinculó a la plataforma en la pandemia no volvió a tener que hacer mercados, porque ahora preparan alimentos con lo que se logra rescatar.
El CEO de Eatcloud explicó que cada vez más empresas han entendido la conveniencia de no tirar la comida a la basura, mientras contribuyen a la reducción del hambre en el país. Las compañías se están ahorrando un costo logístico importante, que incluye gasto de transporte, de almacenamiento y de disposición final de residuos. Además, están generando beneficios tributarios a partir de los certificados de donación.
Esta operación, en evolución en Colombia, le permitió a Eatcloud entender la dinámica de otros contextos y países, y de esta forma incursionar con su propuesta a México. Próximamente, estiman concretar su llegada a España. “Tenemos también sobre la mesa, pilotos en Estados Unidos, en Brasil y en otros territorios priorizados, con la meta de tener en muy poco tiempo una compañía global”.
Sin embargo, en lo inmediato, el plan es consolidar la operación en Colombia, conectar muchas más compañías de la industria alimentaria y poder sumar a los gobiernos locales a esta dinámica, que de manera articulada permita consolidar en el país un robusto ecosistema para luchar contra el hambre en los territorios.