Luego de casi dos años entre restricciones y cambios por la pandemia del covid-19, los ministerios de Salud y Educación establecieron que para 2022 el regreso a la presencialidad a las aulas de clase debía ser total, lo que implicaba no solo reforzar medidas de autocuidado y bioseguridad, sino realizar adaptaciones al proceso pedagógico de los colegios del país.
Según la Unesco, las escuelas se encuentran abiertas en 135 países del mundo. Señala, para esta nueva etapa, la importancia del apoyo a profesores, directivos, personal de los colegios e incluso a padres de familia para que puedan identificar y gestionar las nuevas necesidades psicosociales en los estudiantes. En Colombia, el llamado del Ministerio de Educación es hallar herramientas que permitan ajustar el sistema educativo en planeación, valoración, evaluación e implementación de estrategias curriculares.
Así lo asumió el colegio San Mateo Apóstol, en Bogotá, que designó el 2022 como el ‘Año de la resiliencia’. “Lo instituimos con el propósito de enfocar nuestras actividades escolares hacia la reflexión y promoción de la vivencia de este valor, que se construye a lo largo de la vida y que es fundamental y relevante en los tiempos que corren”, dice su rectora, Luz Helena Aljure.
Para apoyar a los niños, las niñas y los jóvenes que recibieron mayor impacto por la virtualidad o por situaciones familiares derivadas de la pandemia, el colegio diseñó nuevas estrategias de soporte desde lo académico y desde la salud, tanto física como socioemocional, mediadas por el ‘Learning Center’. Con el apoyo de orientadores, tutores y terapistas, la institución ha desarrollado un trabajo estrecho con las familias para recuperar el ritmo y afrontar los nuevos desafíos con herramientas, convicción y esperanza.
El ‘Learning Center’, agrega Aljure, presta apoyo en psicología, realiza tutorías en matemáticas, inglés y español e igualmente ofrece terapias de lenguaje y ocupacionales. Cuenta, además, con un área de primeros auxilios para atender temas de salud e higiene, y con la asesoría de una nutricionista.
Considerando que la educación es clave para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la presencialidad juega un papel esencial en el bienestar físico de los niños, las niñas y los jóvenes, así como en el aprendizaje de valores como la tolerancia, el compañerismo, el respeto y la solidaridad.
Aspectos convivenciales, académicos, culturales, deportivos, espirituales y formativos, agrega la rectora, se conjugan en el plan educativo y curricular del colegio San Mateo Apóstol. “Aquí no le dejamos espacio a la improvisación”, dice Aljure.
Para ella, el éxito del retorno a la presencialidad completa en el colegio San Mateo Apóstol se dio en el contexto normativo e institucional en tres aspectos: que el colegio cumplió con la normatividad dispuesta por el Ministerio de Educación −obtuvo la habilitación desde octubre de 2020−, que el Ministerio de Salud priorizó la vacunación a población infantil y profesores y, tercero, que la institución, al pertenecer a Inspired, red de más de 70 colegios en el mundo, se nutrió de sus buenas prácticas y experiencias, apoyándose en campañas pertinentes de comunicaciones dirigidas a su comunidad escolar con el lema DAR: Detectar, Aislar y Reportar.
Un Área de Convivencia y un capellán son claves para canalizar las situaciones de relacionamiento al interior de la comunidad, a través de la estrategia ‘Peacemakers’, donde un grupo de estudiantes capacitados en atención y resolución de conflictos apoya la convivencia en recreos y descansos, así como en sus propias aulas; un trabajo que se fundamenta no solo en ser conscientes del proceso, sino en construir relaciones sanas al interior de la institución.
Los procesos de enseñanza van de la mano con la planificación proactiva y los protocolos. Para esto, Unicef recomienda, en el marco de la reapertura de escuelas y colegios, implementar medidas para recuperar en el menor tiempo posible el proceso de aprendizaje en los estudiantes.
Si bien la pandemia transformó las dinámicas del sector educativo, también trajo aprendizajes para la gestión escolar, concluye Aljure. “Los colegios de Colombia estamos comprometidos con el bienestar integral de nuestros estudiantes. Nosotros, en particular, hemos enfocado nuestro quehacer en contribuir a la formación de jóvenes con un sentido de vida desde la experiencia de los valores, el reconocimiento de sí mismos y de los demás, y en la acción para la transformación”.