En la última década, la construcción sostenible en Colombia se ha convertido en un pilar fundamental para el cumplimiento de las metas de desarrollo y cambio climático. Hoy el país cuenta con más de 900 proyectos en proceso de certificación en construcción sostenible, 255 certificados favorables de incentivos tributarios para el sector por gestión eficiente de la energía (que representa ahorros por 100.000 millones de pesos), una cadena de valor comprometida en la que el 63 por ciento de las empresas tienen un área de sostenibilidad, y un marco de política pública sólido que moviliza acciones en carbono neutralidad, eficiencia en agua y energía, residuos y circularidad, entre otros.
Los avances recientes en política pública demuestran que estas cifras seguirán creciendo de manera importante. En las conversaciones que se adelantaron el año pasado en la COP 27, en Sharm el-Sheij, Egipto, Colombia ratificó su compromiso con la mitigación y adaptación y dejó en evidencia que el entorno construido en el país sigue cobrando protagonismo como una importante solución climática.
En el país, cuando se integra el concepto de ciclo de vida completo, es decir, los procesos de extracción y fabricación de materiales, la construcción, operación y la deconstrucción, las emisiones del sector son comparables con las emisiones de la industria nacional. Con el crecimiento proyectado de la población, si no se toman las acciones propuestas se espera que las emisiones del sector pasen de 18.9 Mton de CO2eq en 2020 a 32.6 Mton CO2eq en 2050.
Para hacerle frente a este reto, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en un trabajo conjunto con el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), lanzó en junio de 2022 la Hoja de Ruta Nacional de Edificaciones Neto Cero Carbono. Es un marco de referencia que sintetiza las metas y acciones transformadoras que deben implementarse desde el sector de la edificación de manera escalonada desde ahora hasta 2050 para lograr la carbono neutralidad. Además de incluir aspectos del bienestar de las personas, también es la primera a nivel internacional en abordar la necesidad de reducir la informalidad e integrar la equidad.
En el desarrollo de esta hoja de ruta, como sector nos hemos propuesto metas ambiciosas que podremos alcanzar solo si todos los que hacemos parte de la cadena de valor de la construcción continuamos realizando un trabajo colaborativo y alineado con el Gobierno nacional, los gobiernos locales, la academia y la sociedad civil. Estamos convencidos de que tenemos la suficiencia para aportar al país a través de la transformación del entorno, ubicando como prioridad el bienestar y la equidad social, con proyectos que prioricen a las personas y su calidad de vida, que sean altamente eficientes, con materiales bajos en carbono y fuentes no convencionales de energía renovable, que además integren la resiliencia y adaptación como aspectos fundamentales.
*Directora ejecutiva del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible.