Cuando María Clara Ramírez, propietaria de una microempresa de productos de aseo en Manizales, notó que uno de sus clientes tenía problemas para realizar los pagos de los pedidos, creyó que con el paso de los días la situación se resolvería. Sin embargo, el dinero nunca llegó, porque su cliente, además de verse forzado a reducir sus operaciones por la pandemia, finalmente cerró sus puertas, dejando pendientes todas sus deudas.
“Cuando creí que ese sería el único caso y que de cierta forma estaba teniendo suerte con mis demás clientes, otros me empezaron a quedar mal, y, aunque algunos solo se retrasaron unas semanas con los pagos, otros definitivamente no pagaron. Eso lo viví el año pasado, en plena pandemia, cuando más flujo de caja necesitaba”, asegura esta empresaria.
Como María Clara, en Colombia son miles los empresarios que vieron afectadas su liquidez, rentabilidad y, en términos generales, estabilidad económica por los impagos de los clientes.
Ante este panorama, y en medio de una coyuntura como la actual en la que las pequeñas empresas son las más afectadas, contar con un seguro de crédito es, más que un gasto, una inversión.
Las ventajas de un seguro de crédito
Cuando una empresa vende a crédito, siempre existe un riesgo de impago, ya sea porque su cliente tiene dificultades económicas o porque, simplemente, este no es responsable con sus deudas. Pero, más allá de las posibles razones, hoy por hoy en el mercado existen herramientas diseñadas específicamente para que, si se llegan a presentar estos casos, la compañía no se vea perjudicada.
Justamente, una de esas herramientas son los seguros de crédito. Además de ofrecer una protección a quien los contrata en caso de presentarse impagos, sirven para analizar el mercado y el comportamiento de los clientes.
Más allá de la cobertura de los seguros de crédito, estos productos ofrecen valores agregados, como asesoría y consultoría para consolidar el crecimiento de los negocios.
Según Laura Giraldo, directora comercial y de marketing de Solunion Colombia, poco a poco las pymes han interiorizado la necesidad de proteger sus cuentas por cobrar; “ello por los riesgos inherentes que tiene cualquier operación comercial que conlleva algunos añadidos, como el desconocimiento de las prácticas habituales del mercado al que nos dirigimos: el contexto económico, comercial y legal, o sus comportamientos de pago, entre otros, que hay que tener en cuenta de forma especial cuando las ventas se realizan a crédito”, explica.
La Póliza Py
Precisamente, hablando de seguros de crédito, Solunion desarrolló la Póliza Py, un producto que se adapta a las necesidades de las pymes. Este seguro les aporta autonomía para gestionar sus ventas, y las ayuda a minimizar el riesgo de impago de forma ágil y sencilla.
De esta manera, la Póliza Py posibilita la prospección de mercados, sectores y empresas; hace un seguimiento constante que les permite a las compañías contar con información actualizada, y conocer la capacidad de solvencia y la evolución de su cartera de clientes.
La cobertura del siniestro es importante, “pero en estos tiempos de incertidumbre y volatilidad, la prevención es la clave, por lo que una correcta gestión del riesgo comercial puede evitar muchos dolores de cabeza”, indica Laura Giraldo.
En resumen, la Póliza Py cubre el riesgo de impago y reduce el riesgo financiero, ayuda a cerrar nuevos contratos comerciales con mayor facilidad y favorece la negociación con los bancos.
Hoy, ninguna empresa está exenta de sufrir impagos. Por eso, es vital contar con el apoyo de productos como los seguros de crédito para estar realmente protegidos.