Recientemente la compañía colombiana incursionó en una nueva categoría con productos de origen vegetal respondiendo a su propósito de nutrir un mundo más sostenible para darle sabor a la vida y apalancándose en la innovación para robustecer su portafolio, al tiempo que atiende las demandas y exigencias actuales de los consumidores.

La nuez del marañón es la base de esta nueva línea de productos creada para dos bebidas y tres sabores de griego cuchareable (no se le puede llamar yogurt porque no es lácteo). Este fruto seco es rico en proteína y de alto valor nutricional. Además de su contenido proteico, el marañón es fuente de energía y contiene nutrientes esenciales como hierro, zinc, fósforo y magnesio, así como vitaminas del complejo B.

Los productos de origen vegetal van en línea con la apuesta de la compañía de brindar alternativas para los diferentes tipos de consumidores y con este nuevo desarrollo Alpina completa una oferta de más de 600 referencias.

Impulso al campo

Alpina selló una alianza con KardiaNuts para fomentar el cultivo sostenible del marañón por medio de una producción agrícola rural, responsable e incluyente. La iniciativa busca impactar a más de 100 familias campesinas del Vichada, facilitándoles acceso a capital, asistencia técnica y la posibilidad de ser competitivas en el mercado.

Finalizando este año, el objetivo es sembrar 100 hectáreas con 12.500 árboles de marañón. La apuesta para 2025 es llegar a las 500 hectáreas cultivadas, no sólo para proveer a Alpina de materia prima, sino para impulsar la exportación del producto.

“Con nuestra línea de origen vegetal, desde Alpina reafirmamos nuestro compromiso con la sostenibilidad y el desarrollo integral del campo colombiano, fomentando oportunidades que impacten positivamente a los agricultores del país, respetando los recursos naturales y al medioambiente”, resalta Cristina de la Vega, directora ejecutiva de Alpina.

Como lo menciona de la Vega, esta iniciativa también tiene un impacto ambiental positivo, ya que la siembra del árbol de marañón, una especie endémica del Vichada, a diferencia de otras como el almendro, fomentará la restauración y preservación del ecosistema local. El cultivo apoya la rehabilitación de los suelos degradados y es un incentivo para erradicar las quemas de praderas que históricamente han afectado a esta zona del país. Además, cada árbol tiene la capacidad de absorber aproximadamente 2 toneladas de CO2 al año y no requiere de fuentes adicionales de agua.