Después de dedicar la mayor parte de su vida al marketing y las relaciones comerciales, María Paula Cano tuvo la oportunidad de cambiar el rumbo y ponerle el corazón a transformar la vida de las mujeres productoras del campo en Colombia. PepsiCo le dio esa posibilidad y hoy, orgullosa, habla de los resultados.
¿Cómo ha sido la historia de la compañía en Colombia?
MARÍA PAULA CANO: Esta compañía agroindustrial de alimentos y bebidas llegó al país en 1947 de la mano de Postobón y hacia 1995 comenzó a hacer una serie de adquisiciones. La más grande fue en el año 2000, con Papas Margarita® y la ampliación del portafolio de alimentos. Actualmente tenemos alrededor de 3.800 empleados y dos plantas de producción, una en Funza, Cundinamarca, y otra que inauguramos hace poco en Guarne, Antioquia. Somos una compañía global, pero actuamos como una local. Esto quiere decir que compramos nuestra materia prima en Colombia: productos agrícolas como plátano, papa y maíz. De papa son alrededor de 100.000 toneladas anuales y de plátano 24.000, entonces el impacto en el campo es bastante grande.
Además de comprar sus productos, ¿cómo ha sido la relación con los productores agrícolas?
M.P.C.: Venimos trabajando en diferentes iniciativas desde lo social porque el 80 por ciento de los cultivadores de papa son pequeños agricultores y tienen menos de tres hectáreas. Con la Fundación PepsiCo se fortalecen los modelos asociativos. También trabajamos decididamente para que las mujeres entren en esos modelos de asociatividad y producción.
¿Cómo llegó a PepsiCo?
M.P.C.: Ya voy a cumplir 12 años. Ingresé a la compañía por el área de Marketing, en la que estuve durante cuatro años. Y siempre voy a estar muy agradecida porque PepsiCo me permitió hacer un cambio profesional, y pasar del área comercial a un tema que me apasionaba: trabajar por las personas del campo.
¿Cuáles han sido los momentos más desafiantes?
M.P.C.: Hay muchos desafíos porque los consumidores y las tendencias son muy cambiantes, entonces como compañía nos hemos tenido que transformar permanentemente. A nivel personal, el cambio de carrera me retó a aprender cosas diferentes, a conectar con otras personas e, incluso, influyó en mis capacidades.
¿Por qué PepsiCo decidió apostarle a Colombia a pesar de todas las dificultades que ha vivido el país?
M.P.C.: Colombia tiene un potencial muy grande. Está en una zona geográfica clave de América Latina, es el tercer país más importante de la región después de Brasil y México, y lo vemos como un territorio estratégico. De hecho, hicimos una inversión de alrededor de 158 millones de dólares en la construcción de la planta de Guarne y en la modernización y ampliación de la planta de Funza. Es una apuesta enorme, porque las corporaciones como esta pueden tomar la decisión de poner sus operaciones en muchos lugares.
¿Qué tanto ha cambiado la relación de los consumidores colombianos con sus marcas?
M.P.C.: Nuestras marcas tienen un vínculo emocional muy fuerte con el consumidor, los colombianos las sienten como propias, ya que los han acompañado durante las últimas décadas. Un ejemplo claro es Papas Margarita®, que en otros países se conoce como Lay´s, marca a la que en Colombia no quisimos cambiarle el nombre por su tradición.
¿Cuáles son las ventajas competitivas que hoy tiene PepsiCo frente a sus competidores?
M.P.C.: Nos enfocamos en trabajar por un mejor sistema alimentario y por eso estamos cambiando la forma en que obtenemos nuestros ingredientes, fabricamos y vendemos nuestros productos y cómo inspiramos a los consumidores a través de nuestras marcas. Lo anterior está alineado con PepsiCo Positive (pep+), la agenda estratégica que guía nuestra operación a nivel global y que tiene a la sostenibilidad y al capital humano como eje central de nuestras acciones, a través de tres pilares: agricultura positiva, cadena de valor positiva y elecciones positivas.
¿Qué legado le gustaría dejar?
M.P.C.: Quiero dejar un aporte al trabajo con las mujeres. Las necesidades son muchas, pero también muy diferentes. En mi caso, le he querido apostar a las mujeres del campo porque las brechas son grandes. Por ejemplo, la tenencia de tierra para ellas es muy baja, los salarios entre hombres y mujeres todavía son muy diferentes, y en el trabajo con las asociaciones me he dado cuenta de que muchas llegaron hasta tercero de primaria y no pudieron acceder a más educación para poder hacer de estos modelos asociativos un negocio sostenible y rentable. Entonces quisiera aportar para que puedan tener una mejor calidad de vida junto con sus familias y las comunidades que las rodean.
*Contenido elaborado con apoyo de PepsiCo en Colombia.
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