“Transformamos entornos y empoderamos comunidades, cumpliendo sueños”. Estas frases salen de los labios de un hombre apasionado, de esos que convierten las oportunidades en realidades. Se trata de Roberto Moreno, CEO del Grupo Amarilo y responsable de haber llevado esta empresa de finca raíz a la cima.

Se formó en Estados Unidos, al lado de su madre, en una compañía de comercialización de finca raíz, en la que como una esponja absorbió grandes conocimientos. Fue en 1992 cuando se dejó ganar por la nostalgia y decidió regresar a Colombia con el objetivo de fundar su propia empresa. Lo hizo con dos personas que, como él, nacieron para la construcción: Enrique Mazuera Arango y Alberto Mazuera Arango, sobrinos de Fernando Mazuera.

“Le vendí una casa a Enrique en los años 80 y nos volvimos muy amigos. Él volvió a Colombia en 1991 y me dijo, ‘cuando usted piense regresar al país, llámeme’. Y cuando lo hice me comentó que lo estaba haciendo en el momento perfecto, porque justo estaba estructurando un proyecto con otros socios en terrenos del antiguo Banco Central Hipotecario, al lado del Parque El Tunal, para desarrollar allí un gran proyecto de Vivienda de Interés Social (VIS). Así nació Inmobiliaria Mazuera, que posteriormente se llamó Amarilo, un nombre abstracto ideado por Juan Gallo, experto en imagen corporativa. “Si ustedes quieren ser diferentes deben irse por algo corto, abstracto y de fácil recordación. Piensen que gran parte de la bandera es amarilla, el sol es amarillo y es un color alegre y que denota esperanza, pero además en la publicidad exterior es el que más resalta”, recordó que le dijo Gallo en su momento.

No se equivocó, pues Amarilo es una de las empresas más reconocidas en el país, lo que le permite a Roberto Moreno hablar con propiedad del sector. “Llevo 44 años en el sector, y durante este tiempo he enfrentado seis crisis. Entre los años 70 y los 80 afrontamos subidas en las tasas de interés y la inflación. El esquema era que el constructor compraba un terreno, construía y después vendía, lo que funcionaba si había demanda. Pero una de las crisis que más nos enseñó fue la del 99, cuando se implementó en el mercado colombiano lo que ya se aplicaba en Estados Unidos: primero había que vender y luego construir, un modelo que Amarilo implementó desde su fundación. De ahí nacieron las fiducias, las preventas y los puntos de equilibrio”, detalló.

Roberto Moreno, presidente de Amarilo. | Foto: Guillermo Torres Reina

Le gusta contextualizar y por eso se devuelve en el tiempo para explicar la actualidad de la finca raíz. “Desde 2001, cuando Eduardo Pizano de Narváez fue ministro de Desarrollo, se comenzaron a trabajar, en conjunto con Camacol, las políticas de vivienda. Aparecieron algunos de los primeros incentivos para la reactivación del sector constructor: las cuentas AFC y la devolución del IVA para la VIS. Desde ese momento se empezó a construir una política de vivienda que se ha venido fortaleciendo. Nosotros hacemos honor a nuestro sector, construyendo sobre lo construido”.

También mencionó la pandemia. “Para operar trabajamos muy de la mano del sector público y privado, liderado por Camacol y el Gobierno, y a raíz de esto se implementaron todos los protocolos de bioseguridad, siendo uno de los primeros sectores en reactivarse. Todo se alineó a nuestro favor, pues después de la pandemia tuvimos tasas de interés históricamente bajas, al igual que la inflación. Además, al estar encerrados, muchas personas tuvieron la oportunidad de ahorrar, y eso llevó a que las familias buscaran mejorar sus condiciones de vida”.

El gran salto

Adicional a estas condiciones tan favorables, “el crecimiento del sector vino apalancado por el programa ‘Mi Casa Ya’, enfocado en vivienda VIP (vivienda de interés prioritario) y VIS (vivienda de interés social), cuyo ciclo es aproximadamente de 24 a 30 meses. Esto lo digo para explicar que lo que prevendimos en el 2021 y 2022 es lo que posteriormente se empezó a construir a finales de 2022 y principios de 2023. Por eso, todavía no se ha sentido tan profundamente la caída del empleo en el sector”.

Sin duda, “desde el año pasado empezamos a sentir el impacto de las circunstancias externas como el choque del transporte marítimo, el alza en los precios del acero y de los insumos de la construcción, lo que hizo que se dispararan los costos y subieran las tasas de interés y la inflación. Una familia que separó con anterioridad su vivienda con unas tasas de interés muy favorables, al momento de la entrega su capacidad de compra se vio reducida por la subida de las tasas, influyendo así en un incremento muy importante en los desistimientos”, advirtió.

A Roberto Moreno le gusta la palabra optimismo y por eso afirmó que “una cosa valiosa, si nos devolvemos a 2013 y 2014, es que las VIS eran el 40 por ciento, pero con el programa ‘Mi Casa Ya’ la torta se volteó, y entre el 2021 y el 2022 subió al 72 por ciento, algo que desde mi punto de vista es maravilloso porque estamos llegando a la población que antes no podía tener vivienda. Obviamente fuimos víctimas del éxito y desde ese momento, cada año se han requerido más subsidios de los presupuestados. Aplaudo las iniciativas locales de complementar la política de subsidios con asignaciones adicionales desde cada una de las alcaldías como es el caso de Barranquilla, Bogotá, Medellín y Cali, así como las cajas de compensación que han venido ofreciendo los suyos”. No obstante, se requiere con urgencia articular la política entre todos los actores del sector público y privado para reactivar el sector.

Panorama del sector

De acuerdo con Moreno, el apalancamiento de la vivienda se da por la confianza y las bajas tasas de interés. “Hoy los colombianos deben tener presente que la vivienda es y seguirá siendo una inversión segura y rentable a largo plazo. Al tener tasas de interés más bajas hay créditos hipotecarios más accesibles y pagos mensuales mas bajos. Es un buen momento para comprar vivienda, creo que ya tocamos fondo y mi consejo es que, si se tienen unos ahorros, se inviertan en finca raíz”, afirmó contundente.

Tambien mencionó que “esperamos que el 2024 sea el año de la reactivación del sector constructor. En general, se ve un escenario positivo frente a 2023, impulsado por una menor inflación, que genera la posibilidad de seguir disminuyendo las tasas de interés y, por ende, una mayor facilidad para lograr los cierres financieros”.

Sobre el presente de Amarilo, dijo que es la empresa del sector con las mayores ventas en el país. “El 63 por ciento de nuestras ventas es no VIS y 37 por ciento VIP y VIS. En las primeras tenemos proyectos muy exitosos. No estábamos en Medellín ni en el oriente antioqueño y dimos el paso. Hoy estamos en 18 ciudades y municipios de Colombia y decidimos crecer orgánicamente, por lo cual llegaremos a Pereira, la zona cafetera y Cali. Lo que hemos hecho es ofrecer proyectos bajo el concepto de ‘Ciudad dentro de la ciudad’, creando espacios en donde se tenga todo a la mano: vivienda, zonas verdes, parques, colegios y centros de salud. Con este modelo hemos llegado a municipios y ciudades como Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Madrid, Villavicencio, Ibagué, Ricaurte y Soledad (Atlántico), entre otros.

Roberto Moreno siempre llega a su oficina con una sonrisa, pensando “que nuestro trabajo está al servicio de los demás y el cliente es el corazón de lo que hacemos. Si una familia confía en Amarilo, tenemos una gran responsabilidad y debemos lograr superar sus expectativas. Trabajamos para que Amarilo sea su mejor opción”. Porque como decía su abuela, “tener vivienda no es una gran riqueza, pero no tenerla puede ser una gran pobreza”.

*Contenido elaborado con apoyo de Amarilo