Evidenciar el impacto social del programa para las familias, la economía y analizar los beneficios que este tipo de política ofrece al país, fueron algunos de los objetivos del panel realizado por Camacol B&C en el que participaron: Redy Alfonso López, director de desarrollo urbano del DNP; Julio Miguel Silva, consultor de la firma Economía Urbana; Camilo Congote, promotor inmobiliario; Sandra Forero, presidenta ejecutiva de Camacol y moderado por el director de Revista Dinero, Carlos Enrique Rodríguez.

Durante el panel, la presidenta de Camacol, Sandra Forero, recalcó que con este programa se han alcanzado inversiones de vivienda social equivalentes a 1,5 puntos porcentuales del PIB por año, es decir de alrededor de 15 billones de pesos. “Con esa inversión se ha podido generar demanda de insumos de toda la cadena de suministros del sector de la construcción, que representan el 54 por ciento del aparato productivo del país, lo que genera una demanda adicional de insumos del orden de unos 8 billones de pesos por año”, asegura Forero.

Los panelistas también resaltaron como alcances significativos de ‘Mi Casa Ya’:

1. Un cambio sustancial en la escala de producción de vivienda social en Colombia. Antes del programa ‘Mi Casa Ya’ no se superaban las 100.000 unidades de vivienda construidas; ahora la producción está en el orden de 170.000 unidades al año y la tendencia indica que seguirá creciendo”.

Julio Miguel Silva, consultor de la firma Economía Urbana; Camilo Congote, promotor inmobiliario; Redy Alfonso López, director de desarrollo urbano del DNP; Sandra Forero, presidenta ejecutiva de Camacol y Carlos Enrique Rodríguez, director de Revista Dinero. | Foto: Cortesía Camacol

2. El mercado de vivienda se ha ajustado a la estructura de ingresos de la población. Es así como gracias al programa hoy en día del total de las ventas de vivienda en el país, más del 70 por ciento corresponden a vivienda de interés social. Esto ha conllevado también a un aumento en el número de empresas que participan en la construcción de vivienda social. Antes del programa había 644 empresas en el país desarrollando al menos un proyecto de vivienda social mientras que hoy son 877 las empresas que construyen vivienda de interés social. Esto se traduce en más competencia en el mercado, mejor oferta y mejores precios para los compradores.

3. Se logró descentralizar la vivienda de interés social. En 2011, el 88 por ciento de la vivienda social se desarrollaba en las grandes ciudades. En 2021, los mercados intermedios y pequeños ya participan con el 43 por ciento del total del mercado de VIS. Gracias a esta evolución, ya se desembolsan subsidios producto del programa ‘Mi Casa Ya’ en cerca de 300 municipios.

4. Buena parte de las viviendas de interés social se están construyendo en los municipios colindantes con las ciudades capitales.

Desde el punto de vista de empleabilidad, este programa también ha hecho su debida contribución. Según el gremio, la construcción de cada vivienda de interés social genera 4,1 empleos: 1,7 de manera directa, y 2,4 de manera indirecta. Por lo tanto, para las ciudades o municipios aledaños que tienen usualmente tasas de desempleo o niveles de informalidad muy altos, el hecho de que lleguen proyectos inmobiliarios formales ayuda a la generación de empleo y a que haya una dinámica de crecimiento regional mucho más equilibrada con el resto del país.

“Los anuncios del Gobierno Nacional de garantizar los recursos para el Programa ‘Mi Casa Ya’ es la base para que los hogares compradores logren de manera efectiva el sueño de tener vivienda propia. En 2021 entre Bogotá y Cundinamarca se otorgaron más de 17.900 subsidios, un 24.2% del total asignado en el país, lo que es una gran noticia para el desarrollo de la VIS en la región. El sector de la construcción es uno de los principales motores de la economía y generador de bienestar. Estamos seguros que, estos buenos resultados no serían posibles sin el trabajo articulado entre el sector público y el privado por eso esperamos que la política de vivienda prevalezca y que los recursos del programa se aseguren para los próximos años”, dijo Alejandro Callejas, gerente de Camacol B&C.

Importancia de la continuidad

“El programa de ‘Mi Casa Ya’ es la culminación de una política de vivienda muy bien lograda y que es fruto de los últimos gobiernos. La concepción de esta política ha tomado mucho tiempo. Un programa de este tipo no sale de un día para otro; no es responsabilidad de una persona, de un solo gobierno o un autor”, así lo considera Camilo Congote, promotor de proyectos inmobiliarios y catedrático de la Universidad de los Andes y uno de los panelistas de la jornada.

En cuanto a su pertinencia, Congote considera que este programa ha logrado el principal objetivo de su concepción: ayudar a los hogares colombianos más necesitados a adquirir vivienda propia.

“Mirando los quintiles de ahorro de la población colombiana, lo que se ve es que las personas de los primeros quintiles no tienen capacidad de ahorro; entonces si no se les ayuda con el subsidio, no van a poder acceder a la vivienda”, señala.

Según Camacol, entre el 75 y 80 por ciento de la población colombiana tiene ingresos inferiores a cuatro salarios mínimos (requisito del programa), y la mayoría de las personas beneficiarias del programa ‘Mi Casa Ya’ ganan entre uno y dos salarios mínimos.

“Es importante que los gobiernos le dejen resuelto al siguiente lo concerniente a las partidas presupuestales, y es indispensable que, entre año y año fiscal, el Ministerio de Hacienda haga las apropiaciones a tiempo para que no haya baches”, afirma Congote.

En definitiva, es tan representativo y contundente el impacto de estos subsidios que, según Congote, el Gobierno no debería pensarlo dos veces para hacer las respectivas partidas con el fin de no interrumpir el programa. “Es un tema de política gubernamental para que los subsidios fluyan permanentemente”.

‘Mi Casa Ya’ es un programa del Gobierno nacional que brinda básicamente dos auxilios: el primero, un subsidio a la cuota inicial de vivienda de interés social urbana, y el segundo, un subsidio a la tasa de interés del crédito hisosecario durante los primeros siete años del crédito (4 puntos porcentuales para vivienda VIS, y 5 puntos porcentuales para vivienda VIP).

Su puesta en marcha, la cual inició en marzo de 2015, ha contribuido de forma relevante con la economía del país, y con grandes efectos positivos en materia de inversión e impacto social. Por esta razón, el programa ‘Mi Casa Ya’ fue uno de los principales temas abordados en la edición 56 de la Asamblea Anual de Afiliados de Camacol Bogotá & Cundinamarca.

Durante el panel, la presidenta de Camacol explicó que con 'Mi Casa Ya' se han alcanzado inversiones de vivienda social equivalentes a 1,5 puntos porcentuales del PIB por año. | Foto: Cortesía Camacol

Beneficios sociales de ‘Mi Casa Ya’

Los requisitos para acceder a las ayudas que brinda este programa evidencian precisamente el impacto que genera en las familias que pueden ser favorecidas: tener ingresos totales inferiores a 4 SMMLV, no ser propietarios de una vivienda y no haber sido beneficiarios de un subsidio familiar de vivienda.

Estas condiciones han tenido un efecto de focalización muy favorable. La mayor parte de subsidios se concentra en la población de menores ingresos; por encima del 65 por ciento de los subsidios se han otorgado a hogares que ganan menos de dos salarios mínimos mensuales.

Otros beneficios sociales que ha originado este programa los destaca un estudio desarrollado por la Universidad de los Andes, el cual comparó beneficiarios de ‘Mi Casa Ya’ con otro grupo similar no beneficiario. Algunos resultados muestran que los beneficiarios:

● Están 1,7 por ciento más cerca de colegios o centros educativos; es decir, les permite tener mayor acceso a la oferta social del Estado en materia educativa.

● Se encuentran 37 por ciento más cerca de parques, zonas verdes y espacios públicos de recreación.

● En materia de seguridad, tienen una tasa de hurto a residencias un 61 por ciento inferior; esto significa que el hecho de vivir en un entorno urbanístico formal genera menos condiciones de riesgo e inseguridad.

● Tienen un 87 por ciento menos acceso a sitios ilegales.

● Se garantiza el acceso a servicios de alcantarillado, Internet y recolección de basuras.