“Las enfermedades no transmisibles (ENT) le vienen segando la vida a decenas de millones de personas en el mundo, siendo las patologías cardiovasculares las que aportan la gran mayoría (17,9 millones cada año), al igual que la diabetes (1,6 millones)”, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe de diciembre de 2020 en el que señala las principales causas de muerte en el mundo.
Según el Ministerio de Salud de Colombia, en nuestro país, estas patologías comenzaron a ser reconocidas como causa de morbilidad y mortalidad desde finales de la década de los sesenta y, 30 años después, ocupan los primeros lugares en la lista de las diez principales causas de mortalidad. “Actualmente, la enfermedad coronaria y la isquemia, además del accidente cerebrovascular y la diabetes, hacen parte de las primeras causas de fallecimiento en el territorio nacional”, dice la entidad.
Son afectaciones de larga duración y generalmente de progresión lenta, por lo que limitan la calidad de vida de las personas afectadas y de sus cuidadores, siendo además causa de muerte prematura. “Sin embargo, hay cuatro puntos de riesgo para desarrollar una enfermedad cardiovascular: la hipertensión arterial, que sigue liderando la lista de dolencias en el mundo, y que en Colombia tiene una prevalencia del 22 por ciento, en mayores de 18 años; también está la diabetes con predominio del 8,0 por ciento; el colesterol alto (más conocida como dislipidemia) y el tabaquismo, de las cuales, solo la última es evidente, ya que las otras requieren de revisión médica y de exámenes, para darnos cuenta si las padecemos o no”, sostiene Gilberto Amed Castillo, internista cardiólogo y coordinador de la Unidad Cardiovascular de la Clínica Imbanaco, en Cali.
Una enfermedad complicada
Particularmente, la diabetes ha sido una de las enfermedades que ha tenido un aumento significativo en la última década, especialmente en países de desarrollo bajo y medio, como Colombia, tanto es así que en el más reciente estudio de Nutrición y Salud –publicado por el ministerio, en 2015– dice que el 54 por ciento de la población sufre de sobrepeso o de obesidad, a tal punto que una de cada dos personas las padece.
“Esto significa la aparición de la diabetes tipo 2 de la que, con base en el más reciente reporte de la Federación Internacional de Diabetes, nuestro país tiene una prevalencia de entre el 8,5 y 9,0 por ciento”, subraya Karen Fériz, médica internista endocrinóloga de la Clínica Valle de Lili, quien agrega que definitivamente es un problema grave, si se tiene en cuenta que el 40 y 45 por ciento de las muertes que provoca se presentan en una población productiva, es decir, entre los 50 y 65 años.
“Lo complicado es que esta patología tiene un alto impacto cardiovascular, aunque la gente con frecuencia la relaciona más con el elevado nivel de azúcar en la sangre y complicaciones como la ceguera, el daño de riñones y hasta la amputación de extremidades, entre otras afecciones. Pero la verdad es que se constituye en la primera causa de muerte, al presentar infartos, eventos cerebrales e insuficiencia cardiaca”, agrega Castillo.
Los fallecimientos en pacientes con diabetes la mayoría de veces están vinculados con enfermedades cardiovasculares. “Es decir, el 80 por ciento de los diabéticos muere de un infarto agudo al miocardio o de un accidente cerebrovascular. Esta población tiene dos o cuatro veces más de riesgo de presentar afección coronaria, frente a la que está exenta de esta dolencia”, adiciona Karen Fériz.
¿Por qué se produce?
Valga decir que no solo se presenta por antecedentes familiares, sino también por factores de comportamiento, como la ingesta desproporcionada de alimentos procesados, con mucha carga calórica; al igual que de carbohidratos, azúcares y grasas saturadas; el sedentarismo o no tener una disciplina diaria de ejercicio físico y la pereza de caminar o de querer desplazarse siempre en carro. A este estilo poco saludable se suman las mujeres que en el embarazo presentaron diabetes gestacional o que han tenido hijos muy grandes, de más de 4.000 gramos; las personas que han sufrido eventos coronarios agudos antes de los 50 años, los hipertensos o con triglicéridos altos, hacen parte de la población en riesgo”, anota la endocrinóloga.
Aunque la enfermedad está directamente relacionada con el sobrepeso y la obesidad, hay otras señales importantes para detectarla, como mantener sed persistente y orinar seguido y en grandes cantidades. “Las complicaciones se clasifican en dos grupos de patologías: las macrovasculares y microvasculares, que se diferencian por el tamaño de los vasos sanguíneos que se afectan”. Las primeras incluyen: la enfermedad coronaria, el infarto agudo al miocardio, la angina de pecho, el accidente cerebrovascular isquémico o trombosis y la enfermedad arterial oclusiva (se tapan las arterias de las piernas o los pies).
Mientras las segundas: nefropatía diabética (principal causa de falla renal terminal y necesita diálisis o trasplante de riñón), retinopatía diabética (produce ceguera), neuropatía diabética (afectación del sistema periférico y hace que el paciente deje de sentir).
“Para evitar complicaciones de la enfermedad, se recomienda hacer mediciones del azúcar en ayunas, con el fin de establecer si se tiene, o no, un valor elevado en la sangre. De igual forma se aconseja hacerse exámenes periódicamente o, como mínimo, cada tres años”, enfatiza el coordinador de la Unidad Cardiovascular de la Clínica Imbanaco.