Enfrentar la pérdida de un ser querido, un amigo, la pareja o, incluso, un trabajo no es fácil a ninguna edad, pero puede ser mucho más complejo para los niños. Contar con una sólida red de apoyo tanto en el hogar como en el colegio resulta fundamental para ayudarlos a sobrellevar estas experiencias.
Aunque el acompañamiento familiar es clave, los menores pasan una buena parte del día en entornos educativos. Para Ingri Marcela Moreno, directora de la Licenciatura en Educación Infantil y profesora en la maestría en Educación Inclusiva e Intercultural de la Universidad El Bosque, esto convierte a los profesores en una figura clave para cualquier proceso psicológico.
Según la experta, el duelo en los niños va desde la pérdida de un ser querido hasta un cambio de ciudad o de colegio. Es necesario que los maestros aborden estas situaciones desde una mirada pedagógica, que les permita a los menores expresarse, ser escuchados y recibir empatía. “Es importante tener un espacio seguro donde los niños puedan expresar sus emociones”, destacó Moreno.
Sin embargo, el trabajo no recae solo en el docente. El colegio debe tener una ruta institucional que proporcione las herramientas psicológicas necesarias para un acompañamiento adecuado y un seguimiento constante del caso. Hay que evitar complicaciones causadas por un duelo mal gestionado.
“Los niños más pequeños hacen preguntas repetitivas sobre el ser querido que ya no está; mientras que los más grandes tienden a sentirse tristes, distraídos o con sentimientos de culpa, lo cual influye negativamente en el desempeño académico”, explicó la experta. Por eso los profesores deben estar atentos ante posibles aislamientos o cambios bruscos en el comportamiento, para alertar y trabajar con las familias.
La experta también recomendó crear experiencias culturales, a través del arte, la literatura, el teatro, la escritura, el dibujo y otras técnicas que les permitan a los niños y adolescentes expresarse libremente para enfrentar los momentos difíciles. Además, para fortalecer el trabajo psicológico, se sugiere involucrar a profesionales de otras disciplinas, así como a las familias y a los cuidadores; “y conformar un solo equipo de apoyo”, precisó Moreno.
Formación integral
Para lograr los resultados esperados, los maestros deben contar con una formación integral, que ponga al niño como protagonista, reconociendo sus intereses. Por esta razón, la Facultad de Educación de El Bosque ofrece un programa en coherencia con el modelo biopsicosocial de la universidad, con asignaturas que promueven el desarrollo, la inteligencia emocional desde la primera infancia, la expresión de emociones a través del arte, la música y el teatro.
Desde la teoría, la práctica y la formación conceptual, preparan a los futuros profesionales en este tipo de acompañamientos. Sin embargo, de acuerdo con la Licenciatura en Educación Infantil de El Bosque, es fundamental que estas situaciones se traten en el hogar antes de que evolucionen, “a pesar de la dificultad que esto pueda suponer”, concluyó Moreno.
*Contenido elaborado con el apoyo de la Universidad de El Bosque.