¿Estamos midiendo correctamente la educación? Para Alfie Kohn, psicólogo y conferencista estadounidense, entre más alto se puntúa en una prueba estandarizada de escogencia múltiple, más inútil es la educación. La razón tiene que ver directamente con el hecho de que en las pruebas nacionales o internacionales como PISA se evalúa más el conocimiento puntual y la habilidad de estar sentado largo tiempo, que las habilidades individuales de usar el conocimiento en situaciones importantes en la vida.
Juan Pablo Aljure, presidente del Colegio Rochester, considera que en el caso de Colombia valdría la pena revisar si las Pruebas Saber están teniendo en cuenta eficazmente las competencias humanas que hoy verdaderamente necesita la sociedad. “Por ejemplo, esta evaluación no permite medir las capacidades que han desarrollado los estudiantes para usar sus conocimientos en la resolución de problemas reales del mundo, que es para lo que se debe preparar a la humanidad”, asegura el directivo. En términos generales, agrega, no se está midiendo lo realmente importante, que es identificar lo que mejor saben hacer los estudiantes y cuál podría ser su rol dentro la sociedad.
A esa problemática se suma, según Aljure, que en el país no se conoce el índice de validez y confiabilidad de la Prueba Saber, lo que reduce su impacto a la hora de tomar decisiones sobre políticas públicas y privadas de educación. Para el presidente del Colegio Rochester, el principal riesgo que se corre es que no se estén formando los ciudadanos del siglo XXI. “Lo que condena al país a generar ciudadanos del pasado y a perpetuar los errores cometidos como sociedad”, explica.
Un modelo a seguir
Hoy en día el modelo más exitoso es el de Finlandia, un país que no mide la calidad de su educación a través de pruebas estandarizadas, sino que basa el conocimiento en la apropiación de problemas reales. De esta manera las instituciones dan mayor valor al aprendizaje y no a las calificaciones o puntajes. La regla básica es el trabajo colaborativo como la mejor manera para alcanzar resultados sobresalientes, a cambio del competitivo que solo arroja ganadores y perdedores. Bajo esa metodología de enseñanza y aprendizaje, el país nórdico potencia al máximo las capacidades, talentos y habilidades de sus estudiantes, tanto de manera individual como colectiva.
Precisamente esa filosofía es la que desarrolla el Colegio Rochester, que con 64 años de trayectoria, trabaja con el propósito de “inspiramos y educamos estudiantes a tomar control de sus vidas con el mundo en mente”. El modelo se resume en “LETRICAS, la nueva alfabetización”, y busca que sus estudiantes sean líderes que escuchan con empatía; que usan la tecnología de manera responsable para hallar soluciones a problemáticas complejas; que resuelven problemas reales con el saber y se relacionan con los demás respetando las diferencias; que se informan validando los mensajes que reciben, incluso en otros idiomas; que conservan la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental y social; que se autoevalúan profesionalmente teniendo en cuenta la perspectiva de los demás, aprenden a desarrollar y mantener su salud física y mental, y a pensar y actuar sistémicamente.
“Con estas premisas, el Rochester logra que sus estudiantes piensen y actúen de manera sistémica, entendiendo que todas las cosas suceden por causalidades, lo que les permite tomar el control de sus decisiones y de su vida con el mundo en mente”, agrega Aljure.
De acuerdo con el directivo, todo esto se lleva a la práctica por medio de la aplicación del conocimiento en la resolución de problemas reales y cotidianos. Este modelo de educación le ha permitido al Rochester recibir múltiples reconocimientos como las certificaciones EFQM con 5 estrellas, ser Colegio de Calidad Basado en la Teoría de la Elección, acreditado como colegio internacional con Council of International Schools (CIS), certificado como Great Place to Study, y el único colegio LEED Platino en Latinoamérica por su liderazgo en diseño energético y ambiental.
“Seguiremos educando a los ciudadanos del siglo XXI que aprenden a usar el conocimiento. Esto lo haremos potenciando aún más la virtualización de la educación a través de herramientas como el metaverso (mundo virtual) y la producción estudiantil en el mejoramiento, claro y evidente, de la sociedad y la geografía alrededor del colegio. Es decir, conectar seriamente el currículum de los estudiantes con su entorno, ya sea con comunidades menos favorecidas, ambientes naturales y empresas, en un trabajo de la mano con el mundo real”, concluye el directivo. Para él, esos son aspectos que las Pruebas Saber no contemplan. Cosas que la Prueba Saber 11 no contempla.
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