El fenómeno de El Niño ya está causando estragos en Colombia. Los incendios forestales que se registran en varios puntos del país y la escasez de agua llevaron a que el presidente Gustavo Petro anunciara la declaratoria de desastre natural y activara los protocolos de ayuda internacional. Esta decisión permitirá disponer de recursos públicos para atender la emergencia.
Lo que vive Colombia por las altas temperaturas lo sufrieron el año pasado Europa y Estados Unidos. Los efectos del cambio climático son innegables y ante esta realidad es importante reflexionar sobre qué tan preparados estamos para enfrentar catástrofes naturales y si los gobiernos han revisado el tema del aseguramiento para estar protegidos ante las afectaciones económicas que generan estos eventos.
Según un reporte de la firma reaseguradora Swiss Re, en 2022 las pérdidas económicas mundiales por catástrofes naturales ascendieron a 275.000 millones de dólares, de los cuales solo 125.000 millones estaban cubiertos por seguros. Esta cifra evidencia que solo el 45 por ciento de los afectados contaba con pólizas. En otras palabras, la mayoría de afectaciones causadas por tormentas, terremotos y huracanes, entre otros eventos, debieron ser asumidas por los gobiernos, con los riesgos que implica para sus economías. En América Latina y el Caribe, por ejemplo, el 89 por ciento de las pérdidas no estaban aseguradas.
¿Qué pasa en Colombia?
Freddy Castro, especialista en seguros, explicó que en el país se confía en la agilidad del Gobierno para atender catástrofes, sin embargo, “se olvida que estos son procesos lentos y que el bolsillo público es limitado”. Por ejemplo, en el caso de Gramalote, un municipio de Norte de Santander que fue sepultado por un deslizamiento de tierra, 12 años después de la tragedia (2022) la reconstrucción aún no había finalizado.
“En esta época de nuevos mandatos, antes de discutir planes de desarrollo, vale la pena revisar lo que se ha hecho en otras partes del mundo para generar resiliencia financiera ante estas amenazas”, advirtió Castro. Existen casos destacados como México, que desde hace más de diez años tiene un bono catastrófico y aseguró el arrecife Mesoamericano, o Chile, donde hay coberturas para incendios forestales.
Juanita Blanco, líder de Soluciones para la Transferencia Alternativa de Riesgos en WTW (Willis Towers Watson Corredores de Seguros), cree que, aunque en el país hay desarrollo en cobertura de los bienes naturales comerciales, y en octubre de 2023 había unas 134.000 hectáreas protegidas, no pasa lo mismo con los bienes naturales no comerciales como páramos, bosques de reserva y arrecifes. “Existe una oportunidad como país de aplicar las tecnologías y los productos del mercado asegurador para cubrirlos”, señaló la directiva.
Protección para el campo
Por ser un país agrícola, en Colombia debería ser prioritario el aseguramiento de los productores. Álvaro Carrillo, presidente de Seguros Bolívar, precisó que las pólizas ante catástrofes naturales son vitales para recibir apoyo económico en caso de incurrir en gastos adicionales causados por fenómenos climáticos. Según el directivo, las pólizas cubren heladas, pérdidas de caudal en los ríos y el aumento de precipitaciones. “El sector agrícola es de los más vulnerables a los eventos climáticos, por eso gran parte de la atención se debe dirigir a atender esta población”.