La ‘Sucursal del cielo’, como muchos llaman a Cali, está viviendo el renacer del turismo. Con miles de visitantes que mensualmente llegan a la ciudad en busca de una completa oferta, la capital del Valle del Cauca está figurando en el radar de los viajeros como un destino obligado para conocer más de la salsa y su cultura, pero también porque quieren deleitarse con la deliciosa gastronomía, conocer más de su naturaleza y descubrir esos rincones que hacen de esta ciudad un lugar especial.
Por ejemplo, distintas comunas y corregimientos hacen parte de una nueva apuesta que llega de la mano del turismo social o comunitario, un enfoque que para Miguel Tabares Molina, habitante del barrio Siloé, y uno de los guías turísticos, es muy interesante para turistas de Estados Unidos, México, España y Alemania. “Hasta aquí llegan personas interesadas en conocer la historia de este sector de ladera, que en las noches parece un pesebre alumbrado por una estrella gigante”, explica. El auge de este lugar también se debe a los miradores que muestran a Cali desde otra óptica y que hoy están integrados al sistema de transporte aerosuspendido.
En esta, la reconocida Comuna 20, hay colectivos turísticos que invitan a descubrir historias de resiliencia. Caminatas por calles empinadas en donde los visitantes disfrutan de manifestaciones artísticas, muralismo, comida callejera y la adrenalina de viajar en gualas (jeeps Willys adaptados para el territorio) o en el Miocable, hacen parte de la experiencia.
En Cali, los turistas locales y extranjeros encuentran una oferta turística que rápidamente supera las expectativas. Así lo cree Stefania Doglioni, secretaria de Turismo de Cali, quien está convencida de que todas las iniciativas de turismo social, comunitario y de naturaleza también se convierten en una oportunidad para generar transformaciones sociales en las comunidades.
En ello coincide el Gobierno del Cambio. Por eso, desde el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y el Fondo Nacional del Turismo (Fontur), le apuestan al turismo comunitario como eje movilizador de la economía popular y la construcción del tejido social alrededor de una cultura de paz.
Quien visita Cali quiere gozar con la salsa, un género que con los años se ha convertido en un ícono indiscutible de la ciudad. En el emblemático Barrio Obrero, donde se encuentra el Museo de la Salsa y La Matraca, entre otros espacios, se conoce más de su historia y se baila al ritmo de los artistas más afamados. Esta actividad se vuelve más interesante cuando se visita o escucha a los melómanos, los coleccionistas y hasta se conoce en detalle cómo se confeccionan las prendas de los bailarines. En estos sitios están muchas de las 26 manifestaciones por las que la salsa caleña fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación en 2022.
Los turistas no pueden despedirse de la ciudad sin hacer un recorrido por sitios que enmarcan la riqueza natural de la región como el Mariposario Andoke, Bichacue Yath, el Parque Nacional Natural Farallones de Cali o los siete ríos que hay en la zona. Tampoco pueden perderse delicias gastronómicas como los famosos aborrajados, y preparaciones rescatadas y que despiertan la curiosidad como la morcilla blanca, tortas a base de viche, empanadas de arroz y dulce de chachafruto. La experiencia se enriquece aún más cuando se disfruta de la brisa caleña y se acompaña de la sonrisa, la amabilidad y la calidez que caracteriza a quienes habitan esta maravillosa parte de Colombia.
*Contenido elaborado con el apoyo de la Secretaría de Turismo de Santiago de Cali, Ministerio de Comercio Industria y Turismo, y el Fondo Nacional de Turismo
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