Semana Sostenible: Usted ha insistido en que la filantropía está experimentando cambios sustanciales ¿cuáles son? Rae Richman: Las nuevas generaciones de donantes han decidido hacer las cosas de otra manera, quieren aplicar nuevas técnicas o están pensando en el impacto desde otra perspectiva. También tienen un mayor conocimiento sobre los problemas globales y una mayor tendencia a donar mientras están vivos. Más allá del cheque de cada año, ahora quienes lo hacen están más involucrados. Estas tendencias reflejan que la noción de filantropía se está redefiniendo. S.S.: La inversión de impacto puede garantizar la subsistencia de muchas causas, ¿en qué consiste? R.R.: Es toda una nueva y emocionante tendencia, la entendemos como una inversión que tiene retribución social o ambiental, pero también financiera. Nosotros lo hemos visto como un aspecto positivo de la reciente crisis, porque fundaciones que estaban muy cómodas con el dinero tuvieron que preocuparse por colaborar y ser más creativas en el uso del capital. Ahora que sus bienes aumentan de nuevo, tienen nuevas herramientas para usar. S.S.: Se dice que una corporación realmente está comprometida con una causa si, frente a la dificultad, no recorta los fondos de sus programas sociales. ¿Qué aprendimos de la crisis? R.R.: Cada vez más, las compañías no quieren estar ligadas a los sube y baja de sus ciclos de negocios, por eso están creando fundaciones para proyectar sus recursos, de forma que puedan planear para enfrentar los compromisos que asumieron. También vemos que las corporaciones tienen un propósito público. Más allá del dinero, es ver cómo tratan a sus empleados, cómo actúan dentro de la comunidad y qué tipo de impacto ambiental tienen. S.S.: Sin embargo, las prácticas de muchas fundaciones no se salvan de las críticas. R.R.: Infortunadamente, creo que el mundo de la filantropía ha cometido algunos errores graves. Estos casos son minoría, pero todos sufrimos las consecuencias, por eso en EE. U.. hay mucho escrutinio sobre cómo se regulan las fundaciones. S.S.: En materia de regulaciones, EE. UU. mantiene una gran distancia con el caso colombiano, ¿por qué son tan necesarias? R.R.: Si vas a dar dinero y a recibir un beneficio en impuestos, este dinero debe tener un efecto en la sociedad. Por eso resulta de mucha ayuda tener regulaciones y entender lo que es y no es apropiado. Yo apoyo la transparencia, ayuda a mantener a todos honestos, enfocados y alineados, y la gente que está dando dinero, puede saber a dónde va. Por último, creo que también alienta a comprender cómo el negocio funciona, pues las organizaciones sin ánimo de lucro están expuestas al público. Si en Colombia no existen tales regulaciones, lo mejor es autorregularse. S.S.: ¿Existen tendencias en las causas que apoyan quienes ustedes asesoran? R.R.: Lo que tratamos de hacer es mirar la experiencia, la educación y los valores de nuestros clientes, y así los ayudamos a encontrar el camino adecuado. No creo que haya una tendencia general, así como respaldan temas de educación, cambio climático o creatividad, tenemos clientes que apoyan la genealogía –para encontrar a sus ancestros–, o la conservación en Hawái. S.S.: ¿Qué consejo les daría a quienes trabajan en filantropía? R.R.: Que no teman tomar riesgos y seguir sus instintos. Nosotros decimos que los donantes más poderosos y efectivos siempre son aquellos que están satisfechos con el trabajo que están haciendo.