A tres años de haber iniciado una ola de estatizaciones de sectores estratégicos de la economía, el gobierno del presidente Hugo Chávez exhibe como resultado un Estado mucho más grande, que cuenta ahora con más de un centenar de empresas, algunas de las cuales han comenzado a padecer severas dificultades financieras. Aunque el proyecto hegemónico del llamado "Socialismo del Siglo XXI" de Chávez ha logrado importantes avances con el control de sectores como el petrolero, el eléctrico y buena parte de las telecomunicaciones, el grueso del aparato productivo sigue siendo manejado por el sector privado, que se mantiene cercado por más de un centenar de regulaciones y un pugnaz discurso presidencial. En medio de ese escenario, áreas básicas como la agroindustria, la banca, el comercio y la construcción, continúan mayoritariamente en manos privadas, pero resulta una incógnita si esa situación se mantendrá puesto que Chávez ha dejado claro en recientes discursos que su proyecto apunta hacia una "hegemonía" del sector público en negocios como el bancario. El gobernante izquierdista ha defendido el proceso de estatizaciones alegando que lo que aspira es defender a los pobres de un sector empresarial, mayoritariamente opositor a su gobierno, que lo que busca es su enriquecimiento personal. Asimismo, sostiene que para el gobierno es vital en manejo de actividades estratégicas por razones de "seguridad de Estado". Al evaluar las estatizaciones, el ex gerente de estudios del Banco Central de Venezuela, José Guerra, afirmó que el proceso ha tenido "más desventajas que ventajas" debido a que el Estado le ha quitado inversiones a áreas prioritarias como la educación, la salud y la seguridad, "en las que debería concentrarse". "El Estado no está concentrado actualmente en sus roles y crece mucho pero crece ineficientemente", dijo Guerra, y agregó de una participación de 25% del PIB que tenía el gobierno en 1999, en la actualidad maneja cerca de 30%. El analista indicó además que muchas de las compañías que asumió el gobierno en estos años presentan un "manifiesto deterioro". A pesar de la prédica oficialista que busca fortalecer al Estado como gran motor económico, los resultados del tercer trimestre mostraron que el creciente gasto público fue insuficiente para mover el aparato productivo. En ese periodo, la economía cayó 4,5% y entró en proceso recesivo luego de cinco años de crecimiento continuo. La hegemonía alcanzada por el gobierno en la industria petrolera no tuvo mayor incidencia en el comportamiento del PIB petrolero que al cierre del tercer trimestre reportó una caída de 9,5%, afectado por la baja de los precios y el descenso de la producción. Sin bien la adquisición del Banco de Venezuela, el tercero del país; y las expropiaciones de las dos mayores procesadoras de café y una planta de arroz de la estadounidense Cargill, le abrieron al Estado la posibilidad de tener una mayor presencia en el negocio bancario y la agroindustria, para el economista Luis Vicente León estas acciones sólo representan una primera avanzada del gobierno. El Banco de Venezuela pasó a manos del Estado a mediados de año lo que le permitió al gobierno pasar a controlar 21,5% del negocio bancario y una red de 651 agencias. Las recientes intervenciones de siete instituciones financieras ampliaron la participación estatal en la banca a casi 30%. Al ser consultado por AP sobre las razones que podrían estar primando para que Chávez no haya nacionalizado la banca o la industria de alimentos, León expresó que esos sectores son "muy difíciles de administrar porque son sectores atomizados en los que el Estado no tiene gente que pueda operarlos sin generar una crisis o un colapso de producción que podría terminar afectando de manera severa la popularidad del presidente". Agregó que las recurrentes quiebras que ha enfrentado el estatal Banco Industrial de Venezuela en los últimos años, que obligaron al gobierno a intervenirlo este año, son una muestra de la poca capacidad que ha mostrado la administración de Chávez para intervenir en el negocio bancario. En cuanto a la producción y comercialización de alimentos, el gobierno ha expropiado en los últimos cuatro años más de 2,5 millones de hectáreas de terrenos y ha promovido centros agrícolas que debido a problemas de ineficiencia y corrupción no han logrado superar la producción del sector privado. De igual forma las redes de mercados estatales Mercal y Pdval a pesar de contar con ingentes recursos de la corporación Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) apenas manejan 20% del negocio de comercialización. (AP)