Con un capital de $2 millones inició hace cinco años Gruenn, un emprendimiento que hoy se consolida como una de las pocas empresas nacionales especializadas en la fabricación de máquinas para elaborar patacones, arepas, empanadas y hasta lasañas.Daniel Castro, fundador de la compañía, se ha dado a la tarea de innovar, desarrollar y fabricar entre 8 y 10 máquinas al mes, las cuales en su mayoría se exportan a países como España, Canadá y Alemania.El portafolio es amplio. Solo para la elaboración de patacones tiene 9 referencias de máquinas, desde la más básica hasta una que está en proceso de fabricación, que será completamente automática y fue requerida por un cliente en Honduras. La más pequeña tiene capacidad para producir mil unidades por hora, pero el nuevo desarrollo podrá elaborar 33.000 unidades en el mismo lapso.En 2013 ingresó en el negocio de las empanadas, donde ya hay varios jugadores. Sin embargo, su innovación consiste en que las máquinas brindan la posibilidad de elaborar empanadas de harina de trigo y de maíz en un mismo equipo. Esta máquina tiene una capacidad de producción de 3.000 empanadas cocteleras por hora y 2.000 del tamaño tradicional.Lea también: Esta empresaria tiene éxito en el exterior con lo que más se vende empanadasGruenn también desarrolla y fabrica máquinas automáticas para exprimir naranjas y limones. Este producto es personalizado de acuerdo con cada cliente.De igual forma, ofrece equipos automáticos para la elaboración de hamburguesas, tajadoras automáticas de plátano, máquinas automáticas para hacer lasaña, embutidoras y, unas de sus mayores novedades: las peladoras y lavadoras automáticas de yuca.A reciclarOtra de las líneas en las que incursionó Gruenn es el reciclaje, la cual inició con un molino para la transformación de productos orgánicos. La compañía montó tres plantas en igual número de municipios de Boyacá, entre ellos Tunja, las cuales incluyen máquinas para triturar, mezclar y apilar residuos orgánicos que posteriormente son utilizados como abonos.Esta experiencia puso a Gruenn en el radar de una fundación que trabaja con la ONU para adelantar proyectos de acopio en zonas de posconflicto, en donde la empresa instalaría plantas, no solo para el reciclaje de productos orgánicos sino de botellas plásticas, otra de sus líneas. Se trata de un contrato de US$9 millones que está a punto de ser firmado. El proyecto se desarrollará en Cundinamarca, Caquetá y Bolívar.Puede interesarle: Alimentos Polar hace más arepas con maíz colombianoEn cinco años, la empresa ha producido unas 500 máquinas vendidas en Colombia y el exterior. Castro trabaja con el fin de tener distribuidores en Miami y en Ecuador, por ser uno de los principales productores de plátano. Para la fabricación de sus máquinas, Gruenn tiene un distribuidor de acero en el país y en su mayoría las partes son elaboradas por la misma empresa, aunque hay piezas que definitivamente deben ser importadas, principalmente de Alemania.Hoy exporta a más de 25 países. “Son unidades contables, no es volumen por lo que trabajamos para garantizar la calidad. Nosotros hacemos las cosas para que duren, haciéndole el quite a la obsolescencia programada”, dice Castro, para quien el desarrollo y la innovación son la clave del éxito.