Estas son algunas de las muchas historias que recibimos de nuestros lectores y de sus mascotas rescatadas: testimonios que confirman que siempre vale la pena arriesgarnos para darle a un animal una segunda oportunidad. Karola Bernal y Julieta En marzo de 2017, un amigo iba camino al aeropuerto por mí. De pronto, vio que un taxista frente a él bajó la ventana y tiró una bolsa plástica negra a la calle. Mi amigo se acercó para ‘cerrarlo’ y reclamarle por tirar basura, pero notó que la bolsa se movía. Sin pensarlo, se bajó para averiguar qué era y el taxi escapó sin dar razón alguna. Cuando rompió el nudo que la sellaba, vio un perrito lleno de barro y súper sucio. Lo recogió y, luego, juntos lo llevamos al veterinario. Después de darle un baño nos dijeron que se trataba de una hembra de bernés de la montaña, de aproximadamente 20 días de nacida. Tan pronto salimos, sabía que me iba a quedar con ella. Ya tenía una Beagle, pero entendí que Julieta —como la llamé— había llegado a mi vida para acompañarme. La cuidé tanto que ahora, ya con 10 meses, pesa 35 kilos y sigue aumentando. Lo más duro de esta historia es que la tiraron en una bolsa completamente cerrada: querían asfixiarla. Si realmente no desean un animalito, existen otras opciones, como por ejemplo dejarlo en una fundación.

Foto: Karola Bernal.Esto es lo que debes hacer para denunciar un caso de maltrato animal y se haga justicia.