¿Se ha puesto a pensar, al menos por un minuto, de las enseñanzas silenciosas que su mamá le inculcó durante la crianza? Piense, por ejemplo, en la madrugada para que usted empezara su día a tiempo en el colegio. El ejemplo de ella seguro que fue clave para que usted aprendiera la puntualidad y la responsabilidad de llegar a tiempo a su primera cita del día.De esta misma manera, ella también le enseñó que no se necesita alzar la voz para lograr que usted actuara de una manera u otra. Con un simple ‘por favor’ a lo mejor usted no dudaba en hacer sus tareas, en organizar el guardarropa o ir a traer algún producto de la tienda. Con esa habilidad de comunicarse, usted aprendió también a relacionarse con las demás personas de su entorno. Esos comportamientos fueron analizados en un informe que elaboró la Universidad de la Sabana, el cual tuvo por objetivo destacar las competencias empresariales que tienen nuestras madres, las cuales son invisibles en ese mundo, debido a que son parte de sus actividades diarias. El documento busca salir al paso de las críticas y dudas que se han generado en el sector productivo del país, como consecuencia de la ampliación de la licencia de maternidad, que pasó de 14 a 18 semanas. Un sector de los empresarios, entre ellos Fenalco, recientemente señaló que esta noticia podría generar discriminación laboral hacia las mujeres en edad fértil e incluso podría desestimular las oportunidades de trabajo que actualmente se ofrecen a este género. Pero no sólo por la ampliación de la licencia de maternidad las mujeres podrían verse perjudicadas al no encontrar fácil o rápido un trabajo; históricamente ellas han estado en desventaja en comparación con los hombres en el mercado laboral.FP recomienda: La ley que protege el nuevo beneficio para las madresEstudios de la Organización Internacional del Trabajo –OIT, el Banco Mundial  y la CEPAL, revelan que la jornada de trabajo de las mujeres en labores remuneradas y no remuneradas es mayor que la de los hombres; que la distribución de las tareas domésticas sigue siendo desigual debido a que el tiempo remunerado de ellas se ve recargado por atender el cuidado de los hijos pequeños, enfermos o adultos mayores, y éste es en promedio inferior al de los hombres que tiende a permanecer siempre estable. Otros informes como el de la OIT sobre tendencias labores en 2016 “Las mujeres en el trabajo”, señalan que entre 1995 y 2015 la tasa mundial de participación laboral femenina cayó del 52,4% al 49,6%, mientras que la de los hombres disminuyó de 79,9% a 76,1%, respectivamente. En conclusión, la participación general de las mujeres en el mercado laboral está 27 puntos por debajo que la de los varones.Con relación a la tasa de desempleo, el índice mundial para los hombres se ubica en el 5,5% mientras que para las mujeres está en el 6,2%. Se estima, además, que unas 200 millones de mujeres mayores de 60 años viven sin percibir ingresos regulares provenientes de pensiones en contraste con 115 millones de hombres.Según este panorama, está claro que las mujeres no están compitiendo en igualdad de condiciones con los hombres en el mundo laboral, lo que no quiere decir que no puedan ser más eficientes o productivas, incluso así estén dedicadas, de manera parcial o permanente, al hogar. Siga leyendo: Por qué no hay nada como el hotel mamáEs por esta razón que el Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana definió las ocho competencias laborales que desarrollan las mujeres en casa y que podrían ser muy valoradas en el mercado laboral, pero que parecen ser invisibles al sector empresarial.    Piensan y actúan en función de las necesidades de su familia, lo que se traduce en una empresa como“orientación y servicio al cliente”.    Por su trabajo en el hogar son un referente a seguir por parte de los miembros de la familia, lo que viene a ser“liderazgo organizacional”.    Se ganan la confianza de los hijos y esposo gracias a su coherencia entre lo que dicen y piensan, validando su “integridad y lealtad”.    Para atender las necesidades de toda la familia, en especial la alta demanda que exigen los recién nacidos o niños pequeños en cuestión de tiempo, esfuerzo y dedicación, generan gran capacidad de “eficiencia laboral”.    Son capaces de organizar a los hijos y esposo, según las capacidades de cada uno, desarrollando así la competencia de “trabajo en equipo”.    Terminan aprendiendo a escuchar y a tener empatía, gracias a su capacidad de “comunicación”.    Potencian las necesidades de su familia y ven oportunidades en los demás que quizá nadie más ve, generando así “visión de negocio”.    Son expertas en autoconocimiento, autocrítica y tienen voluntad de aprender, lo que las lleva a una “mejora personal” constante.

¿Usted, cuál competencia que ha sido clave en su trabajo, la desarrolló del ejemplo de sus padres?También le puede interesar: Y si mamá recibiera un salario digno por su trabajo