Los millennials muchas veces tienden a ser criticados por su idealismo utópico de querer conseguir las cosas de un momento a otro, ser millonarios sin mucho esfuerzo y viajar disfrutando de placeres y nuevas experiencias. Incluso, muchas personas afirman con certeza que son unos perezosos y que no les importa para nada la vejez, el futuro y la familia.Esta es La edad a la que alcanzará la felicidad, según la cienciaDecir a ciencia cierta que esto es verdad, sería caer por completo en una falacia, pues aunque es cierto que los jóvenes tienen hábitos de consumo, de trabajo y de vida diferente no todos tienden a pensar y actuar de la misma manera. Es más, hay estudios que afirman que ellos están invirtiendo por ejemplo en finca raíz como negocio u otros que hablan de su preocupación por el ahorro. Es cierto, todavía falta más educación financiera, pero el hecho de que sus mayores deseos sean conocer el mundo y vivir experiencia diferentes no los convierte en irresponsables, todo lo contrario pueden ser personas ávidas, capaces de relacionarse, llenos de interés por crecer profesionalmente y encontrar hasta en los espacios más difíciles una oportunidad de desarrollo.Ahora, si usted es de los que organiza un presupuesto desde comienzo de año para realizar un viaje en el país o en el exterior, piensa en un ahorro programado para ello o porque no, de un momento a otro decide empacar las cosas en una mochila e irse a conocer algún lugar, le tenemos una buena noticia que además tumba el mito que quizá le viven diciendo sus padres, su familia o pareja: “no desperdicie el dinero eso, compre algo que perdure que valga la pena”. Se trata de un estudio de la Universidad Estatal de San Francisco, que indica que la clave para vivir alegre es generar recuerdos en base a experiencias y vivencias personales, más no comprando de manera compulsiva. De acuerdo con las páginas como Intriper o ABC ciencia, que citan la investigación, el estudio afirma que la gratificación instantánea que tenemos al momento de comprar ropa, zapatos o joyas es pasajera, simplemente llega el momento en el que después de hacer la compra nos adaptamos al objeto y deja de gustarnos o le perdemos el interés. Mientras que al crear experiencias que podemos recordar y comentar posteriormente con nueva gente o con conocidos, estamos invirtiendo a largo plazo en un futuro que será realmente feliz. El doctor Thomas Gilovich, profesor de psicología en la Universidad de Cornell citado por Intriper, que ha estudiado la relación entre el dinero y la felicidad durante más de dos décadas, asegura que “uno de los enemigos de la felicidad es la adaptación,” dice que “compramos cosas para hacernos felices y tenemos éxito pero tan solo por un tiempo, ya que, las cosas nuevas son interesantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellas.”¿Quiere ser feliz? le contamos 13 formas para lograrlo que no le valen ni un pesoDe hecho, hay otra razón que indica que las experiencias hacen a una persona más feliz más que cualquier otra cosa, esto es compartir con otra persona o tener la posibilidad de relacionarse y conocer gente, cuando tiene la oportunidad de interactuar es más probable que recuerde la situación porque se siente conectado con alguien más. Y es que básicamente la diferencia entre una experiencia y una adquisición material es la conexión que tienen con nosotros mismos, los objetos que compramos solo están ahí pero no hacen parte de lo vivido, mientras que los viajes por ejemplo, quedan ahí en nuestra mente. En este sentido, lo mejor será que cuando tenga un dinero que le sobre mes a mes, lo ahorre o lo aproveche para hacer actividades sencillas y económicas como ir al parque, al museo a conocer lugares emblemáticos entre muchas otras más. Y mejor aún busque alguien para que se le una al plan o sino atrévase a conocer gente nueva, participe de charlas y asiste a espacios públicos, el mundo es grande, tiene mucho para sorprenderse y aprovechar de él. Por otro lado, el docente Gilvich encontró que el famoso mito de que el dinero compra la felicidad es verdadero pero solo hasta cierto punto y lo explica con un estudio en el que se le pidió a la que se hiciera un autoinforme de la felicidad que sienten con la compra de cosas materiales y la de experiencias. El resultado fue que la felicidad de la gente en ambos casos se ubicó sobre el mismo nivel, pero con el tiempo, la satisfacción con las cosas materiales que compraron bajo, mientras que con las experiencias comenzaron a subir a través del tiempo. Gilvich explica que esto es un claro ejemplo de cómo la adaptación afecta la felicidad. Con ánimo de ayudarle en su búsqueda implacable de pasar un momento agradable y tener buenas experiencias que queden como un recuerdo para siempre, hicimos una lista de cinco lugares que debe visitar según El País va para sentirse bien y contento:Vanuatu: está ubicada al este de Australia y al noreste de Nueva Caledonia. Esta república lideró el índice de felicidad en 2006.Texas: queda en los Estados Unidos. Allí podrá montar en caballo entre las formaciones rocosas rojizas del cañón Palo Duro. Montreal: esta ciudad está ubicada en Canadá. Allí se celebra el festival Just For Laughs, es uno de los eventos más cómicos del mundo al que van humoristas reconocidos. Wuyi Shan: queda en China. Puede visitar el templo Tian Xlng Yong Le (siempre feliz) que está ubicado en un reino de valles secretos salpicados de cascadas y horadados con cavernas. Andorra: es un principado entre España y Francia. Es uno de los lugares con mayor índice de esperanza en el mundo: 82,5 años, el sexto más alto en el ranking 2012. Allí puede lanzarse por el Tobotronc que es un tobogán de más de 5km que lo lleva por una montaña deslizándose por casi 400 metros.
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