En Colombia, según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, de los 38 millones de hectáreas que actualmente están destinadas a la ganadería, solo 19,3 millones tienen vocación ganadera. A esto se agrega que históricamente el tipo de ganadería que se practica es extensiva, es decir, se destinan grandes porciones de terreno y el ganado se alimenta por sí solo. Una práctica que produce muy poco empleo, valor económico y genera un impacto negativo sobre el medioambiente. ¿Cómo aumentar la productividad de zonas ganaderas sin expandir la frontera agrícola? Es la pregunta que se hacen investigadores y a la que ya le han encontrado respuesta: los sistemas silvopastoriles. Eso significa que dentro de la zona ganadera se protejan algunos espacios cultivados con árboles, los cuales deben ser sembrados según la región. Al existir árboles se crean microecosistemas menos ‘calientes’ que disminuyen la temperatura del animal. Eso baja su estrés, incrementando la productividad. Además, se hace más intensiva, se reforesta y se disminuye la necesidad de fertilizar el suelo. Ricardo Sánchez, director de Seguridad Alimentaria de The Nature Conservancy, señala que, por ejemplo, en un departamento tradicionalmente ganadero como Cesar, hay una finca que con la apropiación del sistema silvopastoril pasó de tener 120 animales a 420, generando agro biodiversidad, empleo y beneficios ambientales. Así mismo, en 55.000 hectáreas de las regiones Caribe, Cundiboyacense y el Eje Cafetero se ha registrado una disminución de los niveles de metano y de dióxidos nitrosos, que se generan con la producción ganadera. Debido a los avances del país en este campo, en la pasada cumbre de Rio +20, dentro de la propuesta de economía verde, Colombia presentó el sistema silvopastoril como una de las estrategias para superar las dificultades del sistema económico actual. También señaló que se debe tener presente que el sistema requiere conformar mercados integrados y consumidores conscientes para que la labor de los ganaderos responsables sea valorada.