Partiendo del lema del evento más grande de Naciones Unidas este año que reza: “Piensa. Aliméntate. Ahorra”, el Instituto junto con El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el PNUD  crearon una iniciativa que busca proteger los conocimientos tradicionales indígenas sobre agrobiodiversidad y seguridad alimentaria, con el fin de rescatar prácticas culturales tradicionales sobre uso y manejo de especies cultivadas y así recuperar la base alimentaria de los indígenas en la Amazonía colombiana.    Este tipo de proyectos cobran sentido al mirar las cifras  de la seguridad alimentaria mundial: 1,3 billones de comida son desperdiciados cada año y 20.000 niños menores de 5 años mueren de hambre cada día. Con un proyecto piloto, que culmina en el 2014, de 1.500 millones de pesos en el corregimiento de Tarapacá, el gobierno ha beneficiado a 430 personas de las etnias Ticuna, Uitoto, Boras, Inga y Cocamas, además de otras comunidades campesinas. Otra iniciativa que promete en el largo plazo es la investigación de plantas alimenticias no convencionales. Aunque en el mundo hay 2.000 especies que sirven como alimentación, hay entre 12.000 y 15.00 que tienen potencial alimenticio. En Colombia el 40% de las plantas que sirven como alimento están en la Amazonía y las plantas no convencionales son miles, lo que hace pensar que son una buena alternativa alimenticia para las comunidades. Otro avance importante de esta acción conjunta es implementar  la "Acción Modelos prácticos de producción piscícola de consumo humano y uso ornamental para el desarrollo de la Zona de Integración Fronteriza de Perú y Colombia"  que contribuye al desarrollo de la zona fronteriza y  mejora la calidad de vida de la población de esta región. La conclusión de la visita fue que es necesario establecer prácticas más sostenibles que resguarden los suelos  y tomar acciones inmediatas para recuperar los que ya están degradados. Para esto el Instituto está adelantando un estudio llamado Terras Pretas, que es el término científico para referirse a tierras oscuras que son muy fértiles y que solo existen en la cuenca amazónica. El reto es, entonces, volver a las raíces y lograr que los suelos infértiles sean fértiles de nuevo.