Luz Mery Ortiz no puede ocultar su preocupación. La gobernadora del Resguardo Vegas Chagüí Chimbuza, uno de los 11 que conforman el pueblo indígena Awá, que está asociado a la organización del Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (Camawari), teme por su vida y la de los demás integrantes de su comunidad. El bloque central del grupo las Águilas Negras ha sido el encargado de generar, de nuevo, el terror y la zozobra en este pueblo nativo nariñense, que desde 1990 ha venido siendo azotado por diferentes grupos armados que rondan su territorio. Le puede interesar: Un pueblo invisible para los colombianos Por medio de un panfleto, este grupo al margen de la ley declaró como objetivo militar a los gobernadores, líderes, coordinadores y todos los integrantes de la organización Camawari. Asímismo, les implantó un horario para movilizarse por su territorio ancestral, que comprende entre las 8:00 de la mañana y las 5:00 de la tarde.
"Le hacemos el primer llamado a la organización Camawari para que se haga cargo de sus asuntos, más no que se meta a hacer controles en los territorios en los que nosotros andamos", señalaba la misiva, que también indicaba que la medida había sido adoptada tras confirmar el comportamiento de ciertos líderes indígenas que, según el grupo insurgente, solo estaban presentando un servicio innecesario a las comunidades indígenas. "Sentimos miedo, para nosotros es muy preocupante lo que está pasando porque el único respaldo que tenemos es la guardia indígena y ante las amenazas muchos de sus integrantes ya no quieren participar. Nuestros resguardos han sido atropellaldos por varios grupos y a muchos nos ha tocado salir desplazados con nuestros hijos hacia las cascos urbanos, descalzos porque en medio de un enfrentamiento no dan tiempo de nada", dijo Ortiz.
El Pueblo Awá cuenta con alrededor de 80.000 habitantes en Colombia. Foto: archivo/Semana. La gobernadora le solicitó a los grupos armados que están en la zona que respeten a los líderes y sus familias. "Nos sentimos atropellados, pero también olvidados por parte del gobierno", apuntó. Jaime Caicedo, integrante de la Comisión de Paz del Pueblo Awá, consideró que el hecho de impedir que personas o grupos entren a afectar su territorio es la razón que ha motivado el amedrantamiento. "Consideramos que los indígenas somos los únicos que nos hemos forjado en la conservación, no permitiendo que entren a efectar nuestro mundo y sus recursos, sobre los cuales hay diferentes intereses", afirmó. El también integrante del Cabildo Mayor Agua de Ricaurte aseguró que esta situación es extremadamente difícil porque no se está amenazando solo a un líder, sino a toda una comunidad. "Nuestra punica arma es el bastón, que es una representación de respeto. Con este elemento se activan a las demás guardias del territorio Awá", manifestó Caicedo, quien recalcó que los indígenas sin territorio, no son nada. Le sugerimos: La deforestación amenaza a los últimos indígenas aislados de Colombia Miguel Caicedo, integrante del resguardo Pialapí Pueblo Viejo y de la Coordinación Binacional de Derechos Humanos para las cuatro organizaciones que conforman el pueblo Awá (dos en Nariño, una en Putumayo y otra en Ecuador), aseveró que desde el 2017 el conflicto en esa región se volvió a acrecentar. "Frente a este tipo de amenazas en el territorio lo único que podemos hacer es fortalecer nuestras bases sociales. Somos conscientes de que si no son nuestras mismas comunidades las defensoras, no habrá otras instituciones que nos protejan", aseveró. El líder indígena explicó que ya han tenido varios acercamientos con diferentes organismos gubernamentales a los que les han dado a conocer la problemática, pero poco o nada han hecho. "Independientemente a eso, nosotros creemos que visibilizar lo que ocurre es una forma de blindar los territorios indígenas y a sus líderes, que en este caso estamos siendo amenazados por defender una riqueza que no es para nosotros, sino para el mundo", resaltó.
La riqueza de recursos que existe en el territorio que ocupan los indígenas Awá, es uno de los mayores motores de presión para sus líderes. Foto: archivo/Semana. Caicedo informó que vienen promoviendo la declaración de nuevas zonas de reserva binacionales y eso puede ser otro de los factores que ha incrementado las amenazas, pues esa región es atractiva, además, por su ubicación estratégica y amplios recursos naturales. Cuenta con salida al Océano Pacífico, tiene grandes extensiones de selva, clima propicio para la siembra de cultivos ilícitos, entrada a la bota caucana y al macizo colombiano, y acceso directo al departamento de Putumayo y al Ecuador. Adicionalmente, posee grandes yacimientos de oro, plata y otros minerales. Sus tierras también son codiciadas para la realización de megaproyectos, algunos de los cuales ya se encuentran proyectados y formulados, tales como la construcción de la carretera transnacional Tumaco (en el pacifico Colombiano) y Belén Dopara (en el Atlántico Brasilero), el Aeropuerto Internacional Tumaco, las represas en los ríos Güiza, Mira y Telembí en los municipios de Tumaco y Barbacoas, concesiones mineras a multinacionales y la expansión del monocultivo de palma aceitera. Le recomendamos: Amenazas a líderes indígenas y sociales no cesan en Colombia "Debido a la declaratoria de 2.000 hectáreas como zonas de reserva en el resguardo Palmar-Imbí Medio, se detonó una masacre el domingo 2 de diciembre de 2018 en la que murieron Héctor Ramiro García, líder y fundador de la organización Camawari, y su hijo Arturo García, quién había sido elegido como gobernador de ese resguardo para la vigencia 2019. En el hecho resultaron heridos Miguel García, coordinador de la guardia indígena; Gilberto Nastacuas, integrante de la guardia; Gerardo Nastacuas, integrante de la guardia; y el líder Juvenal Torres", recordó. El Pueblo Awá, en Colombia, ocupa cerca de 500.000 hectáreas y cuenta con alrededor de 80.000 habitantes. Solo en el municipio de Ricaurte, el 90% del territorio es propiedad de indígenas. En Ecuador esta comunidad posee 116.640 hectáreas.