Históricamente, la agonía los bosques en Colombia inicia durante los últimos meses de cada año, con el cese de las lluvias y las primeras muestras de la dura sequía. Entre octubre y diciembre, las mafias deforestadoras empiezan a mover sus tentáculos económicos para contratar colonos y así talar los imponentes árboles a punta de motosierra. Cuando los rayos del sol incrementan su radiación, episodio que arranca en enero, solo basta con arrojar un fósforo para que la madera ya talada arda en cuestión de minutos, desembocando en incendios forestales difíciles de controlar que convierten a los antiguos terrenos biodiversos en un cuadro devastador: cementerios de árboles, animales calcinados y un cenicero donde antes se imponía la vida. Le puede interesar: Vuelven a abrir vía entre Calamar y Miraflores, epicentro de la deforestación en Guaviare El último trimestre de 2019 fue fatídico para los bosques nacionales, en especial para los de la Amazonia, uno de los mayores hervideros de biodiversidad del país y del planeta. Así lo revela el informe de alertas tempranas por deforestación del último trimestre del año elaborado por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), documento que revela cifras de una hecatombe ambiental.

Así luce el Parque La Macarena luego de la temporada de tala y quema en la Amazonia. Foto: FCDS. Los 13 principales núcleos de deforestación identificados en el país fueron amazónicos. La región concentró cerca de 85 por ciento de las alertas tempranas por pérdida de bosque a nivel nacional, cifra que en el mismo trimestre de 2018 fue de 75,5 por ciento, es decir que subió 9,5 por ciento. La problemática se torna más crítica al comparar la nueva cifra con la reportada entre julio y septiembre del año pasado, cuando la Amazonia concentró 30,9 por ciento de las alertas tempranas. Entre ambos periodos aumentó 54,1 por ciento. Caquetá, Guaviare, Meta, Putumayo y Vaupés fueron los departamentos más afectados. Los 16 municipios con mayor cantidad de alertas tempranas son de esta zona del país, al igual que los seis Parques Nacionales Naturales donde la motosierra hizo sus mayores estragos: Tinigua, La Macarena, La Paya, Nukak, Chiribiquete y Picachos.

Los 13 núcleos de deforestación en los últimos meses de 2019 estuvieron ubicados en la Amazonia. Fuente: Ideam. Cerca de 28.000 hectáreas de bosque fueron deforestadas en Caquetá, Meta y Guaviare, sitios donde se identificaron cinco lotes arrasados con más de 100 hectáreas cada uno. Sin embargo, en el mismo trimestre de 2018 esa cifra alcanzó cerca de 43.000 hectáreas. Los municipios más críticos fueron La Macarena, San Vicente del Caguán, San José del Guaviare, Cartagena del Chairá, Puerto Guzmán, El Retorno y Calamar.

Sobrevuelos realizados este año muestran que el resguardo Nukak merma su cantidad de bosque. Foto: FCDS. Solo núcleos amazónicos Sin anunciar cifras, los informes de alertas tempranas del Ideam siempre revelan las zonas más afectadas por la deforestación, algo que la entidad denomina como núcleos. Lo normal era encontrar sitios distribuidos en la Amazonia, los santanderes, el Caribe, Antioquia y el Pacífico, pero no todos concentrados en una misma región. Pero así ocurrió entre octubre y diciembre del año pasado: los 13 núcleos de deforestación más arrasados estuvieron en la Amazonia, un caso que podría catalogarse como atípico. En el primer trimestre de 2019 se presentaron seis núcleos en la región, ninguno en el segundo y dos en el tercero.

Núcleo 1: Marginal de la Selva en Guaviare Esta zona, ubicada en el noroccidente de Guaviare al sur del río Guayabero, entre Calamar y San José del Guaviare y el resguardo indígena Llanos del Yarí, fue la más crítica.  La expansión y consolidación de infraestructuras viales es el principal dinamizador de la pérdida de bosque, lo que facilita la conversión en cultivos ilícitos y pastizales para la ganadería extensiva. Esta dinámica es promovida por grupos armados ilegales e inversionistas ajenos a la región.

Guaviare está entre los tres departamentos más consumidos por las mafias come bosques. Foto: FCDS. Núcleo 2: Parque Nacional Tinigua en el sur del Meta Ubicado en La Macarena por el curso de los ríos Guayabero y El Perdido. En esta zona, los bosques son convertidos en pastizales con el fin de acaparar tierras y expandir la ganadería dentro del Parque Nacional.  Presenta incendios forestales y crecimiento de la infraestructura vial informal. Los grupos armados ilegales hacen presencia en la zona. Núcleo 3: Sabanas del Yarí en Caquetá Entre el límite occidental de las sabanas del Yarí y los pastizales de San Vicente del Caguán, municipio que presenta la mayor concentración de detecciones. El Ideam evidenció una alta concentración en Cartagena del Chairá y dentro del Parque Nacional Chiribiquete.  Le puede interesar: Procuraduría pide declarar emergencia ecológica y climática en Colombia por la deforestación La colonización avanza de manera rápida y no planeada, el fuego es utilizado como método de conversión de bosques en pastizales para ganadería extensiva. La coca penetra la matriz del bosque y facilita el avance de actividades agropecuarias.

La motosierra sigue alimentándose con los bosques del Parque Nacional Chiribiquete. Foto: FCDS. Núcleo 4: Calamar-El Retorno en Guaviare Localizado en el área de confluencia de San José del Guaviare, Calamar, El Retorno y Miraflores. El Ideam identificó sitios de deforestación en jurisdicción de los resguardos indígenas Nukak Makú, La Asunción y La Yuquera.  La ampliación y mejoramiento de vías ilegales asociadas al eje Calamar-Miraflores aceleran la deforestación en la zona, fomentando la conversión del bosque en pastizal para ganadería o acaparamiento, tierras que entran en un mercado de tierras. Los colonos venden a terceros los terrenos y amplían así la frontera agropecuaria. Las estructuras criminales continúan promoviendo los cultivos ilícitos y la invasión del resguardo Nukak Makú.

Una carretera ilegal por las selvas del Guaviare sigue ganado terreno y tumbando árboles centenarios. Foto: FCDS. Núcleo 5: río Caquetá en Putumayo Ubicado a lo largo del río Caquetá, entre el centro poblado de Curillo en Caquetá y la inspección de Mecaya en Putumayo. Los municipios más afectados son Puerto Guzmán y Puerto Leguízamo, al igual que el norte del Parque Nacional La Paya y los resguardos indígenas Consará-Mecaya, Coropoya y El Porvenir.  La ganadería y el acaparamiento de tierras son las principales problemáticas. Proliferan los cultivos de coca, amenaza permanente para las áreas de bosque natural promovida por grupos armados ilegales e inversionistas. Núcleo 6: Puerto Asís en Putumayo Localizado en límites con el Ecuador y en los municipios de San Miguel, Puerto Asís y La Hormiga. La mayor parte de la deforestación estuvo en los resguardos indígenas Jerusalén, Agua Blanca, Bocana Luzón, La Argelia, La Italia y Yarinal.  Los focos abundan en las cercanías de los ríos Putumayo, Picudo y Piñuña Blanco. Según el Ideam, las difíciles condiciones de accesibilidad, falta de alternativas productivas y cercanía al límite fronterizo, facilitan la expansión de los cultivos ilícitos.  “El arraigo de prácticas ganaderas no sostenibles continúa generando procesos de deforestación masivos, que se expanden hacia el sur y el noroccidente del departamento”.

El Parque Nacional La Paya es considerado como una de las áreas protegidas más afectadas por la deforestación. Foto: Ejército. Núcleo 7: río Sunciya en Caquetá Sur del Caquetá, en los municipios de Solano y de Cartagena del Chairá. Los sitios más afectados están en cercanías del río Sunciya y el bajo río Caguán. Las características de los suelos y la limitada accesibilidad incentivan la ganadería. Cuando se agotan los suelos productivos, los sistemas ganaderos se expanden hacia las áreas de bosque. La zona padece por acaparamiento de tierras y fuego como elemento dinamizador. “Es común la extracción ilegal de madera para fines comerciales y autoconsumo”, cita el Ideam. Núcleo 8: Piedemonte de Caquetá  Piedemonte amazónico de San Vicente del Caguán. Los bosques del alto Caguán y Avance están dentro de la zona más afectada. Hay expansión de fincas con prácticas de ganadería extensiva por medio de la ocupación, tumba y quema de bosque natural.  “El proceso lo dirigen capitales externos y lo promueven grupos armados ilegales, los cuales dificultan las acciones de control”, dice el Ideam.

El Bajo Caguán no había sido considerado como uno de los principales núcleos de deforestación. Foto: Jhon Barros.  Núcleo 9: Orito - Mocoa en Putumayo Municipios de Orito, Villagarzón y Mocoa, con serias afectaciones en los ríos San Juan, Guineo, Putumayo y Orito. Tala de bosque en los resguardos indígenas El Espingo, Caicedonia, Villa María del Anamú y Cañaveral.  En la zona predominan los cultivos de coca. Su ubicación estratégica, cerca del límite fronterizo, facilita el accionar de economías ilegales y dificulta las acciones de control. La expansión de la frontera pecuaria y el acaparamiento de tierras son los detonantes de la deforestación.  Núcleo 10: El Capricho - San José del Guaviare  Sector occidental de San José del Guaviare. La apertura o mejoramiento vial en el área de influencia de la Marginal de la Selva atrae a inversionistas externos, interesados en la acumulación de tierras.  Las tierras deforestadas entran a un mercado informal, donde los terrenos se valorizan a medida que se consolida la infraestructura vial.

Los proyectos de forestería comunitaria el El Capricho están en riesgo por la deforestación. Foto: FCDS. Núcleo 11: Mapiripán en Meta Municipio de Mapiripán. Este núcleo fue uno de los más críticos en 2019, con serias afectaciones en las inmediaciones de los ríos Siare e Iteviare. El acaparamiento de tierras y el establecimiento de ganadería extensiva son los mayores motores de la deforestación. Le puede interesar: “Están aprovechando la cuarentena para quemar la selva”: Corpoamazonia Los cultivos ilícitos actúan como punta de lanza en la ampliación de la frontera agropecuaria. La extracción ilícita de minerales y de madera contribuye a la dinámica de deforestación. Núcleo 12: Belén de los Andaquíes en Caquetá Municipios de San José de Fragua y Belén de los Andaquíes. Nuevos procesos migratorios y de ocupación del territorio han detonado la transformación del bosque en pastizales, donde predominan las prácticas ganaderas extensivas y el interés por acaparar tierras.  La madera de los bosques es aprovechada ilegalmente para el uso doméstico y comercio de especies maderables finas. Núcleo 13: Uribe en el sur del Meta Municipio de Uribe en el interfluvio de los ríos Guayabero y Duda. Detecciones tempranas en sectores de los Parques Cordillera de Los Picachos y Tinigua. Esta zona es punto de entrada para los principales procesos de colonización de las áreas protegidas en la región amazónica.  La conversión del bosque está orientada a ganadería extensiva y acaparamiento. Su ubicación estratégica facilita la acelerada valorización de los terrenos deforestados.