* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana. El páramo de Guacheneque, una fábrica de agua cubierta bajo un hechizo ancestral muisca ubicada en Villapinzón, es el único sitio donde aún es posible ver el verdadero rostro del río Bogotá, una cara inmaculada que dista a leguas de la estampa contaminante que lo acompaña desde mediados del siglo XX. En un colchón repleto de frailejones, el gran señor de la sabana da sus primeras gotas de vida para conformar dos lagunas de aguas cristalinas que en el pasado recibieron pagamentos de los muiscas. Su grado de pureza es tal que basta con una mirada para apreciar en su fondo las piedras cubiertas con musgos amarillos y naranjas. Le puede interesar: Río Bogotá: ¿A qué le apuestan los alcaldes de la cuenca para recuperarlo? Luego de zigzaguear oculto entre la vegetación, el afluente cae por una cascada y toma forma de río para recorrer 11 kilómetros de la zona rural de Villapinzón, un tramo decorado por árboles del bosque andino y donde aún sobreviven especies como el pez capitán y el cangrejo sabanero.
Esta es la verdadera cara del río Bogotá, panorama que sólo es posible ver en su nacimiento en el páramo de Guacheneque. Foto: Jhon Barros. Pero al salir de la ruralidad, el paraíso del río Bogotá llega a su fin. Su primer golpe viene por las aguas residuales de los villapinzonenses, descargas que lo pintan de carmelito. Pocos kilómetros después, cerca de 120 curtiembres de Villapinzón y Chocontá lo noquean con sus químicos. En su recorrido de 170 kilómetros por la cuenca alta, el afluente se va deteriorando por los vertimientos y basuras de las viviendas e industrias, una hecatombe ambiental que llega a su tope cuando bordea el occidente de la capital del país, en su tramo medio.
Los más de ocho millones de habitantes de la capital del país convierten al río Bogotá en una cloaca de aguas oscuras y malolientes. Foto: EAAB. Los ríos Fucha, Salitre y Tunjuelo, que recogen las desgracias de más de ocho millones de habitantes de la capital, le inyectan una sobredosis de contaminación apoteósica que lo manda directo a la unidad de cuidados intensivos. Le puede interesar: Cuatro animales emblemáticos amenazados por la contaminación En su paso por la capital es donde el río Bogotá se convierte en una cloaca nauseabunda, una estampa que podría llegar a su fin si las megaobras que marchan en la cuenca media salen victoriosas.
A diario, el río Bogotá recibe en promedio 700 toneladas de carga contaminante en su paso por la capital. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. ¿El fin de la cloaca? En 2014, el Consejo de Estado ratificó una sentencia del Tribunal Administrativo de Cundinamarca que buscaba hacer lo que muchos ven imposible: descontaminar el río Bogotá. La sentencia histórica obligó a 72 entidades a cumplir con más de 100 órdenes para cambiarle la cara lúgubre al afluente, de las cuales las más importantes son la construcción de dos Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) en Bogotá. La capital ya contaba con la PTAR Salitre, obra que inició operaciones en 2000 pero que sólo le retira los sólidos a las descargas de los habitantes del centro y norte que fluyen por el río Salitre. En resumidas cuentas, las aguas ingresan y salen igual de puercas.
La ampliación y optimización de la PTAR Salitre le dará el primer respiro al río Bogotá. Foto: Consorcio PTAR Salitre. Ante esto, en 2017 la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) tramitó un préstamo con el Banco Mundial por más de 450 millones de dólares para la ampliación y optimización de la PTAR Salitre, ubicada en el noroccidente de la ciudad. El botadero El Cortijo, predio de 95 hectáreas que fue rellenado con más de 1,5 millones de metros cúbicos de residuos, fue el escogido para dar marcha a la primera megaobra que busca acabar con la cloaca maloliente que persigue al río Bogotá. Le puede interesar: Actividades mineras chocan con la recuperación del río Bogotá La nueva PTAR Salitre, obra en la que han participado más de 1.500 personas y utilizado 15 piloteadoras, 45 retroexcavadoras y 120 volquetas, le hará un tratamiento por desinfección al 30 por ciento de los vertimientos generados por 2,3 millones de habitantes.
La primera PTAR Salitre sólo retira las basuas y residuos de gran tamaño. Foto: Consorcio PTAR Salitre. Según la CAR, este tratamiento secundario consiste en remover basuras, sólidos y carga orgánica y desinfectar las aguas residuales entre un 95 y 98 por ciento. Salitre tratará siete metros cúbicos por segundo de aguas residuales, cifra equivalente a llenar 10 piscinas olímpicas cada hora. “Esta PTAR permitirá que el agua del río pueda utilizarse para fines agropecuarios. Impedirá que 450 toneladas mensuales de basura ingresen a colmatarlo, utilizará tecnología de lodos activos con desinfección y generará biosólidos para restaurar suelos”, dijo la entidad.
Salitre tratará 30 por ciento de los vertimientos generados en Bogotá. Foto: Consorcio PTAR Salitre. Gloria Giraldo, gerente de la PTAR Salitre, aseguró que esta planta empezará a funcionar en marzo de 2021. “Esto nos permitirá ver la primera transformación en la calidad del agua del río, obra que se suma a las infraestructuras de varios municipios de la cuenca”. Le puede interesar: Más de la mitad de los ríos urbanos de Bogotá tiene mala calidad de agua Por su paete, Luis Fernando Sanabria, director de la CAR, informó que en el futuro la PTAR alcanzará a tratar 21 metros cúbicos por segundo de aguas residuales, es decir 30 piscinas olímpicas por hora. “El avance actual de Salitre es del 92 por ciento”.
A esta PTAR llegarán las aguas residuales de los habitantes del norte y centro de Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. Así funcionará Cada gota de agua residual que ingrese a la PTAR se demorará cerca de 16 horas en pasar por todos los tratamientos, que en resumidas cuentas son el retiro de basuras, dos licuadas, dos decantadas y una cloración. Las aguas residuales y basuras de los habitantes que residen entre las calles 26 y 220 y vienen por el río Salitre, ingresarán a través de una infraestructura rectangular de captación y pretratamiento, donde serán retenidos y removidos los sedimentos, residuos, grasas y arenas de gran tamaño.
El primer paso en la PTAR consiste retirar los residuos de gran porte que fluyen por el río Salitre. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. “Luego del canal de entrada hay una trampa de rocas, estructura con seis que funciona como un colador donde serán retenidos los residuos y basuras mayores a 10 centímetros. Todo este material será recolectado y enviado a los botadores de la ciudad”, dijo Mauricio González, ingeniero de obras de la PTAR Salitre. Le puede interesar: Historia, biodiversidad y lucha del río Bogotá en sus manos 10 canales o tajamares con rejas realizarán un segundo filtro para las basuras con tamaños desde los 3,8 centímetros, que serán enviadas al área de los compactadores. “10 bombas con una capacidad de 1,7 metros cúbicos por segundo enviarán el agua al tratamiento de finos, donde canales con rejas retienen las basuras entre los 3,8 centímetros y seis milímetros”, complementó González.
La PTAR Salitre desinfectará las aguas residuales del norte y centro de Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. Según el experto, el siguiente paso es el retiro de las grasas y arenas. Luego, las aguas son distribuidas en los 14 decantadores o clarificadores primarios, ocho de la antigua PTAR y seis nuevos, estructuras redondas de 45 metros de diámetro y cinco metros de profundidad donde los cúmulos de materia orgánica quedarán depositados en el fondo para luego extraerlos. El agua es conducida por canales a seis tanques de aireación de 100 por 45 metros, que contarán con reactores biológicos con microorganismos aeróbicos o bacterias que asimilan la materia orgánica y los nutrientes disueltos. En estos tanques, que funcionan como licuadoras, el agua será agitada con oxígeno y posteriormente pasará a 12 clarificadores secundarios de 56 metros de diámetro, donde serán retirados los flóculos biológicos por decantación.
Más de 450 millones de dólares fueron invertidos en la ampliación de la PTAR Salitre. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. El agua, con un aspecto más claro, ingresará a un sistema de cloración que matará los patógenos, una piscina con cloro. Finalmente, el líquido llegará al río Bogotá en condiciones óptimas para cultivos y actividades pecuarias, pero no para consumo humano. “Todos los lodos extraídos serán enviados a ocho digestores que los transformarán en biosólidos. Las altas temperaturas matarán bacterias y patógenos, lo que arrojará un gas que producirá 30 por ciento de la energía eléctrica de la planta en varios generadores”, precisó la CAR. Le puede interesar: Hallan cultivos de papa ilegales en zonas de páramo cerca a Bogotá El consorcio PTAR Salitre informó que actualmente se realizan pruebas en varias áreas de la nueva planta, como en el funcionamiento de las rejas de finos y gruesos, las bombas principales del afluente, sopladores de aire, puentes desarenadores y demás equipos del área de pretratamiento.
Todo indica que la PTAR Salitre empezará a operar en marzo de 2021. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. “Estamos verificando el funcionamiento de los equipos que separan el material orgánico con los desengrasadores, clasificadores de arena, puentes de desarenado, compactadoras, rejas y puentes primarios. También estamos en pruebas de los seis nuevos decantadores primarios, donde serán extraídos los lodos sedimentados, y presentamos avances en los tanques de aireación, clarificadores secundarios y biodigestores”. Sumado a las pruebas, el director de la CAR afirmó que en diciembre de este año espera poner en servicio dos muelles para navegar el río Bogotá en la cuenca media: uno en el sector de la calle 80 y otro en Cota. “En 68 kilómetros del río, las obras de adecuación hidráulica arrojaron el retiro de más de ocho millones de metros cúbicos de basuras y la ampliación de su cauce de 30 a 60 metros”.
68 kilómetros de la cuenca media del río Bogotá ya son navegables. Foto: EAAB. Nuevo parque Al lado de la PTAR es construido el Parque Metropolitano Salitre, 31 hectáreas que contarán con zonas recreativas, senderos, canchas y áreas de conservación ambiental, un nuevo pulmón para el noroccidente de la capital. “Este parque se construyó sobre una montaña de 1,8 millones de metros cúbicos de residuos, material que fue retirado de la zona donde es ampliada la PTAR. El propósito es consolidar una reserva forestal para la avifauna, la protección de árboles y la recreación de las personas”, dijo Jorge Cardona, arquitecto y jefe de obra del parque.
El Parque Metropolitano Salitre será un nuevo pulmón en el noroccidente de Bogotá. Foto: Consorcio PTAR Salitre. Según el consorcio PTAR Salitre, 70 por ciento del parque será destinado para actividades de protección ambiental y 30 por ciento para recreación activa. Le puede interesar: En riesgo suministro de energía para fin de año si no llueve ahora Serán plantados más de 4.000 árboles nativos y albergará un domo geodésico, aula para la educación ambiental llamada Shumsua Muisca, mirador y centro de interpretación conformado por un laboratorio, museo y biblioteca.
El parque contará con un lago que le servirá de hogar a la avifauna de la sabana. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. “El parque contará con un lago y canchas de fútbol, tenis y voleibol, patinódromo, pista de hockey, BMX, ciclorruta, gimnasio y pistas de trote. El edificio administrativo, una arquitectura ecosostenible de 2.160 metros cuadrados, ya fue construído”, anotó el consorcio. Cardona informó que el nuevo espacio verde entre Engativá y Suba consta de cuatro terrazas y varios senderos peatonales. “En la parte superior se podrá divisar todo el panorama de la zona, incluída la PTAR Salitre, y las áreas inferiores serán para la recreación activa y pasiva, donde estarán el espejo de agua y el aula ambiental de la comunidad muisca, obra que contó con un ritual por parte de estos indígenas y presenta un avance del 80 por ciento”.
El domo geodésico contará en su interior con una simulación de la cuenca baja del río Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz. La maloca muisca es construida con materiales naturales como guadua y bahareque y será un espacio con capacidad para albergar a 200 visitantes. “Esta obra surge de la extrema relación de la comunidad con la preservación de su entorno y la dignificación de sus raíces”. Le puede interesar: Río Bogotá: un guerrero ancestral que espera su renacer En su interior, el domo geodésico contará con una simulación de la cuenca baja del río Bogotá. “El Parque Metropolitano Salitre también tendrá dos áreas para los perros grandes y pequeños. En el mirador, los ciudadanos aprenderán cómo funciona la PTAR”, anotó el arquitecto.
El edificio administrativo es una arquitectura ecosostenible de 2.160 metros cuadrados. Foto: Consorcio PTAR Salitre. En la construcción de la PTAR y el parque, 1.500 animales silvestres han sido reubicados, como 1.388 curíes, ranas sabaneras, serpientes, comadrejas, tinguas y enjambres de abejas. Estas dos obras le han brindado la oportunidad laboral a diferentes habitantes de Bogotá, en epecial a los habitantes de Suba y Engativá. "El parque estará interconectado con el Parque Lineal de la cuenca media y la ciclorruta que viene por el humedal Juan Amarillo, lo que arrojará un circuito para que los ciclistas puedan visitarlo desde el Parque el Virrey”.
El Parque Metropolitano Salitre será un hogar para los animales más representativos de la sabana. Fotos: Consorcio PTAR Salitre y Nicolás Acevedo Ortiz. Canoas, el remate La PTAR Salitre no será suficiente para concretar el cambio extremo del río Bogotá. Por eso, luego de una inversión de 4,5 billones de pesos, el Distrito y la CAR avanzan en la construcción de Canoas, que se convertirá en la planta de tratamiento más grande del país. Le puede interesar: Sabana de Bogotá: hogar de 24 especies del bosque andino únicas en el mundo Canoas tratará 70 por ciento de los vertimientos de la capital y 100 por ciento de Soacha, generados por 7,3 millones de habitantes. Su capacidad será de 16 metros cúbicos por segundo de vertimientos y evitará el ingreso diario de 600 toneladas de residuos sólidos al río Bogotá.
La PTAR Canoas entrará en operación a finales de esta década. Render: EAAB. Según Cristina Arango, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), actualmente es adelantada la consultoría para los diseños de detalle del tratamiento secundario por desinfección de Canoas. “En diciembre, el Distrito contará con los diseños definitivos de la planta, la actualización del modelo financiero y los insumos para solicitar la licencia ambiental ante la ANLA”. Cuando la licencia sea aprobada, el Acueducto iniciará el proceso de precalificación de los interesados en licitar en la construcción de la PTAR y el trámite de vigencias futuras para amparar el proceso de selección. Canoas estará adjudicada a finales de 2021 y podría iniciar su operación luego de 2026.
Canoas le hará tratamiento al 70 por ciento de los vertimientos de Bogotá. Render: EAAB. La gerente de la EAAB manifestó que actualmente es construida la estación elevadora Canoas, infraestructura de 373.000 millones de pesos que en 2022 pondrá en funcionamiento dos interceptores que evitarán la futura llegada vertimientos al río Bogotá. Le puede interesar: Un experto en biodiversidad que nunca pisó un salón de clases “Esta estación recogerá los vertimientos en un gran interceptor que los conducirá a la futura PTAR, donde serán tratados y recuperarán los niveles de oxígeno en el agua. En la elevadora serán removidos los residuos sólidos arrojados al alcantarillado”, apuntó Arango.
La estación elevadora será el primer paso para el tratamiento de las aguas residuales de la PTAR Canoas. Foto: EAAB. La entidad tiene proyectado erradicar 1.500 conexiones erradas de aguas residuales a la red de alcantarillado pluvial, inyecciones que afectan canales, ríos y humedales y las cuales serán subsanadas a través de una inversión de 112.499 millones de pesos. “También estamos en la fase de pruebas de la estación elevadora de aguas residuales Bosatama, la cual evitará que los vertimientos provenientes de un sector de Bosa y Soacha contaminen el río Tunjuelo. Esta obra, que presenta un avance del 90 por ciento, recogerá más de 50 vertimientos directos y cuenta con un presupuesto superior a los 14.000 millones de pesos”, dijo Arango. Entre tanto, la CAR informó que ya están funcionando las PTAR municipales de Funza, Tabio, El Rosal, Tocancipá y Madrid, y está por entregar las de Chía, Zipaquirá, Fusagasugá, Tenjo, Mosquera, Cota y Ricaurte. “Este año hemos impuesto 80 sanciones a establecimientos por realizar vertimientos ilegales al afluente”.
Actualmente, la EAAB cosntruye la estación elevadora Canoas, ubicada en Soacha. Foto: EAAB. Las tareas de Bogotá La Secretaría de Ambiente reveló que más de 12 metros cúbicos de aguas sucias llegan cada segundo a Fucha, Tunjuelo y Salitre, afluentes urbanos que a su vez desembocan a diario cerca de 700 toneladas de cargas contaminantes al río Bogotá. Le puede interesar: 10 cosas que puede hacer desde su casa para cuidar el agua Para mitigar este panorama, el Distrito destinó 34.000 millones de pesos para el programa de monitoreo, evaluación, control y seguimiento ambiental al recurso hídrico y la ejecución del plan de saneamiento y manejo de vertimientos.
La transformación del río Bogotá requiere del compromiso de todos los habitantes de la cuenca. Foto: EAAB. “Nuestra meta es conservar los 480 cuerpos de agua de la ciudad. Realizaremos el censo de 1.635 vertimientos a las cuencas tributarias y haremos la verificación de la calidad del agua en los sectores productivos”, dijo la secretaria de Ambiente Carolina Urrutia. Sin embargo, Urrutia considera que estas intervenciones no serán efectivas si la ciudadanía no deja de maltratar al río. “Los habitantes deben dejar de verter grasas y aceites por los sifones y lavaplatos y arrojar residuos sólidos en el espacio público y ecosistemas como los humedales. Desde la cotidianidad tenemos una gran tarea con el afluente”. Le puede interesar: Mejoró calidad del agua en un tramo del río Bogotá durante la cuarentena La funcionaria destacó que la zona de manejo y preservación ambiental del río Bogotá será protegida. “Cualquier intervención sobre esta área o el corredor ecológico del río debe partir de estudios hidráulicos, geomorfológicos y ecosistémicos. Restringiremos todos los usos que no sean compatibles con la conservación de su biodiversidad”.
Sin un cambio en los hábitos de la ciudadanía, la recuperación del río Bogotá no será posible. Foto: EAAB.