El regreso de la temporada taurina a Bogotá no solo ha resultado en que, nuevamente, los animalistas se manifiesten en los alrededores de Plaza de Toros La Santamaría los días de corrida. También ha provocado indignación en el sector cultural que funciona en esta zona de la ciudad. Es el caso del director del Museo Nacional, Daniel Castro, quien asegura que la asistencia del público que visita los museos y las galerías del área los domingos disminuyó notablemente el 21 de enero, día en que iniciaron las corridas de toros de este año. Explica que se debe a que son muchas las restricciones que hace la Policía Metropolitana a la ciudadanía a la hora de ingresar a este sector.

No es la primera vez que sucede. En enero de 2017, después de que la Corte Constitucional le ordenó al Distrito reabrir las puertas de La Santamaría para celebrar las corridas de toros, los antitaurinos manifestaron su desacuerdo marchando con pancartas por las calles del barrio La Macarena, ubicado muy cerca de la plaza de toros, provocando un caos en la movilidad y acceso peatonal en esta zona. Pero los desmanes que la Policía tuvo que controlar por esos días no tenían comparación con lo que pasaría semanas después. El domingo 19 de febrero, antes de mediodía, una bomba estalló sobre la calle 27 con carrera 5a, en el barrio La Macarena, junto a la Plaza de Toros. Murió un policía, se registraron más de 30 heridos y afectaciones estructurales en algunas casas. La intención del ataque era agredir a la Policía, y no hay evidencia de que fuera motivado por un sentimiento antitaurino. Sin embargo, debido al acto terrorista el esquema de seguridad se fortaleció y las restricciones para ingresar a esta zona fueron más fuertes.

Para evadir incidentes violentos entre los aficionados a la tauromaquia y los manifestantes, actualmente se están viviendo limitaciones similares en el área. El esquema de seguridad cuenta con cierres desde la calle 34 hasta la calle 22, y desde la carrera 5 hasta la avenida Jiménez, la adición de más de 2.000 agentes de la Policía y los cuatro anillos de seguridad para proteger a los asistentes a la Plaza de Toros. Sin embargo, para Castro, la Secretaría de Gobierno está cometiendo una arbitrariedad con la gente que quiere disfrutar de otras actividades culturales, ya que está poniendo por encima la seguridad de las pocas personas que asisten a las corridas de toros –en redes sociales están circulando fotos de la última corrida en donde se observan menos de 300 personas–, y están afectando el desarrollo normal de instituciones que ofrecen un servicio público a toda la ciudad. "Los usuarios del Museo Nacional no han sido los únicos afectados, también los del Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBo), restaurantes aledaños, centros comerciales y residentes del sector. Pero lo más triste es que la Secretaría de Gobierno, después de una reunión en la que expresamos todas nuestras preocupaciones, no tiene ninguna solución para esto", expresa Castro. Dado que la temporada taurina se extiende hasta el 18 de febrero, los habitantes del barrio están a la espera de una pronta resolución.

Bajo su desacuerdo, el director decidió publicar una carta abierta exponiendo esta situación. Este texto fue publicado en las redes sociales del Museo Nacional:

“Comienza la temporada taurina en Bogotá, y con ella no solo los argumentos a favor o en contra de la misma, sino también las arbitrariedades de la Alcaldía Mayor de restringir el acceso a las inmediaciones de La Santamaría, generando todo tipo de incomodidades para los residentes y las personas que buscan una oferta cultural diferente a las tardes de toros.

La afectación del año anterior tanto para los residentes, locales comerciales y usuarios del Museo Nacional de Colombia, así como el Planetario Distrital y el Mambo, entre otros, fue evidente en la ostensible reducción de nuestras visitas de fin de semana, pues los filtros de seguridad de la Policía Metropolitana privilegiaron casi exclusivamente el acceso de quienes portaban su boleta a la Plaza de Toros, generando por el contrario todo tipo de inconvenientes y molestias para el resto de los ciudadanos, hecho que, está sucediendo nuevamente en el 2018. ¿Es ésta la Bogotá para todos y todas?”.