Cuando el mundo por fin comenzaba a cantar victoria con los resultados alcanzados por algunos países en su lucha frontal contra el coronavirus, un rebrote le recordó que ha ganado algunas batallas, pero no la guerra. Los reportes de la última semana sobre nuevas infecciones en China y Corea del sur, cuyas autoridades fueron exitosas en su estrategia para bajar el nivel de contagios, volvieron a encender las alarmas. Estos países impusieron bloqueos para frenar la expansión de la covid-19 y en las últimas semanas habían cambiado su estrategia.

Como estos, otros países en el planeta han probado de todo para frenar el contagio de la peor pandemia de este siglo. La mayoría optó por estrictas medidas de aislamiento social, otros por agresivas cuarentenas y no faltaron los más relajados que le apostaron a la autorregulación. Cada una con sus propios éxitos y desafíos. ¿Quién ha tenido mejores resultados y puede dar lecciones sobre su manejo? Estas son algunas de las estrategias que han recibido aplausos por sus resultados económicos y de salud.

Algunos países han comenzado a reabrir desde servicios religiosos hasta escuelas, restaurantes y cines, manteniendo la protección de tapabocas y la distancia social.  Nueva Zelanda Centros comerciales, gimnasios, salas de cine, parques, restaurantes y cafeterías reabrieron este jueves en este país de 4,9 millones de habitantes, que ha tenido una de las estrategias más elogiadas hasta el momento. A comienzos de mayo el gobierno declaró que había logrado suprimir el virus y siete semanas después de haber iniciado un estricto aislamiento, el balance muestra que hubo 1.497 contagiados y 21 fallecidos. Por eso los colegios reabren sus aulas a partir del 18 de mayo y el 21 comienzan a funcionar los bares. La primera ministra, Jacinda Ardern, dice que no hay que cantar victoria, por eso en dos semanas habrá una revisión de la estrategia de reapertura. ¿Cómo lo logró? Con una masiva cobertura de pruebas y seguimiento estricto de cada contacto de cada enfermo, hasta llegar al último contagiado. En la reapertura planean hacer pruebas aleatorias en especial a quienes ejercen trabajos riesgosos, aunque no presenten síntomas. La primera ministra le dijo al New York Times que "lo peor que podemos hacer por nuestro país es el yoyo entre niveles de encierro". El seguimiento seguirá estricto porque el gobierno sabe que de ello dependerá que la economía vuelva a la normalidad. Esa es la nueva prioridad. Vietnam Muchos se preguntan cómo Vietnam, un país que comparte frontera con China y con 96 millones de habitantes, no registró las dramáticas cifras de los europeos o incluso de Estados Unidos. El éxito tiene varias explicaciones, comenzando por el acceso temprano a la información: en enero supo de la pandemia y en febrero decidió cerrar su frontera con China. Además, este país comunista adoptó confinamientos selectivos solo para aquellas regiones donde se presentaban los casos, lo que implicó que no toda la economía quedó bloqueada. Eso sí, canceló todas las rutas comerciales con China y puso especial cuidado en la identificación y aislamiento de los casos.

Los resultados le permitieron mantener su actividad económica en las regiones sin contagios. A nivel de salud, con 288 contagiados, no reporta ni una sola muerte. Ya Vietnam abrió las escuelas secundarias, el pasado 4 de mayo y las de primaria este 11 de mayo y buena parte del país ha vuelto a la normalidad. Corea del Sur La aparición de una segunda ola de contagios entre los asistentes a un bar en Seúl no implica un fracaso del modelo coreano. De hecho, este país adoptó medidas que llaman la atención porque no hubo aislamiento radical y la economía nunca paró. Su estrategia consistió en mezclar educación, uso permanente de tapabocas desde el primer día, aplicación masiva de pruebas con resultados en 24 horas, seguimiento y aislamiento de los casos positivos. Entre el 20 de febrero y hasta el pasado 10 de mayo, registraba un total de 10.652 contagios y 256 muertes. Como ya tenía la experiencia por el manejo del letal virus mers en 2015, decidió utilizar big data para identificar a los contagiados a quienes les hacía un seguimiento puntual. Como el confinamiento no es obligatorio, el gobierno envía cajas con mercado para dos semanas a los infectados, para invitarlos a quedarse en casa. El uso de tapabocas permanente es otra clave de éxito en este país en el que la población está habituada a usarlo, no solo por su conciencia de bienestar colectivo sino también por los altos niveles de contaminación. Suecia Anders Tegnell es toda una personalidad en su Suecia natal. Al punto que se registran casos de ciudadanos suecos que decidieron tatuarse su cara o su nombre, según el diario Financial Times. También es el epidemiólogo de cabecera del gobierno sueco, que tomó un enfoque totalmente radical al de la mayoría de países.

En Suecia no hay bloqueo y la vida social y económica se mantiene con total normalidad. Eso sí, como es un país cuyo modelo económico le apunta al estado de bienestar, los contagiados son aislados y reciben atención médica de calidad. Tegnell le apuesta a que a finales de mayo al menos el 40% de habitantes de Estocolmo, la capital, habrá desarrollado su inmunidad. Y dice con satisfacción que para una posible segunda ola estará mejor preparado que los que optaron por fuertes bloqueos. "Vamos a tener que vivir por mucho tiempo" ha dicho el epidemiólogo sueco, quien defiende el método de inmunidad del rebaño. Hasta ahora, sin embargo, este país registra 26.670 contagios y 3.256 muertes, una cifra muy parecida a la de otros países europeos de similar desarrollo que han tomado drásticas medidas de aislamiento. Por ahora estos países son considerados ‘cabeza de lote‘ en la lucha contra el coronavirus. Eso no implica que puedan tener algunos traspiés. Lo cierto es que mejor información, pruebas, trazabilidad de casos y aislamiento de los enfermos han sido estrategias exitosas. Y eso sí, el manejo permanente del tapabocas, que más que una decisión individual es una poderosa medida de protección colectiva para enfrentar el virus.