“No hay una ruptura de las relaciones entre Venezuela y Colombia, simplemente están sometidas a revisión, están puestas en el congelador. Hemos retirado nuestro embajador, pero los consulados siguen abiertos”, le dijo a dinero.com el presidente de la Comisión de Política Exterior del Congreso (la Asamblea Nacional) de Venezuela, Roy Daza. Sin embargo el presidente de la Comisión advierte que: “De producirse una nueva agresión por parte del gobierno colombiano, sí podríamos considerar la posibilidad de romper relaciones con Colombia. Por ahora los proyectos binacionales y las comisiones tenemos en conjunto con Colombia están paralizadas y suspendidas, pero no eliminadas”. El diputado Roy Daza señaló también la molestia que hay por el anuncio de instalar bases militares estadounidenses en Colombia. “El aumento de la presencia militar estadounidense en Colombia revela que entre estos dos países hay una relación que va más allá de la simple cooperación, y esa presencia militar no contribuye a la estabilidad de la región”, dijo. La crisis política y diplomática entre los dos países se produce a sólo tres meses de la visita amistosa que realizó el presidente Álvaro Uribe a Caracas, y donde se acordó crear un fondo binacional con una dotación inicial de US$200 millones; y a seis meses del nombramiento de Gustavo Márquez como nuevo embajador de Venezuela en Colombia, luego de una larga tensión que tuvo a Venezuela sin embajador en Bogotá durante más de seis meses. Crisis política podría afectar economía de ambos países El intercambio comercial entre Venezuela y Colombia puede verse seriamente afectado si la tensión política y diplomática continúa. La posición del gobierno venezolano es tajante en este sentido, y están dispuestos a reemplazar a Colombia como socio comercial. “Colombia siempre ha argumentado que es uno de nuestro principales proveedores de alimentos, hoy le podemos responder que no nos hace falta, tenemos la capacidad de buscar nuevos socios comerciales y nuevos proveedores en la región” dijo Daza, representante de la Asamblea Nacional venezolana. Ante este enfoque, y en el otro extremo encontramos a los empresarios, y a la población en general, quienes cargan con las consecuencias de las medias que toman los gobiernos nacionales. Así, Daniel Montealegre, presidente de la Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana, CAVECOL, sin dejar de mostrar preocupación por la crisis, señala que “Tanto venezolanos como colombianos perdemos con en las crisis e impases que se dan entre nuestros países”. En este contexto, Montealegre señaló que “todos los países tienen la libertad de comerciar con los socios que soberanamente elijan, pero para Venezuela tendrá un costo muy alto buscar nuevos mercados y nuevos proveedores, sustituir a Colombia como socio no se hace de la noche a la mañana”. Sin embargo, el ejecutivo tiene confianza en que “en esta como en otras ocasiones se llegue a una solución diplomática”. Intercambio antes de la crisis ¿se mantendrá? Según reportes de Cavecol, para Venezuela Colombia es un importante mercado para la exportación de fundición de hierro y acero, productos químicos orgánicos, productos diversos de las industrias químicas, combustibles, aceites minerales, aluminio y sus manufacturas; y para Colombia Venezuela representa un socio de vital importancia para la venta de carne y despojos comestibles, prendas de vestir, calderas, máquinas, aparatos mecánicos, vehículos automóviles, tractores, velocípedos, pieles, cueros, plásticos y sus manufacturas. Igualmente, días antes de esta nueva tensión diplomática, Cavecol hizo algunas proyecciones con respecto al intercambio comercial entre Colombia y Venezuela, donde estimaron que para el cierre del 2009 habría una caída del comercio entre ambas naciones de al menos un 15% respecto al 2008, como consecuencia de la crisis económica mundial. Origen del nuevo roce entre Caracas y Bogotá El nuevo impasse político y diplomático tiene su origen en las acusaciones que hizo el gobierno colombiano con respecto a unas armas incautadas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de fabricación sueca vendidas a Venezuela por el gobierno de Estocolmo en la década del 80. Y aunque este hecho fue el detonante del reciente roce entre Caracas y Bogotá, no se puede obviar el malestar expresado por el gobierno venezolano días anteriores por la nueva presencia militar estadounidense en Colombia.