De acuerdo con el informe de la ONG, en América Latina “el resultado es aún más impactante con una reducción en promedio del 94%” de las especies monitoreadas. Adicionalmente, el factor que más ha impulsado la pérdida de biodiversidad en los sistemas terrestres “es el cambio de uso de suelo y la conversión de hábitats nativos prístinos (como bosques, praderas y manglares)” en sistemas agrícolas, mientras que gran parte de los océanos sufre de sobrepesca. Roberto Troya, director regional de WWF para América Latina y el Caribe dijo que “la conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad. La pérdida de biodiversidad es un auténtico reto para la economía, el desarrollo y la seguridad global”. Lea también: Déficit para giros de programas sociales en 2021 es de $1,79 billones El reporte tiene como base el Índice del Planeta Vivo (IPV) que mide la abundancia de casi 21.000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios a nivel global. El índice recoge estas tendencias poblacionales para calcular sus cambios porcentuales medios en términos de abundancia entre 1970 y 2016. En parte, la disminución observada en América Latina se debe a la tendencia negativa de reptiles, anfibios y peces, grupos que se ven afectados por varias amenazas. Para los reptiles, una de las mayores amenazas es el cambio de uso de suelo y la sobreexplotación, los peces de agua dulce se ven afectados también por la fragmentación del hábitat debido al desarrollo de la energía hidroeléctrica, que se prevé represente un desafío aún mayor en el futuro. Por su parte, para los anfibios, las enfermedades y la pérdida de hábitat son los mayores retos. Le recomendamos leer: Compras a rutas internacionales aumentaron en Viva Air tras reapertura Este año, el índice incluye casi 400 especies adicionales y 4.870 poblaciones más que el último Informe que se publicó en 2018, con una representación mejorada en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente especies de anfibios. “Además de la producción de alimentos, la biodiversidad del suelo proporciona una amplia gama de funciones y servicios de los ecosistemas, incluida la retención y purificación del agua, el ciclo de los nutrientes, la degradación de algunos contaminantes y la regulación de los gases de efecto invernadero, así como el mantenimiento de plantas y animales”, puntualizó Luis Germán Naranjo, director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia.