Este anuncio inesperado lastró los mercados, que temen por el impacto que estas medidas puedan tener sobre la economía estadounidense, hasta ahora sólida pero cuyo crecimiento se ha desacelerado. "Estados Unidos va a empezar a partir del 1 de septiembre a aplicar un pequeño arancel adicional de 10% a US$300.000 millones restantes de importaciones de bienes y productos" de China, anunció Trump en Twitter. Estos aranceles, sumados a los gravámenes de 25% sobre US$250.000 millones de importaciones chinas, implican que virtualmente la totalidad de las compras quedará con impuestos adicionales. En una serie de mensajes en la red social, el presidente aseguró que China "había accedido a comprar productos agrícolas de Estados Unidos en gran cantidad pero no lo hizo". Lea también:
"Adicionalmente, mi amigo el presidente Xi dijo que iba a detener la venta de fentanilo a Estados Unidos. ¡Esto nunca ocurrió, los estadounidenses siguen muriendo!", agregó, en referencia su homólogo chino Xi Jinping. No obstante, el mandatario precisó que las negociaciones comerciales seguirán adelante. "Esperamos continuar con nuestro diálogo positivo con China para un acuerdo comercial cabal y sentir que el futuro entre nuestros dos países será muy brillante", afirmó Trump. Le puede interesar:
Las negociaciones comerciales entre Washington y Pekín habían sido retomadas esta semana en Shanghái y ambas partes informaron que los diálogos fueron "productivos" para intentar poner fin a una guerra comercial desatada hace un poco más de un año por el presidente estadounidense para forzar a China a negociar. Según el calendario de las conversaciones, está previsto un nuevo ciclo de contactos el mes próximo en Washington. Derek Scissors, experto de las relaciones entre Pekín y Washington del American Enterprise Institute, cree que la principal motivación de la medida es presionar a China en el marco de las conversaciones. "Por supuesto, ellos podrían reaccionar mal y las conversaciones podrían terminar. Es un riesgo medido", dijo a la AFP el experto. Sin embargo, el presidente del Consejo Económico Chino-estadounidense (USCBC) Craig Allen advirtió que una decisión como ésta pueda llevar a los chinos a levantarse de la mesa de negociaciones. "No me preocupa para nada" El anuncio cayó como un balde de agua fría sobre los mercados. Wall Street reaccionó con pérdidas y el Dow Jones cedió 1,05% al cierre. En tanto el petróleo, que ya operaba en baja, terminó con una caída de 7,9%, la peor desde febrero de 2015. "Eso no me preocupa para nada", dijo Trump a los periodistas sobre el impacto en los mercados. "Me lo esperaba", aseguró. El anuncio cayó como un balde de agua fría sobre los mercados. Wall Street reaccionó con pérdidas y el Dow Jones cedió 1,05% al cierre. En tanto el petróleo, que ya operaba en baja, terminó con una caída de 7,9%, la peor desde febrero de 2015. Las negociaciones comerciales entre las dos potencias han alternado este año entre progresos e impases. En mayo parecía que el diálogo había colapsado, pero dos meses después, en una reunión en Japón, Trump y Xi lograron revivir las negociaciones. Estados Unidos acusa a China de incumplir compromisos clave que ya habían adquirido en las conversaciones. Trump afirma que China ha utilizado su modelo de economía planificada desde el Estado para perjudicar a Estados Unidos, subsidiando la producción y robando propiedad intelectual. Sin embargo, los expertos dicen que la guerra comercial ha dañado al sector manufacturero en todo el mundo y que ha afectado la confianza de las empresas, lo que plantea una amenaza para la economía mundial en un momento complicado.