En economías desarrolladas el papel de los bienes inmateriales ha crecido de manera exponencial convirtiéndose en la principal fuente de valor de las empresas a nivel mundial. Según el estudio periódico que hace la organización Ocean Tomo, sobre la evolución histórica de los intangibles como parte de los reportes financieros y valor de mercado de las compañías, en países como Estados Unidos el crecimiento de este tipo de activos ha sido significativo pasando de representar el 17% del valor en 1975 al 80% en 2015. Como lo explica Alexandra Suárez, directora de la Autorreguladora Nacional de Avaluadores y Camilo Díaz Mendoza, avaluador avaluador certificado de intangibles de Innosulting SAS, actualmente existe una gran diversidad de activos intangibles que pueden adquirir un valor económico considerable como las patentes, bases de datos, derechos de autor y los secretos corporativos. Un claro ejemplo en el que una empresa cuyo valor se sustenta en los activos intangibles es Rappi. Esta fue valorada en más de US$3.000 millones adquirió su valor de mercado debido a la masificación de una aplicación que trabaja a partir de una sólida base de datos. En Colombia el balance es diferente al de países con economías desarrolladas. Del total de activos reportados en las Supersociedades de información financiera, en 2018 los activos del país ascendieron a $585 billones; de estos, $14 billones corresponden a activos intangibles, lo cual representa el 2,5%. Las principales empresas que reportan este tipo de activos son las pertenecientes a los sectores extractivos, como las industrias mineras y petroleras con $5,35 billones.
Esto no quiere decir que en el país escasean los intangibles, sino que por el contrario abundan. El problema es que estos pocas veces cumplen el proceso de avalúo, registro en balance y reporte. Ni siquiera existe un informe que muestre que las grandes empresas realizan estos procesos, por lo cual en el país aún se prioriza el trabajo sobre activos físicos. Además, las empresas cuya base son este tipo de activos se encuentran registradas en Pymes, por lo que sus registros son escasos. En el caso de la economía naranja, la participación de activos provenientes de empresas relacionadas a actividades a empresas de industrias culturales y creativas representa tan solo el 1,9% del total registrado en las Supersociedades. Esto no quiere decir que no haya un crecimiento en este sector, pues como Díaz explica, “la economía naranja está formada principalmente por la micro, pequeña y mediana empresa, de modo que sus activos rara vez son registrados y por ende avaluados”. En términos generales, la Autorreguldora Nacional de Avaluadores aplica los mismos métodos para valora los activos intangibles que los utilizados con los demás activos de un negocio. Como explican,se aplican metodologías como el costo de formación, los referentes de mercado y el flujo de ingresos. En algunos casos se pueden aplicar metodologías más específicas como el análisis de costo o el flujo de prima por intangibles. Las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) en la Norma Internacional Contable número 38 establece tres requisitos para la consideración de un activo como negocio: 1) que sea generador de beneficios económicos, 2) que se tenga control o propiedad sobre el intangibles, y 3) que sea identificable y separable dentro de la empresa y sus actividades productivas.
Los beneficios de llevar un intangible a la contabilidad es que en una primera instancia los estados financieros cambian y mejoran, de modo que el reporte es más parecido a la realidad; los indicadores financieros también cambian, el nivel de endeudamiento disminuye y por lo tanto la tasa de interés es más baja. Además, al incluir este activo al balance, este deja de ser contable y se vuelve financiero. Para valorizar un intangible lo primero que se debe hacer es reconocer que se tiene un activo que genera valor, luego buscar obtener una certificación dada por un avaluador que hace un análisis del flujo de ingresos y proyecta el flujo de caja; finalmente se registra como una garantía mobiliaria y se hace público. Posterior a este proceso, se puede realizar una operación de crédito. En el caso de la economía naranja lo más importante es identificar el inventario que poseen y que de acuerdo al modelo de negocio, permita su explotación y monetización dentro del marco que establece NIIF para su gestión contable. Sin embargo, las NIIF establecen que uno de los inconvenientes a la hora del registro contable y posterior gestión financiera, comercial y tributaria de los activos intangibles es que cuando estos son formados internamente en una compañía no se pueden llevar a un balance ni contabilizar. Por lo tanto, se debe realizar un proceso en el cual se aporten o vendan estos activos y sean considerados como activos adquiridos, lo que permite que sean llevados al balance y sean contabilizados. Para esto, se crea una figura que sirve de puente y lleva a cabo las operaciones de crédito. Esta figura es la de patrimonio autónomo fiducia que actúa como el tercero que adquiere el activo y lo incluye en su balance para que este sea pase a tener un valor. En Colombia existe la dificultad que no todos los bancos que realizan préstamos frente a este tipo de garantías debido a que aún están muy enfocados en las garantías inmobiliarias y los activos físicos. Además, según la NIIF los activos intangibles no tienen revalorización o ajustes por deterioro.
En este caso, no se habla propiamente de desvalorización o depreciación, para los intangibles se habla de amortización. Según la normatividad fiscal en Colombia, el plazo mínimo de amortización no puede ser menor a cinco años. Usualmente esto se determina por el término de protección del derecho de propiedad industrial que aplique según el caso regulado por la Superintendencia de Industria y Comercio. La economía actual sugiere que las empresas establezcan sus modelos de negocios en función de sus activos intangibles ya que estos otorgan mayores beneficios y son los que hoy en día pueden otorgan un valor de mercado más alto a las compañías. Colombia como economía emergente debe optar por la valorización de estos activos si espera tener un crecimiento superior al que ha tenido en los últimos años.