Si observamos el total de dinero invertido a lo largo de la historia del sistema financiero en el mundo, notaremos que ese dinero no se movilizó mucho en el tiempo. Lo que fue asignado, hasta ahora, bajo los criterios ambiental, social y de gobernanza (ASG), es bajo, comparado con el riesgo sistemático, el riesgo financiero y las oportunidades. La inversión y las finanzas sostenibles están aumentando. El discernimiento entre los inversionistas ha crecido y, mientras mayor sea el conocimiento, también crece la preocupación sobre lo que ocurre en el mundo. Lea también: Las empresas colombianas del Índice de Sostenibilidad de Dow Jones El mercado posee distintos principios para abordar las finanzas sostenibles – ASG, inversión responsable (IR), entre otros – dedicados a describir ese mundo aparentemente moral en el sector financiero. Mundo donde el capital es invertido para vivir en un mundo más sostenible. Asimismo, el mercado de IR tenía US$30,7 billones en activos en 2018, frente a los US$74,3 billones en activos totales invertidos en el mundo en el mismo año. O sea, en un mundo en el que se habla cada vez más de sostenibilidad, apenas un 40% de las inversiones puede ser considerado responsable. Por otro lado, en EE. UU., casi tres cuartos de estadounidenses tienen interés moderado o alto en inversiones sostenibles, de acuerdo con una encuesta de Morningstar. El estudio mostró que ese interés es amplio y profundo. Esto contradice la creencia de que el interés en este tipo de inversiones se restringe únicamente a millenials y a las mujeres. En Colombia, por su parte, las finanzas sostenibles vienen ganando fuerza en el sistema financiero. Un claro ejemplo es el Protocolo Verde, un acuerdo entre el gobierno y el sector financiero, que busca unir esfuerzos para promover el desarrollo sostenible de Colombia. Otro hito de gran importancia es la creación de una Taxonomía Verde, que viene siendo trabajada por la Superintendencia Financiera. Esta Taxonomía facilitará la inversión en proyectos sostenibles, y por lo tanto el desarrollo de este mercado. Finalmente, la reciente Declaración para la Inversión Responsable en Colombia une a entidades del sector público y privado para el fomento de este tipo de inversión en territorio colombiano. Con eso, el país se establece como uno de los mercados con mayor potencial y compromisos para IR en la región. También le puede interesar: Reducción de costos, una tendencia a futuro en la construcción sostenible Para una persona que se encuentra preocupada con lo que terceros realizan con su dinero, hay recomendaciones simples. Al momento de conversar con la empresa, banco o asesoría, es conveniente que converse sobre las cosas buenas que realizan, después haga muchas preguntas. ¡Muchas preguntas! Esa forma de abordaje es pragmática, pues identifica riesgos, y al mismo tiempo motivacional, dado que muestra las oportunidades. La innovación es un ejercicio de observación de cómo las cosas están funcionando. Cada individuo es parte fundamental de esos principios, y sin ellos, no hay cómo cambiar los negocios y la manera de invertir. Este momento también requiere una mayor atención, pues el mundo de las finanzas sostenibles necesita estándares, de cara a facilitar la divulgación corporativa de estos temas. Sin ello, se puede incurrir en un aumento de greenwashing – instituciones indicando que están adhiriendo los principios ASG, pero en realidad no los aplican. Aún no existen definiciones sólidas sobre lo que cuenta como una “inversión ASG o responsable”, lo que permite que muchos aprovechen la situación para etiquetar proyectos falsamente de esta forma. Un desafío en la evaluación de impactos ASG son los datos, debido a la calidad inconsistente, que a veces puede ser confusa. Tenemos en frente por lo menos dos décadas, hasta que veamos cambios concretos. Debemos movilizar miles de millones para obtener un impacto a escala y eso no necesariamente está relacionado con ser crítico, político o ideológico. Se trata de generar valor. *Especialista ASG en Sitawi - Finanzas para el bien Lea también: Desarrollo sostenible, prioridad para las Escuelas de Negocios