Warren Buffett compró el 5,7% de la tecnológica Apple a un precio de US$35.000 millones mediante su fondo Berkshire Hathaway, entre 2018 y 2019. Sin embargo, de las 250 millones de acciones que componen esta participación, el multimillonario sacó 245 millones para su propiedad a título propio. Ahora esta participación de Buffett en Apple tiene un valor de US$104.000 millones, equivalente a multiplicar por cuatro el de su segunda inversión más grande: la del Bank of America con US$25.000 millones. El valor de Apple incrementó 42% en los primeros siete meses del año, con un valor por acción de US$425 desde el pasado viernes, cuando avanzó 10% y superó la valoración de Aramco, lo que la convirtió en la más valiosa del mundo, según el mercado de valores, con un precio total de US$1,8 billones. Lea también: Apple se convierte en la empresa más valiosa del mundo Este incremento de Apple llevó a que las inversiones de Buffett se elevaran en US$30.000 millones, únicamente, entre enero y julio de este año. Recientemente, el inversor y líder de Sullimar Capital Group, Bill Brewster, le dijo a Business Insider que la apuesta de Buffett por Apple era “una de las mejores inversiones” de su historia. De acuerdo con la misma publicación, la capitalización bursátil del fondo Berkshire alcanza los US$476.000 millones, incluyendo la participación de 5,7% en Apple, que equivale a una quinta parte del valor total del fondo. Además, Berkshire habría aumentado en US$137.000 millones su efectivo e inversiones de corto plazo para el final del segundo trimestre. Sus ganancias subieron en US$255.000 millones, mientras que las ganancias por inversiones en el último año fueron de US$73.000 millones, lo que generó ganancias netas por US$82.000 millones en el mismo periodo. Recomendado: Empresa de Warren Buffett comprará activos de gas natural por US$9.700 millones Finalmente, Business Insider señaló que el valor de la participación del mencionado fondo en Apple, si se le compara con las demás acciones de su cartera, es una muestra de la alta valoración que le dan los inversionistas a las empresas tecnológicas en medio de la coyuntura, poniéndolas por encima de otros negocios que podrían ser más sólidos como los bancos, las aseguradoras y los ferrocarriles.