La ocurrencia y los impactos generados de la covid-19 han sido una sorpresa para todos, a pesar de saber con antelación la posibilidad latente de una pandemia. Ahora bien, el optimismo exagerado que muchos agentes del mercado financiero tienen sobre el mundo poscovid es asombroso, ante las perspectivas socioeconómicas negativas. Reiterados estudios venían apuntando sobre la posibilidad de una pandemia. Un ejemplo es el Reporte de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial (WEF), en en cual se indicaba que uno de los 10 principales impactos a partir de 2015 era la ocurrencia de una pandemia. Si bien no era el riesgo más inminente, era claro que esta posibilidad ya estaba mapeada y era reforzada por otras instituciones. Además, muchos de los factores que permitieron la pandemia también eran conocidos. Hay fuertes indicios que sugieren que esta es una parte de una crisis más amplia, como lo es la emergencia climática. Lea también: Saldos de cartera bruta vencida en Colombia aumentaron en agosto Esta emergencia aparece en la primera posición en los rankings de los reportes del WEF. Ella deriva de las acciones de la humanidad sobre el medioambiente, como lo son: la deforestación, el comercio de animales exóticos y la aceleración del derretimiento de las capas de hielo. Por otra parte, la emergencia climática incluye efectos como el aumento en la incidencia de eventos climáticos extremos, la reducción de la productividad agropecuaria, la disponibilidad de insumos, así como pandemias más intensas y frecuentes. Cada uno de estos temas tiene impactos que, en conjunto, nos pueden llevar a una crisis amplia y sin precedentes. Por tanto, la pandemia actual es solo una pequeña parte de las implicaciones que puede tener la emergencia climática a futuro. Los impactos de una pandemia también habían sido estudiados. Se esperaban grupos sociales más afectados y regiones con menor capacidad de respuesta. Así, la creciente desigualdad es una de las responsables del impacto consecuente de la covid-19. Se espera que este tema también se haga evidente durante una emergencia climática. Visite: Tesla reportó su quinto trimestre consecutivo de ganancias Hay mucha incertidumbre sobre el impacto de la covid-19, la cual incluso puede conllevar a una crisis financiera global más grave que la de 1929 y a una segunda ola de infecciones. A pesar de eso, hay un creciente optimismo de agentes financieros por una rápida recuperación económica global. Una señal en este sentido es la recuperación rápida de los índices de los mercados financieros a niveles similares a los de precrisis. El S&P 500 alcanzó niveles cercanos a máximas históricas aún durante la pandemia y otros índices siguen el mismo camino. Ahora bien, es importante destacar que la crisis también ha sido el escenario de nuevas ideas. Los esfuerzos globales para crear una vacuna en tiempo récord son animadores. Igualmente, la creación de mecanismos financieros para viabilizar las acciones contingentes de esta emergencia es alentadora y necesaria. Un ejemplo son los covid bonds, títulos de deuda cuyos fondos son destinados para proyectos que buscan minimizar los efectos de la pandemia y que han recaudado más de US$ 50.000 billones. En Europa también se discute el Green Deal, para una reactivación verde de la economía de la región. Sin embargo, es de esperarse que muchas de estas potenciales soluciones no estén listas en los tiempos esperados o no funcionen del todo. Aún más, hay que ser escépticos con las soluciones rápidas y simples para una crisis compleja. Le puede interesar: Inversionistas prefieren acciones europeas por elecciones en EE. UU. Existe también la posibilidad de agentes de mercado de utilizar la pandemia para generar beneficios para sí mismos en detrimento de la sociedad. En este sentido, la recuperación económica rápida puede terminar en un greenwashing, en el cual los mecanismos financiero, no ofrecen beneficios socioambientales reales. Para superar la presente crisis y evitar coyunturas similares a futuro, es necesario tener una visión de largo plazo en las inversiones, lo que demanda entender la correlación entre la emergencia climática y la pandemia actual. Ejemplos de esta visión son inversiones en sistemas públicos de salud o infraestructura más resiliente. De este modo, las inversiones deben incluir variables socioambientales desde su formulación. Pese a ello, la crisis actual no educará a inversionistas automáticamente en la necesidad de inversiones más sostenibles. Las crisis recientes no generaron cambios sistémicos y algunas prácticas empeoraron en el afán compensar las pérdidas. Es necesario un compromiso continuo de empresas, instituciones financieras e inversionistas, en las cuales se demuestre que la integración de los temas socioambientales en las decisiones de inversión aumenta la sostenibilidad financiera y beneficia no solo a los inversionistas, sino a toda la sociedad. Recomendado: Bolsa chilena implementó modalidad para transar acciones colombianas En resumen, hay información sobre las potenciales crisis futuras y cómo evitarlas. Sin embargo, la efectividad de las soluciones es menor cuando son desarrolladas para responder a situaciones en curso. Así, la analogía de “más vale prevenir que curar” aplica para las finanzas: más vale invertir en la sostenibilidad que especular en la crisis. * Jefe de Operaciones para Latinoamérica y Caribe de Sitawi.