El 2019 marcó un récord de flujos hacia estrategias de inversión que consideran criterios de sustentabilidad, (medioambiente, responsabilidad social y gobierno corporativo). Si bien la inversión sustentable existe hace décadas, solo recientemente ha ganado volumen, pasando los activos invertidos bajo esta modalidad de menos de US$3 billones a fines del 2010 a casi US$30 billones a fines del 2019. Con el impacto de la covid-19 se pensó que este crecimiento se detendría y que los inversionistas se centrarían —con justa razón— en la capacidad de las empresas para ajustarse a los desafíos de este nuevo entorno, dejando la sustentabilidad para tiempos más calmos. Sin embargo, para asombro de muchos, ocurrió todo lo contrario. Y por buenas razones. Principalmente, la pandemia aceleró algunas tendencias que ya venían en curso, como ver en los riesgos de cambio climático claros riesgos financieros. Hoy ningún inversionista responsable puede dejar fuera en su análisis esta dimensión que afectará flujos futuros, ya sea por obsolescencia tecnológica o por sanciones de regulaciones cada vez más exigentes. Puede interesarle: ¿Por qué BlackRock prefiere las acciones de Europa? La novedad vino por el lado de la responsabilidad social, en su capacidad de atender varios grupos interesados por parte de las empresas, más allá de solo sus accionistas. Precisamente han sido las que han mostrado mayor resiliencia en medio de esta crisis no solo en sus operaciones, sino también en el precio de sus activos financieros. Si bien ha transcurrido poco tiempo para conclusiones decisivas, varios puntos sustentan esta mayor adaptabilidad. La pandemia ha puesto a prueba la capacidad de las empresas de cimentar su capital reputacional. Los que han invertido en el bienestar de sus trabajadores han ligado un mayor grado de compromiso por parte de ellos. Los que han construido relaciones de cercanía con sus proveedores —muchos de ellos pymes— han visto menos disrupciones operativas, mejorando su preparación para la reapertura económica. Asimismo, el foco en el largo plazo y la capacidad para mirar más allá de los accionistas que caracterizan a las empresas con mayor foco en sustentabilidad suele coincidir con que tienen estados financieros más sólidos, haciéndolas más resilientes a las turbulencias financieras. Este 2020 no solo se observa que los activos financieros de estrategias sustentables siguen creciendo, sino que también han demostrado mejores rentabilidades. *Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock Le puede interesar: A BlackRock le preocupa el futuro del mercado de acciones latinoamericano