Yael Oaknín estudió ingeniería en Madrid, se acostumbró a un entorno profesional en el que la mayoría son hombres y se sorprende cuando, como en esta oportunidad, la mayoría de asistentes son mujeres. Sin embargo, Oaknín asegura que siempre ha ignorado los obstáculos adicionales que enfrentan las mujeres como ella que emprenden y hacen su carrera en un ecosistema dominado por hombres. Por ejemplo, que los emprendimientos liderados por mujeres tienden a recibir menos apoyo y financiación, pese a que la evidencia también demuestra que ellas generan mejores rendimientos. La CEO de Adventurees también sabe que para los emprendimientos es difícil lograr una adecuada financiación y que uno de los obstáculos para encontrar inversionistas es la baja liquidez que pueden tener estas inversiones. Por esa razón, en los últimos días, su Plataforma de Financiación Participativa lanzó Token City, un modelo que busca ‘tokenizar‘ activos financieros para aumentar su liquidez y su posibilidad de negociación en todo el mundo. Recomendado: ¿Qué pasó con las criptomonedas en 2020? Oaknín explica que, dado que la ‘tokenización‘ mediante blockchain es una manera de representar digitalmente un activo financiero, “se está representando mediante una tecnología avanzada un derecho que existía en papel. Otro beneficio es que se está fragmentando y cada uno de sus pedazos, que se llaman tokens, se los puedes dar a cada uno de los prestamistas. Lo más importante es que ese token está en un móvil, en propiedad del inversor mismo y, por la propia tecnología, es muy fácil de transferir”. Al hacer más fácil su transferencia, aumenta la liquidez de estas inversiones y las posibilidades de transarlas en mercados diferentes a su país de origen, con una tasa de interés y un valor atados al activo financiero real que representan y a su comportamiento en el mercado tradicional. La tarea de Token City es definir “lo que va a representar económicamente un token, pero una vez definido se hace el traslado a blockchain (que se hace con tecnología) con un pedazo de código que se llama smart contract. Este dice qué es lo que tiene ese token y cómo va a funcionar su transmisión”, explica. Puede interesarle: América Latina tiene el 7% de la participación mundial en criptomonedas Su CEO, Yael Oaknín, recuerda que esta industria naciente tiene potencial para ser “un mercado de US$1,5 billones solo en Europa de aquí a tres años”, según algunos estudios. Por esta razón, asegura, la regulación tiene que moverse tanto en Europa como en América Latina y Colombia, donde apenas existe un sandbox regulatorio para el sistema financiero. Desde su experiencia en España, Oaknín señala que “la regulación siempre va atrás, este tema es muy difícil de definir y, cuando algo es muy difícil de definir, también es muy difícil de legislar (…) Los reguladores están haciendo un lío y por eso están atrasados, pero debería evolucionar”. Agrega que “el regulador, con todo lo que es comercializar valores, siempre ha sido muy prudente por miedo a que los pequeños inversores puedan poner su dinero en estafas, pero en la medida en la que establece mecanismos y la que se está emitiendo un activo que tiene ciertas garantías de ser fiable, allí ya se está protegiendo bastante al inversor”. Lea también: FMI confía en que monedas digitales pueden democratizar servicios financieros