Este año ha sido uno de los más movidos para el dueño del grupo económico más grande del país. Los continuos movimientos en sus empresas, que han mojado prensa a lo largo del año, han convertido a Santo Domingo en uno de los personajes del año. En los últimos 12 meses se dieron los timonazos más drásticos para poner la casa en orden. Detrás de la desaparición de El Espectador como diario —que fue un duro golpe a la sicología del país— hay una agresiva estrategia para reorganizar las empresas y concentrarse en los negocios que mejor saben hacer. Y como la cerveza es uno de ellos, será la punta de lanza de su proceso de expansión. Luego de comprar la Cervecería Nacional de Panamá, Bavaria tiene el ojo puesto en varias de estas empresas del continente. En el caso de negocios que no son estratégicos, como la Corporación Financiera del Norte, se han dejado naufragar. Otros, como el de la fusión de Avianca y Aces, más por mutua necesidad que por una jugada maestra, siguen pendientes.Todo este revolcón empresarial es producto de una nueva generación de ejecutivos, encabezados por Alejandro Santo Domingo (hijo de Julio Mario), que ha asumido las riendas del Grupo y que tiene la meta de sacar adelante las empresas en medio de la crisis. Esta nueva ola de ejecutivos se mueve mucho más dentro de los criterios de eficiencia, calidad y bajo perfil y menos dentro de los terrenos pantanosos del poder, la política y la pantalla, como ocurría en el pasado.