En una habitación de hotel, mientras su novia Courtney Love dormía, Kurt Cobain preparó una jeringa con heroína y se la inyectó en el brazo. Horas después Love se despertó y lo encontró en el piso, rígido, con la piel verdosa y sin poder respirar. Aterrada, le echó agua fría en la cara y le practicó primeros auxilios durante varios minutos, hasta que lo escuchó jadear. El cantante de Nirvana sobrevivió aquella madrugada a la primera de varias sobredosis por heroína, una droga que había jurado no probar jamás. Tres años después, el 5 de abril de 1994, se pegó un tiro en la sien. Han pasado 20 años desde su muerte y su figura está más viva que nunca. “Pocos personajes en la historia de la música moderna han tenido tanto impacto como Kurt. Aún hoy puedo escuchar la huella de Nirvana en la radio –explicó a SEMANA Charles R. Cross, biógrafo de Cobain y reconocido crítico de música–. Lo más interesante es el amplio impacto que tuvo en otras áreas, como la moda y el hip hop”. El mismo día de su sobredosis, Nirvana –el grupo que Cobain había formado cuatro años antes con Krist Novoselic, al que se unió Dave Grohl en 1990– había llegado a su cumbre: tocaron en Saturday Night Live, y con su canción Smells Like Teen Spirit destronaron a Michael Jackson del número uno de la lista Billboard. El show de Nirvana en SNL marcó un hito, pues fue la primera vez que una banda de grunge tocaba en televisión nacional. Ese fin de semana, además, el álbum Nevermind se convirtió en el más vendido en Estados Unidos. La fama había llegado y el guitarrista la recibió con una sobredosis que parecía más un intento de suicidio. El líder de Nirvana nació el 20 de febrero de 1967 en Aberdeen, Washington. Sus padres, Donald y Wendy, se casaron recién al salir de bachillerato y lo tuvieron poco después. Era una familia de clase media baja: su padre trabajaba en una gasolinera y frecuentemente debía pedir dinero prestado a sus familiares. Cobain recordaba su infancia como una época feliz, hasta que sus padres se divorciaron cuando él tenía 8 años y la familia se separó. Descubrió su talento musical desde pequeño. Según una de sus tias compuso su primera canción en piano cuando apenas tenía 4 años. A los 14 le regalaron una guitarra, en la que tocaba las canciones de rock & roll que había escuchado mientras crecía. Los Beatles fueron su primera influencia y más tarde la banda de rock alternativo Pixies impactó su manera de escribir. En último año de bachillerato Cobain se retiró del colegio y conoció al bajista Novoselic, con quien creó Nirvana en 1987. Durante algunos años dieron conciertos pequeños, hasta que lograron sacar el álbum Bleach con una disquera local. Pero al firmar con DGC, un sello mucho más grande, grabaron Nevermind, el disco que dispararía su fama. Por esa misma época conoció a Courtney Love, con quien se casó en 1992 y tuvo una hija, Frances. El músico tenía una relación de amor y odio con el éxito: había soñado con ser famoso pero, al lograrlo, actuaba como si fuera su peor pesadilla. Se quejaba de los elogios de los críticos, pero leía sus reseñas una y otra vez. Decía que le molestaba la atención que recibía en el canal MTV, pero llamaba a su mánager constantemente a preguntar por qué no pasaban sus videos más a menudo. También decía odiar que el público le pidiera Smells Like Teen Spirit en los conciertos. Su adicción a la heroína lo ayudaba a aplacar esos sentimientos encontrados y a mitigar un dolor estomacal crónico que sufría desde joven. Al final, la mezcla de todo fue mortal. Poco antes de suicidarse en su casa en Seattle, Cobain estuvo 20 horas en coma por otra sobredosis. Ingresó a un centro de rehabilitación, pero luego se escapó y tres días más tarde la Policía encontró su cuerpo. Su actitud de famoso torturado atraía a miles de jóvenes que sentían que los interpretaba. Después de su muerte, ese magnetismo aumentó. Como explica su biógrafo, quien tuvo acceso a los diarios del cantante y a su carta de suicidio, su magia estaba en su capacidad de conectarse con el público: “Tenía una voz narrativa única: te hacía sentir que te estaba hablando directamente a ti. Esa es una conexión que solo un gran músico puede lograr”. El pelo largo y sucio, las camisetas viejas y los jeans destrozados en las rodillas eran la pinta emblemática del despreocupado intérprete. “No puedo imaginar cómo reaccionaría si entrara a una tienda y encontrara que los ‘jeans’ rotos están de moda”, dice Cross. Hoy hasta las más prestigiosas marcas venden ese estilo como lo más chic y miles lo compran sin sospechar quién lo inspiró. Las novedades que Nirvana introdujo en la música, en cambio, son más evidentes. “Transformó la naturaleza de los temas que una canción pop podía abarcar al abrir el espectro e incluir el conflicto interno del artista”, explica Cross. Apenas tenía 27 años cuando murió, pero ya había logrado cambiar por completo los conceptos musicales de la época. El grunge surgió como una reacción al pop y planteó un sonido más auténtico, menos producido. El cantante no solo representa la inspiración de ese cambio, sino la voz de toda una generación. Y Smells Like Teen Spirit fue su himno. Por eso, para muchos, la década de los noventa comenzó realmente aquel día de 1991 en que la canción llegó al número uno de Billboard. Cobain se convirtió en un ícono tanto por su talento, su carisma y su legado como por su muerte temprana, que lo dejó congelado en su mejor –y peor– momento. Los dioses mueren jóvenes.