Jorge Velosa regresó después de tres años para presentarse en un gran teatro de Bogotá y habló del auge que ha tomado su música en el país. Semana: ¿En qué andaba, que no lo habíamos vuelto a ver por Bogotá? Jorge Velosa: Estamos en el anteproyecto de un nuevo disco que sería el 21, pero apenas estamos maqueteando. Vamos a festivales sobre todo en la zona andina, pero no es extraño que vayamos a la Costa. Nos pidieron apoyar el Referendo por el Agua y nuestro grupo aportó una canción en ese disco, La gotica de agua. Y el mes que viene vamos para Medellín, al Gran Concierto Nacional. Semana: Tener 20 discos es un récord para un artista colombiano. Si siguen así, van superar a las Hermanitas Calle J.V.: Aunque venimos del mismo barro, no es lo mismo pocillo que jarro. La carranga es un elogio a la vida, no es tan despechante. Nuestro objetivo no es vender aguardiente. El mérito no son los 20 discos ni los 30 años de vida pública, lo más bonito es que todas las canciones son propias, originales. Dejamos siquiera una docena de canciones que ya son patrimonio de la gente y del país, Julia, La cucharita y otras. Semana: ¿Y no se cansan de cantar esas mismas canciones en cada presentación? J.V.: El día que uno se canse, debe bajarse de la tarima. Esas canciones marcaron la vida musical del país. Es arrogante pero cierto. Hay muchas otras canciones que la gente empieza a acoger, sólo hay que esperar a que se canten y se decanten. Semana: ¿Qué es el carrango? ¿De dónde salió esa palabra? J.V.: Con ese nombre nos adelantamos a los rockeros de ahora que son muy atrevidos. El carrango es un animalito viejo o enfermo. En la sabana cundiboyasence se le llama carranguero al que compra animales así para vender su cuero o si sirve algo de la carne. La palabra ha evolucionado y su significado cambió, pero antes era muy fuerte. Pasó como con la palabra “chimba”. Semana: ¿Cómo ve el panorama de la carranga? ¿Tiene futuro? J.V.: Los grupos de ahora son integrados por gente joven. La carranga se hace hoy en casi todo el país, ya no es una cosa única de Boyacá. Hay carrangueros en Antioquia, en los Llanos, en el occidente del país. Semana: Hablando de jóvenes, ¿cómo le parece esa fusión de carranga rock que están haciendo varios jóvenes en Tunja, como el grupo Velo de Oza? J.V.: Es una búsqueda interesante. Esperemos a ver cómo les va con la gente. Por allá en la tierrita de uno se hacen cosas muy veredales, que no se conocen tanto, pero que se hacen con mucha calidad. Y 30 años después, ellos están haciendo lo mismo que nosotros en nuestro momento, retomar ritmos. En unos años, si la pegan, otros seguirán la cadena.