La menopausia no solo trae el fin de la vida reproductiva de las mujeres. Con ella llegan los calores y sofocos, los cambios de ánimo repentinos, la sudoración nocturna, la disminución del apetito sexual, el agotamiento y otros síntomas que reducen drásticamente su calidad de vida. Pero gracias a una técnica revolucionaria desarrollada por expertos de categoría mundial, las mujeres podrían retardar este momento hasta por 20 años.

La técnica, conocida como preservación criogénica del tejido ovárico, tiene dos fases. La primera consiste en hacer una cirugía laparoscópica para cortar una porción del ovario y luego preservarla a temperaturas de menos 150 grados centígrados. La segunda fase sucede cuando la mujer empieza a llegar a la edad de la menopausia, entre los 49 y 55 años.

En ese momento los expertos descongelan el tejido extraído y lo vuelven a trasplantar en el ovario o en otro lugar del cuerpo con buen suministro sanguíneo, como las axilas. Preservado en esas condiciones, según los expertos, el tejido será más joven y podrá producir las hormonas necesarias para evitar la menopausia. Con este truco la ciencia engaña al reloj biológico.

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El tiempo que retardaría la menopausia depende de la edad en la que a la mujer le remueven la porción de ovario y vuelven a ponérsela. Si comienza el proceso a los 25 años, podría demorarlo hasta 20 años; pero si lo hace a los 40, solo lograría 5 años.

El procedimiento cuesta entre 3.000 y 7.000 libras esterlinas (entre 12 y 29 millones de pesos colombianos) y solo lo ofrecen a mujeres menores de cuarenta años en una clínica privada en Gran Bretaña conocida como ProFam. En esa prestigiosa clínica trabaja Simon Fishel, uno de los expertos que hizo posible la fertilización in vitro y que, de hecho, permitió hace 50 años el nacimiento de Natalie, la primera bebé probeta.

Hasta el momento solo una decena de mujeres se ha sometido al procedimiento, que tarda 30 minutos. Una de ellas (Louis Dexter) ha manifestado a diarios británicos como The Times, que “el procedimiento le ha cambiado la vida”. Los médicos han aclarado que, aunque podría prolongar los años fértiles de la mujer, la idea no es promoverla para que las mujeres tengan hijos a los sesenta años, sino para evitar las molestias que genera esta etapa de la vida.

La menopausia comienza cuando los ovarios dejan de producir hormonas como el estrógeno y la progesterona. “En términos exactos, es la ausencia de menstruación durante 12 meses”, explica Adriana Camero, médica y presidente de la Asociación Colombiana de Menopausia. Según la experta, algunas mujeres tienen suerte y no presentan ningún síntoma, pero alrededor del 60 por ciento tiene una o más molestias.

Los síntomas más comunes consisten en sofocos y calores que pueden durar desde segundos hasta minutos. En algunos casos las mujeres los padecen solo al principio de la menopausia; “no obstante, algunas de 70 aún preguntan cuándo se les va a pasar. Eso las agota”, dice la experta. Tal vez uno de los mayores inconvenientes es que el impulso sexual decae, la pared vaginal se adelgaza y deja de lubricar por la falta de estrógenos. “Todo eso hace que su vida sexual se altere totalmente”, explica Camero.

Pero una cosa son estos síntomas agudos y molestos y otra las consecuencias a largo plazo en la salud que llegan por la falta de estrógenos. Por un lado, está el efecto en los huesos, pues la menopausia aumenta el riesgo de osteoporosis, pero también aumenta el de infartos y derrames.

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Ante ese panorama, habría beneficios muy claros en postergarla, especialmente ahora que la gente vive más tiempo. “El promedio de vida de las mujeres colombianas subió a 82 años –dice Camero– y lo más probable es que vivan más en este estado que en etapa fértil”. El cálculo de Fishel es que las mujeres pasarán de 30 a 40 años en menopausia.

Para apaciguar esos síntomas y proteger el organismo del deterioro, anteriormente la mayoría de las mujeres recibían terapia de reemplazo hormonal. Pero un estudio presentado en 2003 cambió las cosas al encontrar que esta solución podría ocasionar mayor riesgo de cáncer y no proteger el corazón como se esperaba. “Ese fue el comienzo de la hormonafobia”, dice Camero, una situación que aún perdura a pesar de que más tarde otros investigadores revisaron el estudio en cuestión y observaron errores metodológicos que sesgaron el resultado.

Nuevas investigaciones han establecido que hay una ventana de oportunidad de 10 años para tomarlas en pacientes sanas. A pesar de esto, muchas no quieren hacerlo porque prevalece la idea de que las hormonas son malas. Según Fishel, muchas mujeres que no pueden o no quieren tomarlas estarían interesadas en su innovador procedimiento.

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Ya existe una versión de la técnica de Fishel para mujeres que han tenido cáncer y quieren preservar su fertilidad. En estos casos, antes de iniciar el tratamiento a estas mujeres les remueven parte de un ovario, la congelan y, más tarde, cuando quieran tener hijos, la implantan de nuevo al lado de las trompas de Falopio. Pero esta sería la primera vez que la técnica se pondría a disposición de mujeres sanas solo para demorar la menopausia.

En la clínica que ofrece la técnica hay 9 casos de mujeres entre los 22 y 36 años que han recibido el tratamiento. Una de ellas es una madre de 34 años que quiere evitar la terapia de reemplazo hormonal en el futuro. Otra de ellas tuvo una histerectomía (remoción del útero) debido a un caso severo de endometriosis. Con el procedimiento evitó los síntomas de una menopausia prematura.

Algunos expertos han aplaudido el hallazgo, pero advierten que aún queda por verse si es una opción segura y efectiva. Como dice Camero: “Lo importante es que haya nuevas oportunidades para mejorar la calidad de vida de las mujeres en esta etapa”. Solo el tiempo dirá si supera a las opciones que ellas tienen hoy.