Cada día soy testigo con más asombro del dolor y el desgarramiento emocional que causa la infidelidad en nuestra dolida sociedad, me pregunto al ver tanto caos si esta epidemia se debe a un vacío existencial o a una crisis moral, sin embargo, presto mucha atención con exagerada cautela, a las consecuencias catastróficas a nivel emocional, relacional y familiar que esta epidemia está causando. Un estudio del Journal of Couple and Relationship Therapy asegura que entre un 45 y un 55% de las mujeres casadas son infieles. En un estudio sociológico de la Universidad de Chile (UC)-Adimark se demostró que las nuevas generaciones, tanto de hombres como mujeres, condenaban más la infidelidad que los adultos maduros. Es decir, los jóvenes no quisieran sufrir lo que muchos de sus padres viven en silencio. En momentos muy dramáticos y dolorosos, en los que he acompañado a personas presas emocionalmente de la infidelidad, he sentido su dolor, su angustia y su confusión, quienes con lágrimas a borbotones me han expresado: “si hubiera sabido las heridas tan profundas que esta decisión traería a mi vida y a la vida de los demás, me hubiera contenido y no hubiera caído en la tentación que ahora me ata y encadena mi vida” pero ya el daño está hecho… La infidelidad teje eslabón tras eslabón cadenas de hierro pesadas, que oxidan el alma y encarcelan el espíritu. Se ha convertido en una epidemia, que como la gangrena va matando los tejidos orgánicos del amor, produciendo heridas sangrantes y ulceradas, que al final se infectan y son difíciles de curar. Daniel es un joven consultante de 28 años, me encontraba haciendo un scanner de su alma para detectar las heridas de su historia, que aún se encontraban activas, el motivo de su consulta era su inestabilidad emocional, su profunda soledad y su incapacidad para construir vínculos emocionales estables y maduros que nutrieran de sentido su mundo emocional. Empecé a bucear en su biografía, encontré conflictos familiares, su padre era un adulto con comportamientos de adolescente con, conductas relacionales y emocionales inmaduras, tenía una historia de adulterio recurrente, dos matrimonios fallidos por infidelidades de su parte y otras por parte de su pareja, su madre también tenía en su historia dos matrimonios fallidos. Daniel: pregunté - ¿Cómo quisieras verte en unos años, para lograr tu felicidad y tu plenitud? Llevo sus manos a su cabeza y exclamó con desasosiego y desesperación: “Desde chiquito he sufrido miserablemente las consecuencias de las malas decisiones de mis padres, ellos jamás comprenderán cómo su conflicto de pareja no resuelto han maltratado mi corazón, con su inestabilidad emocional y su falta de compromiso para mantener unida a nuestra familia”. Quiero con todas mis fuerzas diferenciarme de mis papás y no cometer sus mismos errores, quiero ser capaz de ser fiel, quiero madurar y elegir a una pareja comprometida con mis mismos valores, quiero tener hijos y darles el hogar que mis padres irresponsables e inmaduros no fueron capaces de darme, causando en mi esta soledad en la que vivo. Tengo tanto miedo de amar y del compromiso, que me siento incapacitado de lograr lo que tanto sueño, ser lo opuesto a ellos. Luis y Camila: pregunté: - “Ustedes llevan 5 años viviendo una doble vida, engañándose primero a ustedes mismos, después a sus cónyuges y peor aún a sus hijos, quisiera que ustedes visualizaran por dos minutos, la catástrofe y la devastación emocional que causarían si hoy regresaran a sus hogares después de sus cotidianos encuentros clandestinos y encontraran a sus hijos esperándolos, en el comedor de sus casas, con evidencias claras y contundentes de la relación ilegítima que ustedes están viviendo… … ¿estarían preparados para mirar a sus hijos y a sus esposos a la cara y darles una justificación válida de sus decisiones y acciones? Ambos se estremecieron de temor y de culpa, expresando una angustia bañada en vergüenza y arrepentimiento, imaginando que su infidelidad fuera descubierta. Si usted se encuentra en estos momentos atrapado en una situación de infidelidad, lo invito a que pause su vida y sus impulsos emocionales desbordados y reflexione por un instante: Quizás usted ya no ama a su pareja como antes, quizá cuando usted escuchó “hasta que la muerte los separe” no tenía la madurez suficiente para saber a que se estaba comprometiendo, quizá su pareja ha cambiado tanto que le hace daño su nociva manera de amar, quizá la rutina y el aburrimiento han tocado a su puerta, todas estas realidades son válidas y humanamente genuinas; lo que no es válido es que usted no tome la decisión que le está gritando su alma que tome. Cuando usted atropella sus valores, cuando usted vive intentando engañar a su consciencia, cuando usted traiciona su dignidad y la dignidad de quienes ha amado o cree amar aún, bien sea su pareja, sus hijos o las personas de su entorno, es imposible que encuentre su plenitud y su felicidad. Usted podrá experimentar una felicidad pasajera y fútil durante sus encuentros y conversaciones clandestinas, usted y su amante podrán sentir que están amando como nunca habían amado jamás y que esta vez si tocaran el cielo con las manos, pues su amante aparentemente posee las cualidades que su pareja legítima no tiene, todo esto puede llevarlo a arrasar con su familia o con su pareja, sin embargo todos sin excepción tenemos luces y sombras, y tarde o temprano su sombra estará frente a frente con la sombra de su amante y ahí es cuando tanta ilusión y tanta belleza empieza a nublarse de nuevo, como en su otra realidad. No existen relaciones totalmente luminosas, no existen amores totalmente perfectos, los amantes un día dejarán caer sus máscaras románticas perfectas y se encontrará cara a cara con una persona como todas, llena de defectos y debilidades. Evítese y evíteles a quienes ama tanto dolor, viva una vida desde su dimensión espiritual y reflexiva, no desde sus impulsos biológicos, ni engañándose con ilusiones impregnadas de un romanticismo cínico, que destruye a quienes están en su vida de modo paralelo. Si ya no quiere estar en una relación, sea honesto y ético, párese estoicamente frente a su pareja, sea valiente y sincero, hable con la verdad y salga por la puerta grande con su frente en alto y su dignidad por delante; no espere a que le descubran su mentira para tener que salir entonces por la puerta de atrás como un bandido, dejando solo huellas de dolor y desolación. ¿Cómo quiere ser recordado por sus hijos, por su expareja, su familia y por la sociedad? Empiece entonces a vivir en coherencia con lo que le pide su alma. Mis píldoras para esta semana: Los conflictos familiares necesitan de su alma y de su consciencia plena, no de sus argumentos ni de sus justificaciones. Evoque mejor la escucha activa y empática, para ponerse siempre en los zapatos del otro. Al tener contacto directo con sus errores y defectos comprenderá cómo lastiman su vida y la vida de quienes lo acompañan. Reconocer esto es el primer paso hacía la madurez emocional y hacia la transformación. Sígueme en todas mis redes sociales como: @paulalopezescritora Paula López Espinosa Autora de literatura espiritual Penguin Random House