Frente a la presentación en sociedad en Colombia en estos días en Medellín de un partido de derecha, con una agenda e ideología especifica, un glosario discursivo acorde al sustrato político del proyecto, con la intención de poder firme, me pregunte como está la izquierda en Colombia, que pasa con ella cual son sus opciones de poder.
La historia de la izquierda en Colombia ha estado siempre enmarcada por la exclusión del espectro político tradicional, por las elites que ostentan el poder. Su origen es paralelo con los procesos sociales intensos que vivió el país desde 1920. Nació con la reverberación de las ideas socialistas en el mundo después de la revolución Rusa. Con la revolución en marcha y la reforma hecha por López Pumarejo en el 1936, salta a la palestra en el panorama político con plena legitimidad. Se ha caracterizado por tener una multiplicidad de matices ideológicos y estar ligada al partido comunista. La academia y una clase intelectual connotada jugaron un papel importante y aportaron al país investigaciones revisionistas de carácter histórico y en temas sociales que hoy son textos de estudio muy valiosos. Su participación en el poder ha sido poca, sus actuaciones en cambio son relevantes en el campo social. Aun así, en los últimos años han manejado y obtenido triunfos electorales y algunas curules en el congreso que le han permitido asumir una oposición seria y ejercer un control político acorde con su ideario.
La historia política de la izquierda ha sido trágica. Le han eliminado y asesinado sus líderes más importantes. El fascismo de este país, los grupos paramilitares y una derecha recalcitrante se dieron el gusto de acabar con un partido en pleno, más de cinco mil miembros de la UP, lo que constituyó el peor genocidio político de este país; le asesinaron tres candidatos a la presidencia en plena campaña; todas las semanas, léase bien, todas las semanas desde hace muchos años, aparecen noticias sobre el asesinato de sindicalistas. Políticamente hablando su peor problema ha sido los enfrentamientos entre sus miembros. Cuando han sido alternativas de poder, siempre aparece un revanchismo típico de la izquierda, un enfrentamiento entre las líneas de poder alrededor de concepciones de estado y la politiquería de la cual no es ajena.
A una entrevista hecha a Fabio López de su libro: “Izquierdas y cultura política” a la pregunta si existe una izquierda en Colombia, respondió:
“Sí existen las izquierdas en Colombia, dispersas, fragmentadas, confundidas en una búsqueda no todas las veces afortunada; una cosa es que vengamos de una derrota, pensada internacionalmente, de las izquierdas, un retroceso enorme del movimiento obrero, un desprestigio de las ideas socialistas, y otra cosa es la desaparición de las causas, de las razones estructurales que motivan a nivel internacional y nacional unas ideas de izquierda, unas raíces y unas justificaciones, para apelar al rescate o mejor dirfarenacimiento-reestructuración, un nuevo comienzo de unos planteamientos de izquierda en Colombia.”
El polo democrático, ha jugado un papel preponderante en los últimos doce años como partido de izquierda. Antes lo hizo el M-19, quien desapareció por sus luchas internas irreconciliables. El polo ha ganado la Alcaldía de Bogotá varias ocasiones, es el único partido de oposición y tiene una organización de partido. El problema más serio que enfrenta hoy, es su propia división. Es un hecho que en los últimos años han desertado personas de suma importancia y el movimiento se ha quedado con la línea más radical. No se explica cómo el polo repite la historia nefasta de todos los movimientos de izquierda, mueren por sus contradicciones internas.
La última decisión del polo fue la expulsión del partido comunista por el apoyo que le dio a la conformación de la marcha patriótica, que según el ministerio de defensa fue patrocinada por la FARC. Esta decisión le quita dos curules en el congreso, a esto se le suma la deserción de Camilo Romero, Luis Carlos Avellaneda y Jorge Guevara, que se sumaron al movimiento del alcalde Petro.
Estamos en una crisis de partidos muy grave. Los partidos tradicionales sobreviven gracias a la burocracia, al manejo de las cuotas en los últimos gobiernos, pero dejan mucho que desear como partidos desde la perspectiva ideológica y organizacional. Los partidos nuevos: el verde, los de centro, los de derecha, se están jugando muy en serio para las próximas elecciones, pero aún les falta mucho pelo para moño, como dicen las señoras. Ojala la izquierda no sea inferior al momento histórico que le corresponde hoy. No son sanas sus divisiones, ojala no sea inferior a sus expectativas.