En las profundidades de los Llanos del Yarí el acuerdo de paz se sigue abriendo camino. Faltan poco más de cinco días para la firma final en Cartagena, y las FARC continúan ultimando detalles para hacer su tránsito a la vida civil.La cita es en las entrañas del Bloque Oriental. Allí, un puñado de hombres delinea el camino que seguirán los miembros del grupo insurgente una vez empiece a dejar las armas. La vocería no sólo la tienen los miembros del Secretariado, comandados por ‘Timoleón Jiménez’, sino también los más de 200 delegados que participan de la décima y última conferencia guerrillera.A puerta cerrada y en sesiones de ocho horas diarias, las FARC refrendan el acuerdo al que llegaron con el Gobierno para ponerle fin a la lucha armada y definen las estrategias que proyectarán para su organización como movimiento político con la paz en el horizonte.Al son de joropo, en un extremo de la ciudadela, está Fabián Ramírez, Iván Márquez y William Ayala -el joven que recientemente se encontró con su mamá-. Todos participan del agasajo diario que programó el Secretariado para alentar a la tropa que pronto dejará de serlo.Centenas de guerrilleros se concentran a diario y con silla en mano, frente a la multitudinaria tarima. Allí, en medio de la celebración está Mónica con su compañero. Lleva 21 años en la guerrilla, y un par de años con Giovanni.A las FARC entró muy joven, “pero por decisión propia”, dice. Igual que otros de sus compañeros, el camino de las circunstancias definió su ingreso a las FARC. “Había mucha injusticia con las mujeres. Los hombres se las llevaban a convivir y las dejaban con dos o tres hijos. Las maltrataban, eso me indignaba”, argumenta Mónica sobre las razones que la llevaron a adentrarse en la selva.La vida es otra desde que están en tregua. No duerme donde la coja la noche sino que ha tenido tiempo para ‘engallar’ su cambuche. La cama, el improvisado armario y el comedor que adornan el lugar con madera finamente tallada, se soporta en una de las tantas ruinas que quedaron en la zona cuando se dio el despeje en el Caguán, en las frustradas negociaciones de paz del expresidente Andrés Pastrana.Al igual que Mónica, la guerrillerada que se mezcla entre los cambuches con periodistas nacionales e internacionales aguarda para las conclusiones finales y un anuncio histórico: la disolución de la guerrilla más vieja del continente.Atrás quedó la clandestinidad, pero se mantiene el mismo hermetismo. Han pasado cuatro días desde cuando empezó la conferencia y los detalles que se conocen son pocos. Terminó el encuentro con los delegados de los frentes, pero las comisiones siguen sesionando. “La de conclusiones generales, la de tránsito a la vida civil, la de finanzas, comunicación, aspectos internacionales y género”, detalló en rueda de empresa este miércoles el ‘Médico’, Mauricio Jaramillo.Su reporte, como lo han hecho los demás delegados a lo largo de la semana, tuvo como columna vertebral el tema ambiental. Puso sobre la mesa la discusión sobre La Macarena (Meta), aunque no fue preciso en la posición que vaya a tener el partido que surja sobre las sospechas de explotación petrolera en la zona, el punto de los cultivos ilícitos sigue dejando un sin sabor. En el proceso de sustitución “hay muchos negocios de por medio” como el de las grandes “multinacionales de los químicos”, dijo. Hay expectativas, pero también temores. No sólo de cara a los puntos de la agenda sino también a nivel personal. “A nosotros nos pintaban flacos, mechudos y sin educación, pero las cosas no son así. Uno llega aquí y le enseñan a leer, escribir, multiplicar. A mí me dicen. ‘yo me imaginé que ustedes eran otra cosa: terorristas, matones’. Ves, ahora podremos volver a hablar con la gente que nos quiera escuchar”, señala Mónica. Su mirada enfoca el primer acuerdo de la agenda que comenzaron a negociar hace ya cuatro años el Gobierno y las FARC: la agricultura. “En mi caso y mi compañero queremos trabajar en el campo. Hay muchos niños desnutridos, alimentos traídos del extranjero y con puros químicos que hacen que las personas se enfermen. Hay que apostarle al desarrollo del campo que está sin garantías”. Todos temen que nada se vaya a cumplir o que el “Gobierno les quede mal” a la hora de la implementación, pero hay un fantasma que los atormenta y que en muchas zonas ya cobró vida: las bandas criminales. A su juicio, la reorganización de los grupos paramilitares posdesmovilización será una de las problemáticas más difíciles de sortear. “Han tomado fuerza ahora que estamos en el proceso de paz (…) los paramilitares han estado en San Vicente y a sus alrededores”, relató un miembro del frente 53. Tras más de cinco meses sin disparar, los días de los guerrilleros que desde hace varios meses se asentaron en el Yarí para preparar la décima conferencia transcurren con las armas colgadas en estacas. “La guerra surgió mucho antes de que existieran las FARC, nosotros también somos víctimas de ella (…) nuestros jefes no existían ni sus padres”, agregó Mónica. No tendrá tiempo ni la oportunidad para recuperar el tiempo perdido con su padre pero si para imaginarse otro futuro. “Murió hace poco. A lo último lo que me dijo es que quería que no desertara. A él le daba muy duro que uno se viniera para acá y lo que pasara con la imagen de la familia. Que si ya había tomado la decisión de venirme tenía que aguantarme todo. Le dije que tranquilo porque sabía qué estaba haciendo. Estoy luchando por todos”, puntualizó.*Enviada especial de Semana.com a los Llanos del Yarí.