El cineasta británico-estadounidense Terry Gilliam, conocido por sus animaciones en el show de televisión Monty Python y por realizar películas como Brazil, Las aventuras del barón Münchausen y 12 monos, anunció la semana pasada el final de la travesía fílmica más larga y agotadora de su vida. Con bombos y platillos contó en Twitter que concluyó el rodaje de El hombre que mató a don Quijote, un proceso que le tomó 17 años y muchos dolores de cabeza, pues estuvo rodeado de accidentes y mala suerte. En España, el lugar escogido para grabar la mayoría de escenas, sufrió una serie de tormentas que inundaron la grabación y dañaron los decorados. Además, el actor que en un principio debía ser don Quijote sufrió una hernia discal que le impidió montar a caballo y tuvo que ser reemplazado. Hoy, solo resta el proceso de edición y posproducción que, se espera, sea más fluido y menos traumático.