Hace 30 años, Dubai era una planicie arenosa a orillas del Golfo Pérsico, famosa por sus perlas, exportadas a todo el mundo, y por la estratégica ubicación de su puerto. Pocos podrían predecir que este minúsculo emirato se convertiría en tan poco tiempo y con el impulso de los petrodólares en el centro mercantil más importante del área y en una de las mayores atracciones del mundo. En pocas décadas, los camellos han tenido que cederles su territorio a los autos más lujosos que se pasean por autopistas magníficas en medio de edificios interminables. De ser un desierto desolado, pasó a ser la ciudad más cosmopolita de la zona, plagada de rascacielos y proyectos de ingeniería tan colosales, que por momentos hacen pensar a los turistas que están visitando una ciudad del futuro.El llamado boom de la construcción de esta ciudad comenzó gracias a los hallazgos petroleros realizados durante los años 60, pero se ha hecho visible sobre todo en la última década, con el desarrollo de proyectos excéntricos que hacen parte de un plan diseñado por la familia real para atraer capitales extranjeros y diversificar la economía para no depender del petróleo que, según proyecciones, empezará a escasear en 2010. Precisamente para ese año, el jeque Mohamed Bin Rashid Al Maktoum, emir de Dubai y jefe de esta monarquía absoluta, se ha puesto la meta de atraer 15 millones de turistas, en comparación de los seis millones que recibe actualmente. Esto explica el éxito de la aerolínea estatal Emirates, que es la empresa de aviación que más invierte en su flota: hizo el mayor pedido de Airbus 380, el avión comercial más grande del mundo, con 45 unidades (cada uno cuesta 285 millones de dólares). Además, se está trabajando en la construcción de un tercer aeropuerto internacional con 16 pistas que en 20 años tendrá un tráfico de 120 millones de pasajeros al año, más que en cualquier otro lugar. Aparte del turismo, la otra gran fuente de ingresos del país provendrá del sector financiero, y para eso se han desarrollado zonas de libre comercio, con bajos impuestos e incentivos empresariales. Se espera que en 2009, al menos 250 de las empresas más importantes del globo tendrán sedes en Dubai. El emirato se está preparando para convertirse en uno de los centros del mundo y hasta ahora las cosas están dando resultado, pues es considerada la ciudad con el crecimiento económico más rápido del mundo.Construyendo el futuro "El dinero es como el agua, si se mantiene estancado toma mal olor, pero si se lo deja fluir se mantiene fresco". La frase del jeque Al Maktoum sirve para entender un poco su filosofía de construir desaforadamente. Un vistazo sobre Dubai no deja lugar a malas interpretaciones. Las grúas gigantes que no paran tapizan el horizonte y miles de trabajadores, sobre todo indios y paquistaníes, que son muy mal pagos y viven en la pobreza, hormiguean por todas partes. Los petrodólares ya han financiado gran parte de la excéntrica infraestructura que parece tener como única finalidad romper todos los récord posibles (el más grande, el más largo, el primero, el más caro) y que hacen pensar que en todo este desarrollo hay una buena porción de megalomanía. Por ejemplo, Dubai no se conforma con los finísimos hoteles de cinco estrellas, y es por eso que tienen el único de siete que existe, el Burj al Arab. Es un majestuoso edificio de 321 metros en forma de vela de barco que fue construido en una isla artificial. Los precios de las suites van desde los 7.500 dólares a los 24.000 por noche. Allí hay un restaurante submarino, apartamentos panorámicos y servicio personalizado a cargo de brigadas de mayordomos dispuestas para cada huésped.Otra de las atracciones que ya es una realidad es el mayor parque nevado bajo techo del mundo. El Ski Dubai tiene el tamaño de tres estadios de fútbol y en el que se pueden practicar deportes de invierno como el esquí o el snowboard en medio del desierto. Y para aquellos compradores compulsivos, Dubai se da el lujo de decir que cuenta con el centro comercial más extenso del mundo, el Dubai Mall. Una mole de 465.000 metros cuadrados (el más grande de Colombia tiene 160.000).También hoy se puede ver casi terminada la primera de las tres islas artificiales en forma de palmera, la Jumeirah, que albergará hoteles, apartamentos y viviendas de lujo. Celebridades como el futbolista David Beckham ya apartaron su lugar. Pero como en Dubai las cosas más asombrosas están por venir, al lado de esta palmera se está trabajando en la construcción de otras dos, la Jebel Ali y la Deira, que serán dos y tres veces más grandes que la primera, respectivamente. Para construir estas islas artificiales, que, sobra decir, también son las más grandes del mundo, miles de millones de metros cúbicos de arena y piedras tienen que ser desplazadas hacia el mar, lo que ha hecho que algunos ecologistas hayan puesto el grito en el cielo. Y al lado de estas, 'El mundo' será el archipiélago artificial más grande del planeta. Serán 300 islas colocadas en forma de mapamundi en las que se erigirán mansiones y hoteles. El precio de las islas empieza en siete millones de dólares.Para completar el desarrollo costero, el Dubai Waterfront promete ser el proyecto más ambicioso de todos. Se trata de un nuevo distrito de 81 millones de metros cuadrados, un área superior a la de Manhattan, hecho a partir de islas y canales artificiales. Se convertirá en un nuevo centro financiero y turístico, y para no desentonar, se dice que será el puerto marítimo más grande del mundo.En materia de rascacielos, Dubai también está poniendo un punto muy alto en el horizonte, con la construcción de la torre Burj, de la cual todavía no se sabe a ciencia cierta cuántos metros tendrá, pero se habla que alcanzará los 800. Una monstruosidad, si se tiene en cuenta que el edificio más alto que existe en este momento, el Taipei 101, tiene 508 metros, o que la polémica torre que se está construyendo con tanta dificultad en Cartagena y que será la más alta del país apenas alcanza los 200 metros. A la lista de proyectos hay que sumarle el primer hotel submarino, Hydrópolis, que estará sumergido a 20 metros y contará con 220 lujosas suites. O el gigantesco Dubailand, que, según parece, hará palidecer a Disneyland, Six flags, Universal y todos los demás. Eso por no nombrar las estrambóticas torres giratorias que quiere construir el arquitecto David Fisher: edificios de unos 30 pisos en los que cada uno es un módulo que gira independientemente alrededor de un eje central. Estos son apenas algunos de los cientos de proyectos que en este momento se construyen en esta ciudad, que va rumbo a convertirse en la puerta de Occidente en un Oriente Medio cada vez más convulsionado y hostil a sus intereses. Aunque para muchos este desarrollo es una delirante exageración de jeques egocéntricos que no saben en qué gastar el dinero, para otros es la historia de una ciudad que se cansó de buscar perlas y decidió convertirse en una.