Algunas personas creen que la manera como comienza un nuevo año es un presagio de los siguientes 12 meses. En el caso de Britney Spears se debió prever lo que ocurriría, pues habían transcurrido sólo unos cuantos minutos del primero de enero de 2007, cuando la ex princesita del pop cayó inconsciente después de bailar por un buen rato con la mirada desviada y el maquillaje corrido. Desde entonces el mundo entero ha sido testigo de primera mano del trágico declive de quien, se suponía, sería la sucesora de Madonna. La niña de Kentwood, Louisiana, se ha convertido en el más desafortunado de los ejemplos de quienes suben como palmas y caen como cocos.Quizás al igual que el primero de enero, tenga borradas varias partes del casete de su memoria durante todo este año, y es por eso que se le han ido acabado los límites de la vergüenza. Primero vinieron las fotos en las cuales exponía sus partes más íntimas, al hacer alarde de su gusto por usar faldas cortas sin ropa interior. Ya entonces muchos ponían el grito en el cielo al ver que la joven madre, recién divorciada, dejaba a sus hijos, Sean Preston de 2 años y Jayden James de 1, para salir a rumbear todas las noches. Pero lo peor estaba por venir. Entró en menos de 15 días dos veces a centros de rehabilitación y en ambas salió en menos de 24 horas, pues al parecer habría ingresado obligada por su madre y Kevin Federline, su ex esposo. Después de su segundo escape paró en una peluquería y se rapó a la vista de cientos de fotógrafos, mientras se miraba al espejo enajenada. "No quiero que nadie me toque", decía a los empleados del local de tatuajes que fue su segunda parada. Luego regresó al centro de desintoxicación, donde permaneció un mes. Mientras tanto, su casa disquera trataba de apagar el incendio al anunciar un nuevo disco de Britney. Los fanáticos que aún tenían fe esperaban con ansias su regreso a los escenarios durante los MTV Video Music Awards 2007. Pero la presentación la hundió más. En vez de la magnífica artista, apareció una Spears lenta y subida de peso, que sólo caminó de un lado al otro moviendo los labios, a destiempo de la letra. Un par de semanas más tarde, un juez le quitó la custodia de sus hijos y por ahora ella sólo podrá visitarlos entre semana durante un par de horas. La decisión se dio después de que ella se negó a los exámenes de alcohol y drogas que le ordenó la Corte. Todos temían que tarde o temprano esto fuera a pasar, pues Kevin inició una lucha feroz en la que cada día se hacía más visible que Britney no podía hacerse cargo de los pequeños. "Tratas de ponerme de mal genio/ pues haz fila con los paparazzi/ que me están enloqueciendo/ esperan que yo arme algún caos/ y termine arreglándolo en la Corte/ ahora estas seguro de que quieres un pedazo de mí", canta ella en Piece of me, de su nuevo disco Blackout. The New York Times, The Guardian y Rolling Stone calificaron el álbum como provocativo y brillante. Tal vez quede como registro para la historia de todo lo que pudo haber logrado; de la caída de una princesa que no se coronó.