A la mayoría, durante la infancia no nos hablaron de la leche de oveja, de cabra o de búfala, y mucho menos de la de soja, y simplemente ganó la opción impuesta que nos obligó a consumir leche de vaca sin otra opción. Si ese fue el caso de alguno de nosotros, hoy en día tenemos muchas más opciones a nuestro abasto. La leche de oveja, por ejemplo, es la que más proteínas tiene y la que contiene una menor cantidad de agua. Mientras que a los apasionados de la leche gusta especialmente este tipo debido a su fuerte sabor, esto es lo que echa para atrás a mucha gente que prefiere un gusto débil, o incluso mezclado con azúcar, chocolate o café. La leche de búfala es similar a la de oveja por su alta cantidad en grasas y también en proteínas, pero contiene también más lactosa. En La India, esta es la leche preferida, pero también lo es en la elaboración de algunos quesos y cuajadas. Por su parte, la leche de cabra es solo un poco más grasa que la de vaca. Su sabor más fuerte hace que no sea tan consumida, aunque se sabe que es más fácil de digerir y es altamente recomendable para las personas con problemas gástricos o intolerancia a la lactosa, ya que contiene muy poco azúcar y caseína presente en la leche de vaca. Por otro lado, las leches vegetales cada vez son más demandadas en los comercios. La de soja es la más habitual y es muy beneficiosa en tanto contiene una larga lista de aminoácidos esenciales y es un buen refuerzo para los huesos en niños y ancianos. Este tipo de leche se obtiene de la mezcla entre agua y soja, una planta con una enorme cantidad de proteína de muy buena calidad. Se sabe que la leche de soja, además, ayuda a reducir los triglicéridos y el colesterol, debido a su nula cantidad de azúcar. Sus isoflavonas, por otra parte, previenen el proceso de destrucción de los huesos y, al contrario que las leches animales, ayudan a mantener el calcio corporal. Otras leches vegetales menos frecuentes aunque mucho más fáciles que encontrar que hace solo unas décadas, son las de avellana, arroz o almendras. La primera es idónea para embarazadas, por su cantidad de fibra y de ácido fólico y para personas con problemas de hipertensión porque tiene muy bajo contenido en sodio; la de arroz, en cambio, es particularmente beneficiosa si se ha padecido algún problema de indigestión, con vómitos y diarreas, ya que regula los niveles intestinales. La leche de almendras, por su parte, es muy rica para el sistema cardiovascular y es muy alta en proteínas. Por lo tanto, esto supone una grata noticia para todas las personas que padecen algún tipo de intolerancia a la leche, ya que normalmente suele ser a la de vaca, que es la que hemos tomado desde pequeños. La natural puede ser un excelente sustituto para nuestro hábito diario de tomar leche en el desayuno, o con algunas bebidas que podemos beber en cualquier hora del día, como té o café.