Aneth Chocontá, Maria Esperanza Fajardo y Melida Quiroga han dedicado sus vidas al café. En Caicedonia (Valle), una tierra caficultores de “pura cepa”, se posicionan como las mejores de la región. Pertenecientes a la Asociación Café Sello Mujer, estas tres mujeres superaron a 27 muestras de cafés de la zona y se llevaron las tazas de oro, plata y bronce en el concurso “Yara Champion Program de Café”, una iniciativa que resalta el esfuerzo y la labor de la mujer en el campo. En esta edición se premió la categoría de lavados tradicionales, en la que la taza de oro fue para Aneth Chocontá Cuellar, de la finca La Cumbre, quien logró un puntaje de calidad de 87.96. La taza de plata se la llevó María Esperanza Fajardo Pulido, de la finca Santa Elena, con un puntaje de 86.54, y la de bronce, Melida Quiroga, de la finca Corralito, con un puntaje de 86.21. El evento contó con la participación de Sucafina, multinacional enfocada en la comercialización de café a nivel mundial. Esta empresa comprará el café del concurso a un mejor precio que el del mercado. Los recursos serán destinados a financiar los proyectos de la Asociación Café Sello Mujer. Yara Colombia organizó esta edición en colaboración con la Cooperativa de Caficultores de Caicedonia, quienes durante un mes recibieron 27 muestras de cafés de la zona, que fueron catadas por un panel de 3 profesionales con certificación Q Grader. Ellos eligieron a los finalistas basándose en variables como la acidez, el cuerpo, el aroma y la fragancia. La Cooperativa de Caficultores de Caicedonia no solo acopió el café sino que analizó y procesó 27 muestras de los granos. En total se lograron acopiar 12.110 Kilogramos de Café Pergamino seco de las mujeres productoras. El máximo puntaje alcanzado fue de 87,96 en la escala SCAA (Specialty Coffee Association of America). Te puede interesar: Así se vive la cosecha de café más esperada en años Taza de oro:Aneth Chocontá Cuellar, finca “La Cumbre”
Foto: ©Cortesía Yara Colombia Hace 20 años Aneth conoció el campo y fue “un amor a primera vista”. Mientras trabajaba en la finca de su padre, advirtió que su sueño era vivir de la tierra y el campo. Desde entonces, trabaja la tierra hasta convertir su deseo en realidad. Esta caficultora de cuarta generación produce en su finca “La Cumbre”, ubicada en el Cañón de Aures del municipio de Caicedonia, los cafés especiales que tanto le apasionan. Cada año cosecha entre 200- 250 arrobas del grano. “Los cafés de especialidad requieren un trabajo dedicado constante e involucra también la parte emocional. Hay momentos de decepción, hay momentos de felicidad. Pero esto es un proceso largo, no es fácil, pero no hay que bajar la guardia”, cuenta. Aneth también es representante legal de la Asociación Café Sello Mujer, un grupo de mujeres caficultoras de Caicedonia, Génova y Pijaol que le apostaron a sacar adelante sus cultivos de café. “Hay un pedacito de la asociación en cada una de las mujeres”, afirma. Aneth Chocontá tiene muchos sueños, la mayoría de los cuales involucran a las mujeres de Café Sello Mujer. Su principal anhelo es que se empoderen y puedan crear sus propios procesos de estabilidad dentro de sus fincas: “Me sueño viviendo en el campo y todos mis proyectos involucran la agricultura, la seguridad alimentaria y la caficultura”. Taza de plata:María Esperanza Fajardo Pulido, finca “Santa Elena”
Foto: ©Cortesía Yara Colombia Desde niña, Maria Esperanza recorría las fincas cafeteras de Armenia recogiendo café con su padre. Desde ese momento, el amor por la tierra y el agro la motiva a diario. Junto con Pablo, su esposo, trajeron semillas de los árboles de café que llevaban casi 40 años en Mesopotamia (Armenia), hasta su finca Santa Elena. Allí, como caficultores de cuarta generación, ya cumplen 24 años sembrando café. “Estamos mejorando cada vez más nuestro sembrado. En este lugar estamos a 1840 metros de altura al nivel Del Mar. Pero cuando hablamos de caficultura de altura, llegamos hasta 2000 metros. Eso quiere decir que cada vez más estamos subiendo nuestro café ya bajo estamos colocando otros productos como plátano y aguacate”, cuenta. Aunque no está formada en el mundo del agro, María Esperanza profesa el amor por el campo. Motiva a las mujeres que quieran apostarle a la agricultura para que conozcan su pasión. “Ese es el gran valor que uno debe tener. Lo que sea que haga en la vida, amarlo plenamente, ese es el éxito”, dice. Taza de bronce: Melida Quiroga, finca “Corralito”
Foto: ©Cortesía Yara Colombia Desde 1991, Melida trabaja en la Vereda Campo Azul como dueña de un cultivo de café. Junto a sus seis hijos y su esposo, con quien lleva 38 años casada, han sacado adelante su finca “Corralito”. “A mis hijos los levanté entre café”, asegura. Su padre, cafetero de “pura cepa”, le inculcó el amor por la caficultura. Toda su vida ha vivido del café y le agradece a Dios por eso todos los días. Como una de las ganadoras del concurso se siente muy orgullosa del producto que ofrece. Lleva 3 años en la asociación Café Sello Mujer y durante ese tiempo ha recibido solo alegrías. Invita a todas las mujeres a conocer estas historias para que lleguen al campo y se enamoren tanto como ella de los cafetales y de la agricultura. Te puede interesar: El sazón ancestral de las cocineras del Cauca