En días pasados envié a esa revista mi apreciación personal sobre el comentario que hiciera la 'desaparecida' María Mercedes Carranza de la obra de Ernesto Sabato, Antes del fin. Especulando un poco, asumo que la decisión de no publicarla obedeció a un acto de defensa de los derechos de la mujer porque en el mismo me atreví a decirle que sin duda quien debió callar fue ella y no el Maestro: ¡mea culpa, pero reafirmo el comentario! Sigo considerando que el texto en cuestión deberá ser materia obligada de los estudiantes de bachillerato como en mi época lo fueron _gracias a Dios_ El túnel y Sobre héroes y tumbas. Ahora que María Mercedes, invocando un merecido recreo, renunció a su columna, lamento como muchos su decisión, al tiempo que aprovecho para ponderar sus casi siempre atinadas críticas y su edificante legado de disciplina literaria a un pueblo como el nuestro: tristemente célebre por su incultura, amén de otras quizá muy tristes 'celebridades'. Hernán Molano González Cali