La guerra, el narcotráfico, el salario mínimo, la crisis económica, la corrupción dentro y fuera de Colombia, los derechos humanos, los toros, el desplazamiento forzado, los asesinatos extrajudiciales, los diálogos de paz... Difícilmente hay un tema de la vida política y cultural del país que no haya abordado Antonio Caballero en sus "Monólogos", artículos y columnas de opinión en los últimos 15 años. 

El oficio de opinar, la más reciente publicación de la editorial Semana Libros, reúne buena parte del trabajo crítico de este periodista. Las columnas de opinión sobre el gobierno de Andrés Pastrana, en las que se exponen las primeras críticas al Plan Colombia y la fumigación de cultivos ilícitos, están acompañadas del Monólogo de un guerrillero que reflexiona si lo que está lejos es Bogotá o el monte.

Algunas páginas más adelante, Caballero cuenta la anécdota de una vendedora de aguacates cerca a su casa. Complementa la historia, que es solo un pretexto para reflexionar sobre la política, la vida de ciudad, la hipocresía y la injusticia, con el monólogo de un desplazado que resume en pocas viñetas el drama de su despojo.

La sátira juega un papel protagónico en el estilo de este analista, pero también está el humor negro, la irreverencia, las quejas con leyes, operativos, políticas y nombres propios. 

Pero no todo es político. En estos quince años, Antonio Caballero también ha sido columnista de Arcadia. Aquí ha expuesto lo mejor de su ojo crítico en la columna Mil palabras por una imagen. Cada mes, Caballero escoge una foto para describirla hasta el más mínimo detalle, incluyendo lo que se ve y lo que no. Todo tiene una explicación en un contexto específico que el columnista sabe articular con las miradas, las expresiones de las manos, los vestidos y los encuadres de las fotografías. 

Una selección de artículos escritos para la revista Soho cierran esta antología que reúne lo mejor de uno de los columnistas más leídos y respetados de Colombia. De alguna forma, leer las columnas y caricaturas de Caballero, sin importar si son del 2000 o del 2015, es un ejercicio de repaso de la historia reciente del país. Hay ahí debates que todavía no se han cerrado, casos que siguen abiertos y polémicas que los medios y la opinión pública olvidaron.Encuentre aquí más intormación sobre El oficio de opinar.